Sola en la penumbra. Michael Apted




Ficha técnica:

Título original: Blink
País: Estados Unidos.
Año: 1994.
Duración: 101 minutos.


Dirección: Michael Apted.
Guión: Dana Stevens.
Casting: Linda Lowy.
Director de Fotografía: Dante Spinotti, A.I.C.
Música: Brad Fiedel.
Edición: Rick Shaine.
Director artístico: Jefferson Sage.
Decorador del set. Dianna Freas.

Diseño de Vestuario: Susa Lyall.
Responsable de maquillaje: Jeff Goodwin.
Responsable de peluquería: Frances Mathias.

Productor: David Blocker.
Productores ejecutivos: Robert Shaye y Sara Risher.Carla Fry.
Diseño de Producción: Dan Bishop.
New Line Production.

Intérpretes:

Madeleine Stowe: Emma Brody,
Aidan Quinn: John Hallstrom,
James Remar: Thomas Ridgely,
Peter Friedman: Doctor Ryan Pierce,
Bruce A.Young: Sargento Mitchel,
Paul Dillon: Neal  Brooker,
Matt Roth: Crowe,
Laurie Metcalf : Candice.

Sinopsis:

Ciega desde que era una niña, Emma Brody, consigue, gracias a la donación de unos ojos de una mujer fallecida volver a ver de nuevo. Pero antes de que consiga acostumbrarse  a su visión borrosa, es testigo de un brutal asesinato. Trabajando junto a un apuesto policía, intenta ayudar a detener al asesino, antes de que él la localice primero.


Comentario:

Blink es ante todo la historia de una amor fu entre una cantante de folk y un atractivo policía, que surge en un contexto de asesinos en serie, relacionado con la donación de órganos. Michael Apted no logra interesar al público  a pesar de  que el film reune todos los requisitos para su aceptación por un público adicto al cine no comercial. El recurso a la ceguera de la protagonista, encarnada por  Madeleine  Stowe, y su  deficiente visión tras el transplante de córneas, más un retraso en el feedback ojo-cerebro, que no vamos a discutir porque carecemos de la información necesaria, permite  establecer varias líneas de sospecha, aunque todas ellas carecen de la fuerza necesaria para generar inquietud. La ocultación de los cadáveres, excepto el de la primera víctima, no permite al espectador establecer una relación entre todas las muertes, y la 'sorpresa' final es muy decepcionante.

El realizador británico  no ha sabido insertar su historia en un contexto creíble, ni manejar los recursos estilísticos propios del género de terror, apelando a los monstruos atávicos que residen en las mentes de los individuos, entre los que no es despreciable el miedo a la muerte, que en ningún momento se llega a sentir. De este modo, un film apenas conocido y enseguida olvidado, queda en la recámara de las televisiones para ser usado en momentos de baja audiéncia. Como por ejemplo el verano.


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