Patton. Franklin J. Schaffner.




Ficha técnica:

Título original: Patton.
País: Estados Unidos de América.
Año: 1970.
Duración: 169 minutos aprox.

Dirección:
Guión: Francis Ford Coppola y Edmund H.North, basada en los materiales 'Patton: Ordeal and Triumph' de Ladislas Farago y 'A Soldiers Story'  de Omar B.Bradley.
Dirección de Fotografía: Fred Koenekamp, A.S.C.
Música: Jerry Goldsmith.Orquestación: Arthur Morton.
Edición: Hugh S.Fowler, A.C.E. ; en  Dimension 150; color by de luxe.
Dirección artística: Urie McCleary y Gil Parrando.
Decoración del set: Antonio Mateos y Pierre-Louis Thevenet.
Efectos fotográficos especiales: L.B. Abbott, A.S.C., Art Cruickshank.
Sonido: Douglas Williams, Murray Spivack, Don Bassman, Ted Soderberg.
Asesor militar: General de la Armada de USA, Omar N. Bradley.

Maquillaje de los artistas: Del Acevedo.

Productores: Frank McCarthy y Franklin J.Schaffner.
Twentieth Century FoxFilm Corporation

Intérpretes:

Karl Manden: General Omar N.Bradley,
George C.Scott: General George S.Patton, Jr.,
Michael Bates: General Sir Bernard Law Montgomery,
Edward Binns: Mayor, General Walter Bedell Smith,
Lawrence Dobkin: Coronel Gaston Bell,
John Doucette: Mayor, General Lucian K Truscott
James Edwards: Sargento William George Meeks,
Frank Latimore: Oficial Coronel Henry Davenport,
Richard Muench: Coronel General Alfred Jodl,
Morgan Paull: Capitán Richard N.Jenson,
Siegfried Rauch: Capitan Oskar  Steiger,
Paul Stevens: Coronel Charles R.Codman.
Michael Strong: Brigadier General Hobart Carver,
Karl Michael Vogler: General Erwin Rommel,
StephenYoung: Capitan Chester B.Hansen,
...

Premios (Filmaffinity):

 1970: 7 Oscar incluyendo Mejor película, director, actor y guión
 1970: Globo de Oro: Actor en drama. Nominada a Drama y Director
 1970: 2 nominaciones al BAFTA: Actor y Sonido
 1970: National Board of Review: Mejor Película, Mejor actor 
 1970: Círculo de críticos de Nueva York: Mejor Actor (Scott)  


Sinopsis:

Película unánimemente aclamada por toda la crítica, ganadora de  8 Oscars en 1970 (Incluido el de Mejor Película), Patton es el retrato de uno de los militares más notables del siglo XX, el único oficial aliado al que temían los nazis. Carismático y excéntrico,  diseñaba sus propios uniformes, que no conseguían el visto  bueno del ejército, llevaba una pistola  en la cintura con la culata de marfil, y estaba firmemente convencido de que en otras vidas pasadas había sido un militar notable. Superó la estrategia de Rommel en África y paseó a sus tropas por Europa, pero no logró vencer a su mayor enemigo: él mismo.

Comentario:

El film de Franklin J. Schaffner es una prueba de   que, como afirma el personaje cinematográfico de Patton, Inglaterra y Estados Unidos son dos países separados por la misma lengua. La falta de raíces de los blancos, etnia que tiene el poder en  U.S.A., en su mayoría emigrantes irlandeses y segundones ingleses, y la ausencia de una verdadera aristocracia ha favorecido el desarrollo de una idiosincrasia mayoritariamente demócratica que se traduce en el respeto a su  Constitución, la verdadera religión del Estado. Este preámbulo nos sirve para enmarcar el comentario en torno a la película más anti-belicista que se ha realizado hasta el momento, a juicio de quien  escribe y sólo de esta manera se puede interpretar la revulsiva secuencia en la que el general montado a caballo da vueltas en una amplia cuadra mientras le interrogan  periodistas, corresponsales de guerra vestidos de uniforme, que le inquieren sobre el uso por parte de Alemania de armas que no precisan soldados, y el oficial altenero y soberbio, desde su elevada atalaya les responde con su visión del honor y la gloria: "¡Válgame Dios! No veo lo que hay de fantástico en matar sin heroísmo. Nada se glorifica ni se reafirma. Ni héroes, ni cobardes, ni tropas, ni generales. Sólo importarán los que queden vivos y los que hayan muerto. Me alegrará no vivir para verlo." Claro que el glorioso general ignora lo que sus soldados, esos que yacerán en grandes tumbas de soldados desconocidos, piensan del militar  al que llaman "Nuestra sangre y sus agallas", ellos ponen la sangre y él  la audacia y los redaños. Si un joven siente miedo y se bloquea lo saca del hospital y lo pone en primera fila de combate, aunque, eso sí, luego le manda un mechón de sus cabellos a la madre. ¿Qué hubiera hecho si, como ha sucedido alguna vez con las madres rusas, las norteamericanas se hubieran presentado en el frente a recoger a sus hijos y llevárselos a casa ? ¿Las hubiera fusilado?

