El baile de los malditos. Edward Dmytryk





Ficha técnica:

Título original: The young lions
País: Estados Unidos
Año: 1958
Duración: 167 minutos

Dirección: Edward Dmytryk
Guión: Edward Anhalt, basado en la novela de Irwin Shaw
Dirección de Fotografía: Joe MacDonald, A.S.C. Blanco y negro
Música: Hugo Friedhofer, dirigida por Lionel Newman
Edición: Dorothy Soencer, A.C
Director artístico: Lyle R.Wheeler y Adison Hehr
Decoradores del set: Walter M. Scott y Stuart A. Reiss
Sonido: Alfred Bruzlin, Warren B.Delaplain

Diseño de Vestuario: Adele Balkan
Maquillaje: Ben Nye, S.M.A.
Peluquería: Helen Turpin, C.H.S.

Productor: Al Lichtman
2oth Century Fox

Intérpretes:

Marlon Brando: Christian Diestl
Montgomey Cliff:  Noah Ackerman
Dean Martin: Michael Whitacre
Hope Lange: Hope Plowman
Barbara Rush: Margaret Freemantle,
May Britt: Gretchen Handerburg,
Maximilian Schell:  Teniente Hardenburg
Dora Doll: Simone,
Lee Van Cleef: Sargento Rickett
Liliane Montevecchi: Françoise,
Parley Baer: Sargento Brandt,
Arthur Fran: Oficial Green,
Hal Baylor: Burnecker,
Richard Gardiner: Crwley,
Herbert Rudley: Capitán Colclough.

Sinopsis:

El baile de los malditos cuenta la historia de la II Guerra Mundial desde dos puntos de vista. El americano representado por Montgomery Clift y Dean Martin, y el alemán, recreado con trágica viveza por Brando. Basado en la novela homónima  de Irwin Shaw es una provocativa  y profunda película y una de las mejores interpretaciones de Brando en toda su carrera.

Comentario.

Para entender bien la carga significativa de carácter anti-bélico y  anti-nazi, fallida por razones que luego se verán,  es necesario conocer que el escritor de la novela que sirve de base al guión del film, The Young Lions, fue Irwin Shaw (1948), testigo del exterminio nazi, de cuyo texto Javier Coma, (La ficción bélica), selecciona un fragmento estremecedor, una reflexión del autor que recrea una sensación que circuló por las venas de los soldados americanos cuando entraron por primera vez a un campo de concentración en Dahau:

"Bajo el aire turbio, horadado en vano  aquí y allá por los polvorientos rayos del sol primaveral, Michael podía ver las amontonadas formas óseas. Lo peor consistía en que de alguno de los montones brotaba movimiento, un brazo débilmente agitado, la lenta elevación de un par de ojos que brillaban en la hedionda penumbra, la pálida crispación de labios en cráneos que parecían haber encontrado la muerte muchos días antes:.

El título de la película  está inspirado en los vaticinios de Nahum sobre la destrucción de Nínive, referidos a los guerreros nazis de los que se constituye en emblema el joven sargento Christian Diestl (Marlon Brando), que sentencia que "la espada devorará a sus jóvenes leones", (como es habitual en español se ha cambiado el nombre de la obra, ignoramos por qué), cuya muerte, como 'un joven dorado, dios de la guerra' (con el pelo tenido de color  rubio platino), inspiró probablemente la del replicante, interpretado por el joven albino Rutger Hauer,  de Blade Runner (Ridley Scott), en la plenitud de sus fuerzas físicas e intelectuales en pro de una causa a cuya ignominia no había querido enfrentarse. "La narración englobaba el demoniaco rumbo de los uniformados cachorros de Hitler hasta su ruina y la de su país, una vez que habían consumado un genocidio de judíos, a los que representaba en primer término el combatiente americano Noah Ackerman, encarnado porMontgomery Clift (Javier Coma)

Para entender mejor el enfoque que Irwin Shaw dió a su novela, que adaptó al cine Edward Anthal, hay que conocer que el escritor partició bajo las órdenes de Georges Steven (The talk of the town) como integrante de  la Special Motion Picture Unit  creada para la filmación de escenas bélicas, empresa en la que también participó William Wyler, lo que les permitió tomar impactantes planos de los presos y los cadáveres de Dachau, cuando el campo fue liberado por los norteamericanos, que todavía hace temblar las conciencias y es objeto de reflexiones recientes como la de Martin Scorsese en Shutter Island  (2010). Materiales recopilados en este lugar sirvieron de base a una  película, Nazi Concentration Camps, que se usó como prueba inculpatoria en el juicio de Nuremberg en noviembre de 1945. Estas imágenes cambiaron la vida de quienes se encontraron con ellas: Stevens ya no volvió a hacer comedias; Chaplin reconoció haberse equivocado al realizar 'El gran dictador' en el que  minusvaloraba el fascismo...


