Operación swordfish. Dominic Sena




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Ficha técnica:

Título original:  swordfish
País: Estados Unidos
Año:  2001
Duración: 100 minutos

Dirección: Dominic Sena
Guión: Skip Woods
Casting: Belinda Gardea
Director de Fotografía: Paul Cameron
Música:  Christopher Young, Paul Oakenfold
Montaje: Stephen E.Rivkin
Dirección artística: Andrew Laws

Vestuario: Bob Moore, Jr.
Maquillaje:

Productores: Joel Silver y Jonathan D.Krane
Productores ejecutivos: Jim Van Wyck y Bruce Berman
Diseño de producción: Jeff Mann
Compañías. Productoras: Warner Bros.Pictures, Silver Pictures, Village Roadshow Pictures, NPV Entertainment, Jonathan Krane Group

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Intérpretes:

John Travolta: Gabriel Shear
Hugh Jackman: Stanley Jobson
Halle Berry: Ginger Knowles
Don Cheadle: Agente J.T. Roberts
Vinnie Jones: Marco
Drea de Matteo: Melissa
Rudolf Martin: Axl Torvalds
Zach Grenier: asistente del director Bill  Joy
Camryn  Grimes: Holly Jobson
Más créditos en Imdb

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Sinopsis:


El núcleo de la trama es la operación Swordfish. En los años 80 la Agencia Antidrogas montó una red de empresas falsas para blanquear dinero y recoger pruebas. El problema es que esas empresas empezaron a ganar dinero. A los cuatro años, cuando se cerró la operación habían ganado casi cuatrocientos millones de dólares, dinero que se quedó ahí generando intereses; en la actualidad hay apalancados nueve mil quinientos millones. Un grupo de militares o mercenarios que viste de Armani, buscan un jaker (Hugh Jackman) que desvíe el dinero hacia un banco, el World-Bank, dirigidos por Gabriel, un peligroso espía...

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Comentario:

En una secuencia preliminar, John Travolta, dirigiéndose al público, situado frente a la pantalla,  le da su opinión particular sobre qué falla en el cine actual, el que convive y compite en la era audiovisual con otros medios de comunicar contenidos al público: la representación de la realidad, no tanto en la forma con la que se trata la imagen, no tanto por la proliferación de planos aberrantes para satisfacer a un público ávido de adrenalina, la edición delirante o la utilización de todo tipo de medios tecnológicos, a los que no hacían ascos cineastas de reconocida maestría, incluso los no caracterizados por el tratamiento revolucionario de la imagen, presenta una deficiencia : no se ajusta a lo que sucede cada día, a la 'verdad', que con frecuencia es más extraña que la ficción. Dominic Sena es ante todo un publicista, creador de videoclips, que no volvió a realizar un film relevante hasta 2011, En tiempo de brujas.



Dominic Sena

El realizador aborda una cuestión que, doce años después de producirse esta película, la gente está empezando a conocer con asombro e indignación: la corrupción del poder, las imbricaciones de la delincuencia, los jueces, la policía,  los servicios de espionaje con algunos  políticos, para financiar los poderosos partidos que van a regir los destinos de cada país, y que no son otra cosa que correas de transmisión de otros poderes ocultos que controlan el mundo, sin que nadie les encargue esa misión, ya sea económica o militarmente.  La historia se complica cuando el jefe de la trama  se trastorna, y se ve a sí mismo como a un Harry Houdini de  la magia financiera y criminal y comienza a  actuar por su cuenta, a considerarse  a sí mismo un héroe y combatir con quien lo contrató. Todos conocemos personajes así en la vida 'real', y , puede gustar más o menos el film, pero si bien las películas pierden en ocasiones actualidad, las críticas también; hoy somos conscientes de la existencia  en las cloacas de los estados  de servicios de espionaje y contraespionaje, cuyas miserias están desvelando piratas informáticos, jakers como Julian Assange o Snowden, que vuelca a la sociedad asuntos del calado del que presenta este film, e incluso mayores, cuya consecuencia más visible es la co-existencia de dos jefes de la iglesia católica, algo que no se producía desde los tiempos oscuros de la Edad Media, cuando otro Benedicto (XIII, llamado el Papa Luna) fue desalojado por las potencias europeas, al considerarlo poco manejable.