Identifica a demócratas y republicanos norteamericanos  con los nazis y, en su inmensa locura propone una guerra total, en la que, de producirse,  nazis y norteamericanos unidos destrozarían definitivamente a  los rusos, algo que le impiden los políticos 'mediocres', discurso que cala en ciertos sectores, con fortuna no mayoritarios, de la sociedad. Como había vaticinado Rommel el fin de Hitler conllevaría   el de su homólogo en las líneas de los aliados. La única solución  del Estado Mayor del ejército es  quitar el mando de todas las tropas a quien está orgulloso  y se jacta en público de haber causado un 1.500.000 bajas. En su decadencia compara con tristeza  su  soledad con el  trinfunfo de que gozaban los generales romanos, cuando regresaban a su casa victoriosos, a los  que se permitía pasearse  por la vía sacra, el único día en que un soldado entraba armado en la ciudad,  seguidos de su botín, los prisioneras de guerra y los Jefes de los pueblos sometidos; su arenga militar, en una secuencia inicial inolvidable, es de una gran teatralidad, y nos lo muestra en un escenario gigantesco que preside una inmensa bandera americana, tan grande como el pais al que  presume  representar el orgulloso militar, un gran plano seguido de  imágenes fragmentandas que muestran  sus gestos marciales, sus medallas, sus galones, su pistola...

La película está dividida en dos partes con un intermedio, y utiliza como elementos de cohesión irrupciones en la ficción de noticiarios realizados para ser proyectados en los cines, supuestamente reales, que no sólo van ubicando al espectador en los escenarios de la guerra, sino que van recogiendo la reacción de la prensa norteamericana al desprecio del oficial por sus soldados, su anti-sovietismo, o su desprecio por la vida de sus hombres en su competición con los generales aliados o alemanes, se llamen Montgomery, Ike o Rommel. Cada plano glorioso del obcecado militar, como aquel en el que compara a la dinastía Alauí, reinante en Marruecos y el boato de sus desfiles militares con páginas de la biblía y  la magnificencia hollywoodiense, tiene como contraplano las  tristes consecuencias de sus ensueños, en este caso el campo de combate sembrado de cadáveres norteamericanos objeto del robo de masas de marroquíes hambrientas, que les quitan las ropas y cualquier objeto de valor, mientras los cuervos esperan su turno. En dos ocasiones la cámara nos muestra a este remedo de héroe americano, (no romano ni cartaginés), disparando él solo contra dos aviones nazis, o mostrando el fragmento de sus piernas abiertas  como un pistolerio en un duelo fatal.

Un militar procedente de una familia  poderosa, educado en Virginia y West Point, que odia el tiempo en que le tocó vivir, cree en la reencarnación y se identifica con Alcibiades, César o Napoleón y especialmente  La Fayette. Estos generales escribían libros, conocían las tácticas del contrario, sabían discernir, casi siempre, cuando se lanzaba una falsa noticia de maniobras militares. Rommel leía a Patton y conocía sus delirios de grandeza y su emulación de los clásicos; Patton leía a Rommel y conocía sus tácticas y ambos leían a Montgomery;  el americano competía abiertamente y a cualquier precio con el inglés y le quitaba el sueño  arrebatarle  aunque fuera un minuto de gloria. El primer enfrentamiento entre las tropas del alemán y el americano es  indignante para cualquiera  que tenga un mínimo de aprecio a la especie humana. ¡Qué derroche de buena infantería! exclama Patton; ¡Qué pérdida de vidas humanas pensamos los demás! Gángsters y Primas Donnas disputándose el honor, caiga quien caiga; así  define el General Jefe de todas las tropas alemanas a sus homólogos del bando enemigo, aunque él esté  actuando de la misma forma.

Es muy difícil poder ver en este film de Schaffner algún tipo de pro-militarismo . Una película coral, que sólo muestra a la tropa en listados siniestros de heridos, muertos y desaparecidos, mutilados en los hospitales, a los que Patton llama 'lugares de honor',  o  víctimas de la depredación de quien no tiene qué llevarse a la boca, una antesala siniestra al banquete de los cuervos. Competiciones fantoches entre estos hombres ansiosos de gloria a costa del miserable, que llegan a su climax en la entrada del ejército de Montgomery, precedido de gaiteros escoceses,  en la Plaza Mayor de Messina, ocupada por el ejército del General Patton, que lo está esperando orgulloso, tras sacrificar a un gran número de los suyos. La prensa libre de su país favoreció que pagara bien caro la ofensa a un soldado con problmas psicológicos, lo que los nazis interpretaron como una debilidad del bando aliado. Schaffner denuncia a los suyos y los ejércitos alemanes son mirados tangencialmente, como el objetivo de unas determinadas maniobras militares.

En su caída libre la prensa de papel se está apoyando e el cine para evitar su batacazo final. El Diario Levante ha iniciado una colección de cine bélico que incluye este título, muy aconsejable para quien no ha tenido la suerte de poder ver este film  hasta ahora.  Su largo metraje cubre una tarde de visionado de buen cine y de información sobre los tiempos críticos que nos preceieron, algo que no nos va a venir nada mal.


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