El Gran Gatsby. Baz Luhrman. DVD.Blue-ray









Ficha técnica:

Título original: The Great Gatsby.
País: Estados Unidos.
Año: 2013.
Duración: 143 minutos.

Dirección: Baz Luhrmann.
Guión: Baz Luhrman y Craig Pearce, basada en la novela homínima de F.Scott Fitzgerald.
Casting: Ronna Kress, C.S.A. y Nikki Barrett, C.S.A.
Dirección de Fotografía: Simon Duggan, A.C.S.
Música. Score:  Craig Armstrom; supervisor: Anton Monsted
Montaje: Mat Villa A.S.E.;  Jason Ballantine, Jonathan Redmon.
Supervisor efectos visuales: Chris Godfrey
Director artístico: Catherine Martin
Decorador del set: Beverly Dunn

diseño de vestuario: Catherine MartinSilvi.
Supervisor de vestuario: Kerry Thompson
Diseño de maquillaje: Maurizio   
Diseño de peluquería: Kerry Warn 

Productores: Baz Luhrman,  Lucy  Fisher,  Douglas Wick, Catherine Martin, Catherine Knapam.
Productores ejecutivos: Barrie M.Osborne, Shaw 'Jay Z' Carter y Bruce Berman.
Co-Productor: Anton Monsted.
Diseño de producción: Catherine Martin.
Warner Bross Pictures, asociada con Village Roadshow Pictures, A & E Television, Bazmark/ Red Wagon Entertainment Production.


Intérpretes:

Leonardo DiCaprio :  Jay Gatsby,

Tobey Maguire  : Nick Carraway,
Carey Mulligan  :Daisy Buchanan,
Joel Edgerton : Tom Buchanan,
Isla Fisher : Myrtle Wilson,
Elizabeth Debicki :  Jordan Baker,
Amitabh Bachchan : Meyer Wolfsheim,
Jason Clarke : George B. Wilson,
Brendan Maclean : Klipspringer,
Callan McAuliffe : joven Jay Gatsby,
Gemma Ward : Catherine,
Gus Murray : Teddy,
Stephen James King - Nelson.


Sinopsis: 

Un aspirante a escritor, Nick Carraway,  deja el medio oeste y llega a Nueva York en la primavera de 1922, una época de relajamiento moral, deslumbrante jazz, reyes del contrabando y en la que la Bolsa sube como la espuma. El joven, que busca su propia versión del sueño americano, tiene como vecino a un misterioso millonario, célebre por sus lujosas fiestas, Jay Gatsby, y al otro lado de la bahía están su prima Daisy y el mujeriego marido de sangre azul de ésta, Tom Buchanan. Así es como Nick se verá inmerso en el mundo cautivador de los súper millonarios, sus ilusiones, amores y engaños. Mientras asiste a sus vidas como testigo, dentro y fuera del mundo en el que habita, escribe una historia sobre un amor imposible y sobre sueños incorruptibles, y contempla una tragedia de alto octanaje, reflejo de nuestra época moderna y sus dificultades.

Comentario:

Hoy, cuando muchos periodistas designan a las generaciones comprendidas entre los veinte y cuarenta años como perdidas, (franja en la que se encuentra lo más vigoroso de las fuerzas productivas), bien porque nunca han tenido un empleo que les haya permitido emanciparse o porque parece que no lo van a tener nunca, es más oportuno que nunca volver la mirada a un escritor como F. Scott Fitzgerald, a cuya generación se la designó con el mismo nombre y que nos dejó un testimonio de amargura, de fractura del sueño americano en la novela que hoy lleva al cine Baz Luhrman: El gran Gatsby. Nick Carraway, el narrador del film comienza con una meditación impregnada de inocencia antes de realizar su particular viaje  al infierno: " Cuando yo era joven y vulnerable mi padre me decía: "Intenta  siempre ver el lado bueno de las personas". En consecuencia suelo reservarme mis juicios, pero incluso yo tengo un límite". Cuando descubrió Nueva York le pareció un milagro, pero tras su experiencia en torno a Tom,  Deisy y Gatsby  huyó asqueado de la gran urbe. No sólo los que luchaban por alcanzar el sueño americano se pringaban en negocios de dudosa legalidad, sino que los ricos con pedigree, inversores en bolsa, empresarios y políticos  adinerados, entre los que se encontraba  Tom  Buchanan , frecuentaban los antros donde se realizaban suculentos 'negocios'.