Gabriel (John Travolta), pertenece aun grupo de 'patriotas' llamado 'Célula Negra' que fundó J.Edgar Hoover (el creador del F.B.I. y colaborador necesario del Senador MacCarthy en la célebre caza de brujas), una organización de extrema derecha, unos iluminados que creen defender a cualquier precio las libertades del país y  el modo de vida americanos, aunque sea cercenando las de los que disientan. Este militar se erige en el salvador de Norteamérica, el martillo de los revolucionarios locales y de los países que acogen terroristas y para ello necesita dinero y está dispuesto a liquidar a cualquier político que se le oponga, aunque sea el senador que lo apadrinó. Sólo con el terror se asegura el american way of life. El discurso es transparente, el problema es la envoltura : un espectacular cine de acción en el que se han utilizado los recursos tecnológicos audiovisuales más actuales, con el objetivo de llenar las salas de cine y lanzar al público un discurso contrario al de los medios de comunicación, controlados por otros poderes, que fascinó al público. Que no es una obra maestra es algo indudable, y como muchas otras películas perfectamente olvidable, pero también es verdad, como evidencian las críticas de los usuarios, que una serie de realizadores, sin pretensiones de pasar a la historia del cine, de forma consciente o inconsciente, están elaborando un constructo intelectual, cuyos productos se agrupan bajo la etiqueta mainstream que consisten en llevar a la gene en masa al cine, distraerla con un ritmo adrenalínico que calca los esquemas publicitarios, que tanto gustan a las masas y a las élites, introduciendo elementos de reflexión que se van incorporando en el imaginario popular.¿Quién es el malo de la historia? ¿el militar o el jacker? ¿Cuántos, en su momento, se quedaron con la copla de que el séptimo de caballería mataba a los pobres indios? ¿Cuántos aplaudían cuando los veían aparecer en el horizonte para realizar una matanza?

M. Torreiro del diario 'El País'  parece no haber escuchado el discurso inicial de Travolta, con el que se puede estar de acuerdo o no, pero que hay que tener en cuenta, cuando afirma que el producto" es fácilmente olvidable por su desaforado interés por primar lo espectacular sobre lo verosímil." El director sin embargo no  se traiciona a sí mismo ni  busca un final convencional, con policías  y militares  buenos y malos; nos quedamos sin saber a qué intereses sirven, porque el entramado de policías, servicios de espionaje, policías especiales, etc. es tan complejo que nunca la mano derecha sabe lo que hace la izquierda. Así pues no está nada mal que alguien advierta del peligro de la existencia de iluminados, salvapatrias que pueden matar a inocentes y responsabilizar de ello a la masa de la ciudadanía porque no hace nada para  evitar que mueran millones de inocentes cada día, mostrándose escrupulosos solo ante lo que ven cuando ya no pueden mirar hacia otra parte; este legado de peligrosos golpistas se lo deben los norteamericanos a J.Edgar Hoover  al que el republicano Clint Eastwood dedicó una película en 2011 .

El público quiere un final feliz, repite Travolta al final. Pero la pregunta es : ¿Feliz para quién? ¿Para un ciudadano traicionado por todos, en el que nadie es lo que parece, sobre todo cuando parece que te protege y defiende sus libertades?  Discurso nihilista que anima al  ciudadano, representado por el personaje que interpreta Hugh Jackman a seguir el consejo de Woody Allen , 'Toma el dinero y corre', porque los que nos manipulan hacen magia, porque saben algo básico, como el el mago: lo que los ojos ven y los oídos oyen, la mente se lo cree, sólo hay que desviar  la atención. Las imágenes finales muestran que hay locos muy peligrosos, bajo la apariencia de 'ciudadanos honrados' de que hablaba William Shakespeare.

Quizás no se pueda esperar una obra de arte de quien trabaja  la imagen con mayor inmediatez en busca de la noticia que de mayores rendimientos económicos o que incite al ciudadano a actuar compulsivamente cuando se hace publicidad de un producto determinado. El público actual, el más joven, ha nacido con la posibilidad de trasladar todas sus energías a la pantalla, liberarlas en películas como Cranck de Neveldine y Taylor,  cuyo background preferimos ignorar, y no se escandalizan con esta forma trepidante poco proclive a la reflexión, lo que no implica que la cantidad de información que reciben no favorezca ese salto cualitativo que todos desean. Los rankings de visitas de los productos emanados del film muestra que, entre el público, no fue tan gran fracaso; se invirtieron 102 millones de dólares y se recaudaron 147. El objetivo de los inversores estaba más que cubierto, la duda está en el  beneficio intelectual , artístico y didáctico de la cinta.


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