El gran McLintock. Andrew V.MacLaglen
Ficha técnica:
Título original: McLintock!
País: Estados Unidos
Año: 1963
Duración: 127 minutos
Dirección: Andrew V.Mac Laglen
Guión: James Edward Grant
Director de Fotografía: William H.Clothier. Panavisión
Música: Frank DeVol
Edición: Otto Lovering/Bill Lewis
Directores artísticos: Hall Pereira y Eddie Impazo
Decoradores del set: Sam Corner
Diseño de vestuario: Rom B.Peck; Frank C. Beetson Jr.
Maquillaje;
Estilista peluquería: Lorraine Roberson
Productor: Michael Wayne
Batjac
Intérpretes:
John Wayne: George Washington McLintock
Maureen O'Hara: Katherine Gilhooley McLintock
Patrick Wayne: Devlin Warren
Stefanie Powers : Becky McLintock
Jack Kruschen : Jake Bimbaum
Chill Wills: Drago
Yvonne De Carlo: Mrs. Louise Warren
Jerry Van Dyke: Matt Douglas Jr.
Edgar Buchanan: Bunny Dull
Bruce Gabor: Ben Sage
Perry Lopez: Davey Elk
Sinopsis:
McLintock un bondadoso terrateniente hecho a sí mismo espera que su hijo vuelva de la Universidad- Pero con ella regresará también Katherine, la mujer de McLintock que, incapaz de soportar la vida en el campo. había marchado dos años atrása Nueva York.
Comentario:
En el contexto de la lucha entre ganaderos, la aristocracia de los colonos, y los agricultores que iban a instalarse en unas tierras, todavía inseguras, estériles y muy peligrosas, se enmarca el 'amor' entre un maduro George Washington McLintock, interpretado por John Wayne, y su bella esposa Katerine, protagonizada por Maureen O'Hara, una 'fierecilla indomable' shakesperiana, díscola y malhumorada, caprichosa y enamorada de la ciudad y sus fiestas, a la que finalmente domestica el gran hombre que es su marido, a pesar de un detalle insignificante: hace ya mucho tiempo que ella lo ha abandonado.
El film, dirigido por Andrew Mac Laguen, asistente de Ford en 'The quiet man' y otras películas, e hijo de un actor secundario que había trabajado con frecuencia para el maestro, dirigió unos cuantos westerns en los que dio trabajo al equipo cuando el gran cineasta abandonó el género. En esta réplica desafortunada de 'El hombre tranquilo', trasladada al salvaje oeste pero protagonizada por la pareja de actores de la entrañable comedia, Wayne y O'Hara, culmina con una bufonada sexista a más no poder, en la que el hombre persigue a su esposa, en paños menores, para darle una buena azotaina, seguido por todo el pueblo ansioso de tal diversión, de la que no está excluida cualquier mujer que se solidarice con la rebelde. Le pegó por una sencilla razón: porque era "suya". Entre el séquito de familias enteras que llevan de la mano a sus hijos para que presenciaran el merecido castigo a la turbulenta e indómita fémina, actitud que la convierte en la mujer más deseada de la tierra, está la propia hija de la protagonista
El cartel que anuncia el film y que tanta gracia hacía a amplios sectores de público, -no nos podemos engañar-, sería hoy imposible, gracias a que la sociedad avanza inexorablemente, a pesar de los pasos atrás que deba dar constantemente, -ahora estamos en medio de uno de ellos-, además de ser un producto de propaganda de la filantropía de los grandes terratenientes que intentaban vender los republicanos de la época, algo que siguen haciendo de forma edulcorada. Entendiendo que la caridad empieza por uno mismo, y que lo más adecuado es contratar a tu propio hijo, John Wayne consigue que Patryck Wayne represente el papel más destacado entre los jóvenes actores. Algo que no era nuevo, pues el padre lo había puesto ante las cámaras siempre que había podido, incluida una de las mejores películas de Ford, Centauros del desierto (The searchers, 1956).
Comentario:
En el contexto de la lucha entre ganaderos, la aristocracia de los colonos, y los agricultores que iban a instalarse en unas tierras, todavía inseguras, estériles y muy peligrosas, se enmarca el 'amor' entre un maduro George Washington McLintock, interpretado por John Wayne, y su bella esposa Katerine, protagonizada por Maureen O'Hara, una 'fierecilla indomable' shakesperiana, díscola y malhumorada, caprichosa y enamorada de la ciudad y sus fiestas, a la que finalmente domestica el gran hombre que es su marido, a pesar de un detalle insignificante: hace ya mucho tiempo que ella lo ha abandonado.
El film, dirigido por Andrew Mac Laguen, asistente de Ford en 'The quiet man' y otras películas, e hijo de un actor secundario que había trabajado con frecuencia para el maestro, dirigió unos cuantos westerns en los que dio trabajo al equipo cuando el gran cineasta abandonó el género. En esta réplica desafortunada de 'El hombre tranquilo', trasladada al salvaje oeste pero protagonizada por la pareja de actores de la entrañable comedia, Wayne y O'Hara, culmina con una bufonada sexista a más no poder, en la que el hombre persigue a su esposa, en paños menores, para darle una buena azotaina, seguido por todo el pueblo ansioso de tal diversión, de la que no está excluida cualquier mujer que se solidarice con la rebelde. Le pegó por una sencilla razón: porque era "suya". Entre el séquito de familias enteras que llevan de la mano a sus hijos para que presenciaran el merecido castigo a la turbulenta e indómita fémina, actitud que la convierte en la mujer más deseada de la tierra, está la propia hija de la protagonista
El cartel que anuncia el film y que tanta gracia hacía a amplios sectores de público, -no nos podemos engañar-, sería hoy imposible, gracias a que la sociedad avanza inexorablemente, a pesar de los pasos atrás que deba dar constantemente, -ahora estamos en medio de uno de ellos-, además de ser un producto de propaganda de la filantropía de los grandes terratenientes que intentaban vender los republicanos de la época, algo que siguen haciendo de forma edulcorada. Entendiendo que la caridad empieza por uno mismo, y que lo más adecuado es contratar a tu propio hijo, John Wayne consigue que Patryck Wayne represente el papel más destacado entre los jóvenes actores. Algo que no era nuevo, pues el padre lo había puesto ante las cámaras siempre que había podido, incluida una de las mejores películas de Ford, Centauros del desierto (The searchers, 1956).
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