El sabor del sake. Yasujiro Ozu





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Ficha técnica:

Título original:
País: Japón
Año: 1962
Duración: 112 minutos


Dirección: Yasujiro Ozu
Guión: Kogo Noda yYasujiro Ozu
Dirección de Fotografía: Yuuharu  Atsuta
Música: Takanori Saito
Dirección artística: Tashuo Amada y  Sigheo Ogiwara
SonidoYoshizaburo Senoo

Producción: Shizuo Yamaucho
Compañía: Yoshiku

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Intérpretes:

Chishu Ryu
Shima Iwashita
Mariko Okada
Teruo Yoshida
Shinichiro Mikami
Keiji Sada
Nobuo Nakamura

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Sinopsis:

Shubei Hirayama  se hace mayor y precisa cada vez más del cuidado y del cariño de su hija, pero ésta  se acerca peligrosamente al momento en el que una mujer del Japón de esa época puede perder la oportunidad de encontrar un marido y casarse, y dejando de lado su egoísmo decide darle su bendición para que encuentre un marido y se case.

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Comentario:

Yasujiro Ozu construye un relato tranquilo,imbuido de una forma muy peculiar de hacer, una política de autor,( Jacques Aumont), basada en el encuadre de gran carga semántica, con una información aparentemente concisa pero sin embargo muy intensa; en la construcción de la diégesis, en la que dominan las cámaras fijas, ocupan un lugar preponderante los espacios interiores; el escenario principal de su filmografía es la casa tradicional japonesa, el marco de vida doméstico de gran relevancia en sus historias, en la que se dan situaciones que evidencian el potencial del soporte arquitectónico y permiten entender el modo de habitar nipón  junto al sentido japonés del espacio. (María Peris 'Ozu's room').

La atención que Ozu concede al  encuadre es evidente e invita al espectador a la observación analítica de la composición fotográfica, ocultando cualquier signo que permita el develamiento  psicológico de su personalidad. A pesar de su cultura impregnada del espíritu del mundo occidental  en su desdoblamiento  de la imagen especular, la pantalla nos devuelve aquellos rasgos de su civilización que están a punto de desaparecer, como el quimono, que usan sus personajes cuando se recluyen en el ámbito privado del hogar, escenario privilegiado de sus películas, como hemos dicho antes. Ozu según esta autora, construye en la mente del espectador un off visual, un fuera de campo mayor,  intuido por una fuente de luz; cuando abandona este espacio, en una o dos ocasiones, el exterior no es el imaginado; es un lugar hostil, una construcción fría y glacial, un bloque gris de cuyos balcones pende la ropa tendida en cuerdas. Los frágiles tabiques corredizos permiten ampliar o cerrar las estancias, y con frecuencia, a través de los cristales, penetran en las habitaciones y en las oficinas los iconos del progreso y el desarrollo industrial, -chimeneas, humos, neones...-; hombres y mujeres conviven, conversan, toman el sake, de rodillas, ante una mesa, formando una composición con los objetos que descansan en el suelo.

De esta forma, tranquilamente, con parsimonia, los hombres hablan de las cosas más importantes de su vida: el trabajo, el ocio, la familia, el futuro de los hijos; en casa, las esposas y las hijas administran la economía familiar y discuten con los hombres, que generalmente vuelven al hogar  tras haber bebido un poco más de la cuenta, sobre las prioridades de los gastos y otras cuestiones de ámbito doméstico. Un cine que se vive  con placidez y permite una reflexión serena al espectador. Ozu, interesante como siempre.





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