¿Qué hace que a la tempestad preceda la calma? ¿Qué permite que en vísperas de las grandes crisis se desborden las expectativas y las clases  medias y altas vivan muy por encima de sus posibilidades? ¿Qué despierta la avaricia? A un  lado y otro de la bahía  las aguas ,-la más domesticada masa de agua salada del hemisferio occidental: la enorme balsa de Long Island Sound-, separan el East Egg, donde viven los que han sido ricos más tiempo, y reluce el 'rayo verde', del West Egg, lugares  ficticios creados por F.Scott Fitzgerald, donde residen los que se han incorporado recientemente al club de los pudientes, los que  simbolizan el sueño americano,  hoy derrotado, que creaba la ilusión de que un vendedor de periódicos podía llegar a ser el Presidente de los Estados Unidos; estos intrusos emergen de las aguas turbulentas como una amenaza para quienes han abandonado el hábito de producir, son campeones de golf y leen 'profundos libros con palabras largísimas' (reflexión de la parásita Daisy Buchanam), que les advierten del peligro que supone para ellos el progreso de la raza negra. Entre ambos mundos se encuentra el infierno de Dante, "el Valle de las Cenizas, un sitio grotesco, el vertedero de Nueva York, a medio camino entre el West Egg  y la ciudad, con la que se comunica a través del puente de Queensboro, y donde "el carbón calcinado que propulsaba la creciente ciudad dorada era desechado por hombres que se movían como sombras y se deshacían  bajo el aire polvoriento" ( reflexiones de Nick  Carraway ); éste terrible lugar estaba presidido por  una valla publicitaria, un emblema de la sociedad capitalista,  muy  vieja y desgastada por el tiempo, bien diferente a la que brillaba en el centro de Times Square como brillaba Gatsby en su orilla de la bahía,  en la que un demiurgo, el doctor T.J. Eckleburg, un olvidado oculista  escondido tras sus gafas,  vigilaba este triste lugar, en el que los ricos no sólo tiraban  sus repugnantes residuos, sino que rebuscaban en la basura para llevarse lo poco que pudiera quedar de valor y prostituirlo. Allí encontró Tom a su amante , Myrtle, y le montó en Brooklyn su prostíbulo particular con farolillos y paredes rojas, al que llegaban los tristes sonidos del swing negro. 

Las cámaras de Baz Lhurman recorren con sus travellings y sus zooms,  más veloces que el pensamiento de Gatsby,  estos lugares y se desplazan  de unos a otros, entran por las estancias, cuya visión se ve, en ocasiones,  dificultada por las enormes cortinas blancas que flotan en ellas empujadas por el viento como  las velas de un barco, mientras Craig Armstron y Anton Monsted  realizan un mix extremadamente vivo en el que  Cole Porter, coetáneo de Fitzgerald o  la recientemente malograda  Amy Winehouse nos hacen sentir como al joven Carraway, dentro y fuera de la historia a la vez y   Gershwin, con su  Rapsodia en blue  pone  el telón de fondo para  la aparición del dios rubio, visto por  el narrador como el poseedor de  una de esas sonrisas que uno encuentra sólo dos o tres veces en la vida;  un  homenaje a Orson Welles en 'El Tercer Hombre' actualizado y a todo color. Al realizador australiano no le preocupa que se le considere herético, si puede llegar a las nuevas generaciones y traerles el testimonio de otro joven que vivió entre dos guerras mundiales y una depresión, que  junto a Hemingway, Faulkner o  Steinbeck , formó parte de la generación que se autodenominó perdida y que dejó  pedazos de sí mismo en todos sus personajes, uno de los cuales, Carraway,  literato y agente de bolsa gay,  escribe una novela terapéutica  a la que  llama 'El Gran Gatsby'. Sin ningún reparo adapta un  ritmo visual  frenético y  música electrónica a un público actual, preservando, no obstante,  la ambientación propia de 1920 en la indumentaria, en la recreación de la decoración de las mansiones y en los prototipos de pequeños aviones biplanos que creaba Howard Hughes, cuyo biopic también protagonizó Leonardo DiCaprio (El aviador de Martin Scorsese)

