Suspiria. Dario Argento



Ficha técnica:

Título original: Suspiria.
País: Italia.
Año: 1977.
Duración: 98 minutos.

Dirección: Dario Argento.
Guión: Dario Argento y Daria Nicolodi.
Dirección de Fotografía: Luciano Tovoli, A.I.C.
Escenografía: Enrico Fiorentini.
Música: Goblin,  con la colaboración de Dario Argento.
Edición: Franco Fraticelli.
Dirección artística: Davide Bassan y Maurizio Garrone.
Efectos especiales: Germano Natali.

Diseño de Vestuario: Pierangelo Cicoletti y Bertilla Silvestrin.
Maquillaje: Pierantonio Mecacci y Pierino Mecacci.
 Estilista de Peluquería: María Teresa Corridoni.

Productor:  Claudio Argento y Salvatore Argento
Director de producción: Lucio Trentini.
Diseño de producción: Giuseppe Bassan.
Seda Spettacoli, S.P.A., Roma.

Intérpretes:

Jessica Harper: Suzy Bannion,
Stefania Casini: Sarah,
Flavio Bucci:
Miguel Bosé:
Barbara Magnolfi:
Susanna Javicoli:
Eva Axen: Pat Hingle,
Alida Valli:
Joan Bennett:

Sinopsis:

Suzy Bannion , estudiante estadounidense de ballet, llega a la ciudad  alemana de Friburgo a fin de perfeccionar sus estudios en la prestigiosa academia Tanz. Coincidiendo con su llegada, una alumna recientemente expulsada, Pat Hingle (Eva Axén), es salvajemente asesinada en el apartamento de una amiga cuya casa habúia llegado huyendo de un peligro, que la amenazaba por su acceso a un oscuro secreto relacionado con la Academia.

Comentario:

Dario Argento, el realizador italiano y uno de los máximos exponentes del género giallo,  es experto en inquietar a su público desde el mismo título, enrevesado y  enigmático , (El pájaro de las plumas de cristal, El gato de las nueve colas, Cuatro moscas sobre terciopelo gris...), las melodías  turbadoras y escalofriantes procedentes de cajitas de música o  los planos forzados y grandes angulares, que permiten incorporar objetos como semáforos anunciando la alerta con el color rojo de su foco . En Suspiria, una película que refleja la amenaza para  las alumnas, más que para los estudiantes masculinos,  de una academia de baile germana, procedente de un equipo constituido por viejas matronas con la ayuda de algún siniestro sirviente y un niño sobrecogedor, vestido a la manera del antiguo régimen, busca el ahogo del espectador en la decoración del interior de los edificios entre el art decó y el pop, que transmite una sensación  agobiante de horror vacui, en la que las puertas no se abren a  espacios más serenos y luminosos, sino que son una continuación de dibujos cinéticos de vivos colores, que no dan lugar al descanso visual y que nos acompañan como un espectro. Su imaginería deja sentir el peso de la arquitectura clásica  que brota por todo el solar italiano y que tuvo su reflejo muy inquietante en el plasticismo de Giorgio De Chirico, que preside la secuencia de la muerte del pianista ciego, discapacidad  de la  que el realizador se sirve en algunas de sus películas para incrementar la tensión; lo sobrenatural, lo surreal hará compañía a los pragmáticos cuchillos y hachas que caracterizan al género en esta y otras escenas.

El espectador se siente observado constantemente por un demiurgo del horror que se manifiesta en  los planos cenitales, los saltos de eje,  los picados y contrapicados, y  cualquier artificio  cuya función es   privarle   de  la posibilidad de advertir de dónde viene el peligro y  como consecuencia de qué dirección va a proceder el susto que precede al grito. Jóvenes indefensas de look setentero, frágiles y debilitadas con los potingues  preparados por  las viejas y perversas brujas, deambulan por estos siniestros pasillos y amenazadoras estancias y son víctimas de los grandes cuchillos, de metros y metros de alambradas espinosas, de navajas de afeitar y toda la parafernalia que acompaña al giallo y del que es su esencia. Dario Argento logra inquietarnos con su forma muy particular y personal de hacer, dotada de cierto aire romántico en el que  estas jóvenes doncellas son objeto de la perversión y la maldad de quien intenta incrementar su poder nutriéndose de sus energías, enloqueciéndolas previamente. Como siempre el realizador italiano logra interesarnos y satisfacer, en mayor o menos medida, nuestras aspiraciones.

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