La conversación. Francis Ford Coppola




Ficha técnica:

Título original: The conversation
País: Estados Unidos:
Año: 1974
Duración: 113 minutos

Dirección: Francis Ford Coppola
Guión: Francis Fprd Coppola
Casting: Jennifer Shull
Dirección de Fotografía: Bill Butler. Color/Tenicolor
Música: David Shire
Edición : Richard Chew
Edició nde  sonido y mezclas::  Walter Murch
Dirección artística:
Decorador del set:Doug Von Koss

Diseño de Vestuario: Aggie Guerard Rodgers

Producción: Francis Ford Coppola
Productores asoiados:  Mona Skager
Co-Productor: Fred Roos
Diseño de produción: Dean Tavoularis
The Directors Company, Universal , Studio Canal, Paramount, Coppola Company Production, American Zoetrope

Intérpretes:

Gene Hakman: Harry Caul,
John Cazale: Stan,
Allen Garfield: Bernie Moran,
Frederi Forrest: Mark,
 Cindy Williams: Ann,
Michael Higgins: Paul
Elizabeth Mac Rae: Meredith,
Teri Garr: Amy,
Harrison Ford: Martin Stett,
...

Sinopsis:

Harry Coul (Gene Hackman) es el mejor técnico de seguridad privada de San Francisco. Su rutinario trabajo se convierte en una pesadilla cuando está grabando la conversación de una pareja y escucha algo alarmante; podría haber captado algo más importante que un adulterio. Su investigación de la grabación y de cómo podría utilizarse pone a Harry en el centro de una espiral de secretismo, asesinato y paranoia.


Comentario:

Francis Ford Coppola, en pleno compromiso de realizar una trilogía de encargo, 'El Padrino',  para solventar sus deudas,  vuelve su mirada al cine europeo de la Nouvelle Vague con un discurso visual propio de la política de autor que da prioridad a la significación dentro del encuadre, (Jacques Aumont), al que se dota  de la mayor parte de la información, haciendo casi invisible el trabajo de edición. La tosquedad de la imagen, de grano grueso, acerca el film a las creaciones del cine que nació y se desarrolló  en torno a Bazin y Cahiers du Cinema, pero también se deja sentir la influencia de Alfred Hitchcock en el travelling que parte de una panorámica general de un parque, en un toma  casi cenital, a vista de pájaro, un picado que  va descendiendo hacia lo particular, una plaza de San Francisco, distrayendo la atención del espectador, primero con unos músicos callejeros y después con un mimo que sigue imitando a los transeúntes hasta dar con Harry Caul (Gene Hakman) y se acerca el resto de los protagonistas de la historia. No es la primera vez que Coppola se introduce por el derrotero de las vanguardias de investigación que compagina con las películas a las que debe el éxito propio y el de su familia.

El campo diegético elegido es la profesión del detective, el de verdad, con sus luces y sus sombras. Un hombre que hurga en 'la vida de los otros' y dedica su tiempo libre a tocar el saxofón. Los vigilados también parecen tener su corazoncito: la chica se preocupa por los excluidos que duermen en  los bancos, que en otro tiempo fueron niños que tuvieron un padre y una madre que los quisieron, y que ahora sufren frío y hambre en la calle sin que nadie se ocupe de ellos; su compañero le informa de que durante una gran huelga de periódicos en New York muchos murieron de frío al no disponer de ejemplares con los que protegerse del  frío. Mas las cosas no son lo que parecen.

El detective sustituye la vieja gabardina por un moderno impermeable gris, y en esa cotidianeidad que representa Coppola y que le acerca al cine francés de Truffaut, nos introducimos con su cámara en ferias para detectives en las que se muestran los últimos ingenios para espiar a la gente; fiestas en las que todos compiten por haber resuelto de la forma más ingeniosa un caso. Un agente del gobierno apunta, sin hacerlo explícito,a  su participación en el 'Watergate'. Finalmente la historia camina hacia la posibilidad de que uno de estos profesionales pueda sentir escrúpulos de conciencia e intente averiguar con qué fin se ha utilizado la información que él ha obtenido, y entonces comprueba que había sido manipulado por todos, y que el cliente no era el que teóricamente lo contrató. Termina  este viaje a las tinieblas como el protagonista de Munich (Steven Spielberg), no durmiendo con una silla acoplada al pomo de la puerta, o dentro de un armario, aunque  sí de forma parecida.

 Un jovencísimo Harrison Ford, que alcanzaría la gloria de la mano de George Lucas por su participación en 'La Guerra de las Galaxias', y  Robert Duvall  que ya había trabajado con  el propio Lucas en THX 1138, ambos en papeles muy secundarios, muestran las relaciones de amistad y búsqueda de nuevas formas de expresión que unían a ambos directores, que colaboraban en American Zoetrope y que cambiaron para siempre la política de las empresas y la forma de hacer cine.


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