Gatsby, de origen humilde, salvó en el mar a un millonario, Dan Cody,  que le dió la oportunidad de convertirse en un gentleman. Sólo le faltaba el dinero, pero eran tiempos en los que se podía hacer una fortuna rápida si no se tenían muchos escrúpulos, un sentimiento que escaseaba en las capas altas de la sociedad. Tenía una alta consideración de sí mismo y de su papel en la vida, y su casa estaba abierta a todas las clases sociales, un símbolo de lo que los Estados Unidos creían ser. Pero no se contentó con lo que había conseguido y quiso más, minusvalorando el poder del enemigo, del valor que una sociedad desinformada da a la 'clase', aunque no sepa bien qué es eso, y que castiga  el hombre que llama a sus congéneres 'compañeros' . Un idealista a los que todos señalaban como a un corrupto y tenía un sueño incorruptible, "había llegado tan lejos y su sueño debió parecerle tan cercano que creyó tocarlo con los dedos. Pero lo que no sabía es que ya lo había  dejado atrás; creía en la luz verde, el futuro orgiástico que año tras año se desvanece ante nosotros. Se nos ha escapado, pero no importa,mañana correremos más rápido, alargaremos más los brazos y un buen día...Y así vamos adelante, botes que reman contra la corriente, incesantemente arrastrados hacia el pasado". Con estas palabras termina F.Scott Fitzgerald su novela y Baz Luhrman su película, tras denunciar lo perniciosos que son para la humanidad seres como Tom y Daisy Buchanan; la prensa culpó a Gatsby de las aventuras de Tom y de la negligencia de Daisy al volante,  con resultados funestos, y Buchanan puso en la mano del marido de Myrtle la pistola que mató al mito, del que todos sacaron tajada mientras vivía . "Ambos eran unos desconsiderados que destrozaban cosas y personas y luego se refugiaban en su dinero y en su inmensa desconsideración." Son las reflexiones que Fitzgeral pone en boca de Carraway. Gatsby sólo invitó  a un hombre  a su casa personalmente, el único que le acompañó en su último viaje y  lloró su ausencia.

"Jay, no son buenas personas. Tu vales mucho más que todos ellos juntos". Esta fue la despedida de Carraway, el  confidente y amigo de Gatsby, palabras que se alegró de haber pronunciado, ya que fue el único halago que le hizo en el corto periodo de amistad entre ellos. Un digno epitafio en vida. Baz Luhrman ha hecho un buen trabajo, apoyándose en el mejor actor del momento, Leonardo DiCaprio, y es justo reconocérselo a ambos,  para evitar acusaciones como las de Noël Simsolo, que denunció la ceguera de los jueces en relación con Quentin Tarantino. Ahora  produce vergüenza ajena  escuchar o  leer los halagos que le hacen sin pudor. Muchos de los lectores y blogueros que circularán por la red se sentirán concernidos, tristes y decepcionados, en unos momentos en los que parece que el esfuerzo y la creatividad no llevan a ninguna parte, y sólo los inversores en bolsa y otros juego de azar tienen futuro. ¿Creéis que ha acertado Baz Lhurman en su discurso visual y os ha hecho llegar el mensaje de Scott Fitzgerald? ¿Consideráis a Amy Winhouse un paradigma de nuestro tiempo? ¿ Por qué habrá elegido el director australiano su música? Nos gustaría entablar este debate con vosotros.

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