Atrapado. Desmond Nakano
Ficha técnica:
Título original: White man's burden
País: Estados Unidos
Año: 1995
Duración: 90 minutos
Dirección: Desmond Nakano
Guión: Desmond Nakano
Casting: Barbara Cohen, Mary Gail Artz
Dirección de Fotografía: Willy Kurant, A.F.C.
Música: Howard Shore; supervisor musical: Happy Walters, Pilar McCurry
Edición: Nancy Richardson
Coordinador de especialistas: Ken Lesco
Diseño de Vestuario: Isis Mussenden
Responsable de maquillaje: Judy Murdock
Responsable de peluquería: Maxine Rennes-Gunderson
Productor: Lawrence Bender
Co-Productor: Paul Hellerman
Productor ejecutivo: Yves Marmion; para UGC: Ives Marmion
Productor asociado: Joan Fregalette Jansen
Diseño de producción: Naomi Shohan
Compañías. Productora: HBO, Araba Films, UGC, D.A. International; distribución: Movierecord
Intérpretes:
John Travolta: Pinnock
Harry Belafonte: Thaddeus
Tom Bower : Stanley
Andrew Lawrence: Donnie
Robert Cosset : John
Sheryl Lee Ralph: Roberta
Tom Wright: Lionel,
Willie G.Carpenter : Marcus,
Michael Beach: Policía,
Carrie Snodgress: Josine,
Margaret Avery: Megan
Kelly Lynch: Marsha
Sinopsis:
En un mundo dominado por el racismo y la xenofobia y en el que el hombre blanco sigue sometiendo al negro, surge "Atrapado". Un film refrescante y nuevo, cuya originalidad estriba la valentía del director al centrar el peso de la historia sobre el eterno conflicto racial, pero con un importante matiz, "el hombre blanco es ahora la raza inferior". Es en esta situación donde hallamos a Louis Pinnock, modesto trabajador y padre de familia que en su titánico esfuerzo por sobrevivir en una sociedad gobernada por los negros, llega a secuestrar a Thaddeus Thomas, dueño de la fábrica en la que trabaja cuando éste le despide injustamente.
En su gran pugna con Thomas y la sociedad, Pinnock descubre una extraña amistad, casi una fraternidad con el hombre que le somete y es que ante todos las diferencias raciales y sociales se eleva, por encima de todo, "el Hombre"...
Comentario.
En su pretensión de crear una realidad alternativa, intentando refutar con argumentos absurdos el discurso racista norteamericano, Desmond Nakano fracasa al realizar un film realista en el que las imágenes contradicen los diálogos de los personajes. En la secuencia preliminar se tacha la cultura del hombre blanco de pobre, sin embargo un grupo de hombres negros ricos asisten a un festín en torno a una mesa en la que desde la disposición de los comensales y sus anfitriones, hasta la de los cubiertos y la vajilla se sigue la tradición protocolaria del hombre blanco, en la que lo único que contradice este tipo de fiestas o reuniones en la sociedad dominante es el color negro de los dueños de la casa y de sus invitados y el blanco de la sirvienta.
A partir de ese momento, detrás de cada desgracia del protagonista, ya sea el despido de su puesto de trabajo que lo lanza directamente de la pobreza a la marginación, un maltrato policial casual, e incluso su destino final, siempre hay un negro. La cámara recorre los barrios residenciales de los negros pudientes, con sus coches de lujo, sus grandes mansiones, sus residentes vestidos con indumentaria cara, etc. y los contrapone a los agrupamientos de las chabolas miserables de los white trash, entre los que se encuentra Louis Pinnock, (John Travolta), el woorking poor, que por mucho que se esfuerce y trabaje nunca sale de su miseria y que, por razones que no se especifican, debe soportar que el último que llega progrese más que él. Su encuentro casual con Thaddeus (Harry Belafonte), un hombre negro rico y poderoso, tendrá trágicas consecuencias, en un final tan absurdo como la elección de la forma para tratar esta historia de interpretación más que dudosa. Lo único en lo que todo el mundo estaría de acuerdo es en que más que el color de la piel pesa el dinero, que reúne en torno a sí a los hombres más poderosos de la Tierra, con independencia de la raza o la latitud en la que ha nacido.
Comentario.
En su pretensión de crear una realidad alternativa, intentando refutar con argumentos absurdos el discurso racista norteamericano, Desmond Nakano fracasa al realizar un film realista en el que las imágenes contradicen los diálogos de los personajes. En la secuencia preliminar se tacha la cultura del hombre blanco de pobre, sin embargo un grupo de hombres negros ricos asisten a un festín en torno a una mesa en la que desde la disposición de los comensales y sus anfitriones, hasta la de los cubiertos y la vajilla se sigue la tradición protocolaria del hombre blanco, en la que lo único que contradice este tipo de fiestas o reuniones en la sociedad dominante es el color negro de los dueños de la casa y de sus invitados y el blanco de la sirvienta.
A partir de ese momento, detrás de cada desgracia del protagonista, ya sea el despido de su puesto de trabajo que lo lanza directamente de la pobreza a la marginación, un maltrato policial casual, e incluso su destino final, siempre hay un negro. La cámara recorre los barrios residenciales de los negros pudientes, con sus coches de lujo, sus grandes mansiones, sus residentes vestidos con indumentaria cara, etc. y los contrapone a los agrupamientos de las chabolas miserables de los white trash, entre los que se encuentra Louis Pinnock, (John Travolta), el woorking poor, que por mucho que se esfuerce y trabaje nunca sale de su miseria y que, por razones que no se especifican, debe soportar que el último que llega progrese más que él. Su encuentro casual con Thaddeus (Harry Belafonte), un hombre negro rico y poderoso, tendrá trágicas consecuencias, en un final tan absurdo como la elección de la forma para tratar esta historia de interpretación más que dudosa. Lo único en lo que todo el mundo estaría de acuerdo es en que más que el color de la piel pesa el dinero, que reúne en torno a sí a los hombres más poderosos de la Tierra, con independencia de la raza o la latitud en la que ha nacido.
Comentarios
Publicar un comentario
¡Deja tu comentario aquí!