Los líos de Gray. Sue Kramer
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Ficha técnica:
Títgulo original: Dray matters
País: Estados Unidos
Año: 2006
Duración: 96 minutos
Dirección: Sue Kramer
Guión: Susan Kramer
Casting: Amanda Mackey
Dirección de Fotografía: John S.Bartley
Música: Andrew Hollander
Montaje: Wendley Stanzler
Diseño de Vestuario: Ken Shapkin
Maquillaje: Fabian García
Productores: Jill Footlick, John J.Hermansen, Sue Kramer
Productor asociado: Dave Gare
Productores ejecutivos: Alexander Payne, Joey Horvitz, Margaret Riley, Ted Liebowitz
Diseño de producción: Linda del Rosario, Richard Paris
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Intérpretes:
Heather Graham :Gray,
Tom Cavanagh :Sam,
Bridget Moynahan: Charlie,
Alan Cumming : Gordy,
Molly Shannon :Carrie, Rachel Shelley (Julia Bartlett), Sissy Spacek (Dra. Sydney), Alejandro Abellan (Juan), Don Ackerman (Conrad Spring), Gloria Gaynor (ella misma), Samantha Ferris (Elaine), Warren Christie (Trevor).
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Sinopsis:
Dos hermanos muy unidos comparten piso, Gray (Heather Graham) y Sam (Tom Moynahan), deciden buscarse pareja para acabar con las habladurías que los han convertido en pareja, y buscarse compañeros. Sam se enamora de Charlie (Bridget Moynahan), pero desgraciadamente su hermana también, algo que precipita una cuestión que había estado latente: su homosexualidad.
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Comentario:
Sam Adams (Los Angeles Times) resume el film de forma dura pero certera: "Kramer muestra una sensibilidad nula por los matices del despertar a la vida sexual en la mediana edad." Hay algo inexacto en su juicio: no se trata del despertar a la sexualidad a la mediana edad, sino de reconocer la homosexualidad latente que todo el mundo intuía y Gray no quería plantearse tan siquiera.
Sue Kramer pretendía hacer una comedia distendida, alocada y divertida, una evocación de la secrewball de los 40, atenta tanto al atrezzo como al vestuario, elegido personalmente por la realizadora en colaboración con los especialistas, lo que le da ese toque de frivolidad que casa bastante mal con el drama que verbaliza Gray acerca de los problemas y la discriminación constante a que va a tener que someterse desde el momento que decida salir del armario y aceptar su nueva condición.
La diferencia con la comedia de los años 40 es que la moral que imperaba en Estados Unidos tras los locos años veinte no tenía apenas nada que ver con los prejuicios burgueses a los que se debe enfrentar los treintañeros del siglo XXI, tras el fortalecimiento y expansión de una clase media-colchón entre los muy ricos de comienzos del siglo XX, libérrimos y sin cortapisas morales, y los que se colocaban en las antípodas del espectro social, miserables y pobres de solemnidad, amenazados con todas las penas del infierno si se desviaban un ápice del camino correcto. Convendría echar una mirada al cine americano pre-code, en el que abundan situaciones que hoy sería políticamente incorrectas: tríos, golpes a las mujeres (Historias de Filadelfia) o vejaciones públicas (El hombre tranquilo, de John Ford), contempladas con simpatía: 'La mujer se merecía esos azotes'; las siniestras cifras de asesinadas han cambiado la percepción del público.
Es una lástima que no se haya podido conseguir que una mujer realizara un film al menos parejo a In & Out del gran Frank Oz, realizada casi diez años antes, contextualizando la decisión del homosexual de hacer pública su condición, sin obviar las reacciones de los más casposos y contraponiéndolas con la gente que no se inmiscuye en la vida de los demás, que también existe. Aquí, todo el peso recae en un amigo taxista, un tío heterosexual estupendo que está enamorado de Gray pero a la vez dispuesto a prestarle todo su apoyo. En ningún momento vemos angustiarse a la chica más de lo que lo harían unos zapatos que le apretaran los pies. En su contacto con Charlie siempre se buscan las situaciones propicias a generar las situaciones más estéticas y complacientes con el público.
Desde la cumbre de un rascacielos de neoyorquino, bajo unas enormes letras que anuncian el New Yorker, Gray ve su vida en perspectiva. ¿Será casualidad?
Desde la cumbre de un rascacielos de neoyorquino, bajo unas enormes letras que anuncian el New Yorker, Gray ve su vida en perspectiva. ¿Será casualidad?
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