A pesar de ser incluido en una lista de ''comunistas'  por Jack L.Warner, que lo acusó de comunismo ante el Comité de Actividades Antiamericanas  por participar en organizaciones izquierdistas  como  el Group Theatre y la Langue of American Writers o  firmar un manifiesto en favor de los encausados en la mayor caza de brujas de la era contemporánea,  Irwin Shaw no fue incluido en las listas negras, al menos de momento,  lo que le permitió trabajar para la industria cinematográfica, a excepción de la Warner Bros.

El baile de los malditos es quizás la película bélica con menos imágenes de guerra de la historia del cine, pero con una mayor penetración en la esencia del ser humano, de su etnia o religión, su formación cultural y sus posibilidades de progreso personal, así como el resentimiento que empujó a muchos al lado del fascismo, como el propio Christian Diestl quien, comenzados sus estudios de medicina, los hubo de abandonar por falta de medios económicos y tuvo que  dedicarse a arreglar zapatos en verano y trabajar como monitor de esquí en las montañas de Baviera durante el invierno. Ni el antisemitismo es exclusivo de los germanos, aunque sí la brutalidad de los jefes, ni la población, los civiles, algunos de los cuales vivían muy bien en la retaguardia, como Gretchen, la esposa del teniente Hardenburg,  que encarna Maximilian Shell, o los alcaldes de las poblaciones donde estaban instalados los campos de exterminio, eran tan inocentes. Ackerman se juega el físico para hacerse respetar por sus compañeros de barracón y los mandos intermedios.

Los tres personajes principales entrañaban, en principio,  según Javier Coma, abstracciones: Christian personificaba el nazismo, Michael la postura de no intervención pese al conocimiento de que la ética reclamaba  combatir contra el fascismo y Noah el judaismo reprimido incluso en tierra democráticas. El miedo de Edward Dmytryk  se inclinó por  un final feliz, que orillaba  la tragedia de la novela de Shaw en la que Christian mata a Noah mientras éste grita excitado que "los seres humanos van a guiar el mundo", concediendo cierta belleza a la muerte del germano. El film sufrió tantos cortes censores, tantas manipulaciones, que es imposible saber cómo salió de las manos de Dmytryk,- denunciado y delator de camaradas de profesión-,  pues  Christian pasa de ser un criminal de guerra que liquida a los prisioneros a un ángel de inocencia, que sólo al final es consciente del exterminio y prácticamente se suicida. Las referencias constantes a la contienda española, prólogo de la guerra mundial, han sido suprimidas por completo; a las manipulaciones de la industria se unieron las exigencias de Brando, que no quería ser comunista, nazi,  criminal de guerra, ni austriaco, e incluso impuso que al morir se pudiera derrumbar con los brazos abiertos y las piernas extendidas a modo de un Cristo en la cruz.

La secuencia más significativa la protagoniza Noah cuando se enfrenta de manera suicida a cuatro de sus compañeros de barracón, uno a uno, y tras sufrir tremendas palizas, finalmente gana al último de sus contrincantes, que expresa fielmente  una reflexión que hizo Shaw a un entrevistador, Roy Newquist, en 1964: "Si ahora viera que nos atacarán, sabría que la única manera de sobrevivir consistía en combatir y vencer." Aunque con este film nacía la memoria del exterminio, Maccarthismo y autocensura industrial "entorpecieron, por supuesto la libre producción del film", aunque lo que más perjudicó la adaptación cinematogtáfica fueron las manipulaciones de un director y un guionista, asustados por la censura de su país y atacados en Francia con una huelga general por sus actividades delatoras y las imposiciones  narcisistas e inmorales de Brando.




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