Vacaciones en el infierno. Adrian Grünberg

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Ficha técnica:

Título original: Get the Gringo
País: Estados Unidos
Año: 2012
Duración: 95 minutos

Dirección: Adrian Grünberg
Guión: Mel Gibson, Adrian Grünberg, Stacy Perskie
Casting: Alejandro Reza, Carla Hool
Dirección de Fotografía: Benôit Debie
Música: Antonio Pinto
Edición: Steven Rosenblum
Dirección artística: Carlos Cosio, Francisco Blanc, Jay Aroesty

Diseño de Vestuario: Ana Terrazas
Maquillaje: Joe Rivera

Productores: Bruce Davey, Mel Gibson, Stacy Perskie
Productor ejecutivo: Vicki Christianson
Diseño de producción: Bernardo Trujillo
Icon Production/ Airbone Productions. Distribución: Filmax

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Intérpretes:

Mel Gibson: Driver
Peter Stormare
Dean Norris
Sofia Sisniega
Bob Gunton
Kevin Hernández
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Sinopsis:

Driver se ha hecho con millones de dólares, pero durante una persecusión estampa el coche contra el muro fronterizo de México. Capturado por la policía, le envían a una cárcel de mala muerte, en la que se adentrará en el peligroso mundo de 'El Pueblito', donde no es fácil sobrevivir para un forastero como él. La cárcel no la dirigía el alcaide y el norteamericano tuvo que esforzarse por trepar en esa escala social, con la ayuda de un niño de diez años.

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Comentario.

Mel Gibson se mueve como pez en el agua en este tipo de thrillers de acción sucios, sórdidos, distópicos, en los que prima la ignorancia, la pobreza extrema, los cuerpos agotados, las ropas de mercadito mal combinadas y todo lo que pueda contribuir a generar cierto rechazo visual de un público con prurito, pero que satisface a los más duros y fuertes que disfrutan con la sucesión de imágenes que identifican a los pueblos pobres del sur, objeto de la explotación de todos: poderes económicos, ejército y policía corrupta..., y que con frecuencia acaban hacinados en estos estercoleros, a los que llaman cárceles, pero que no se ajustan a la idea que cualquiera tiene de un penal. Los presos pululan al aire libre, sometiéndose a un riesgo mayor al que supone deambular por los ghettos más peligrosos de las grandes ciudades. Transitar por ellos y salir ileso es casi un milagro y el nivel de delincuencia es tal que el gobierno se ha propuesto cerrarlo con dos mil francotiradores.

A a este moridero paupérrimo, que se encarga de enfatizar una imagen sucia de colores con fuertes contrastes y acentuados claroscuros, acuden los que disponen de dinero en busca de órganos, razón por la que, tan pronto como accede un nuevo desgraciado las mafias que dominan el recinto le extraen sangre. Cada encuadre es un prodigio de texturas diferentes: paredes desconchadas, en las que se acumula la porquería, restos de mobiliario y mercadillos en los que se puede comprar ropa de a un dolar, contratar una prostituta y adquirir cualquier cosa en 'el sitio más mierdoso del universo', en el que sólo  arrimándose a cualquier superficie se podía coger la disentería. El día de visita aumenta el caos y el negocio de este submundo de la miseria.

Pero Driver comprueba que hay un Pabellón A en el que las cosas son algo diferentes, y desde ese momento llegar allí se convertirá en objetivo del americano. Pero a las dificultades innatas en un lugar de corrupción moral como este vertedero, se añade el hecho de que se permite que los presos lleven armas, hecho que favorece el trabajo de los funcionarios. No se puede concebir una situación más bizarra, una anarquía mayor y un apocalipsis más absoluto. La saga de Mad Max o las películas de Iñarritu son superadas hasta tal extremo que se demuestra de forma evidente que todo en la vida puede empeorar.

Terminado el film, Mel Gibson se dirige a la cámara y apela a los niños con un discurso de la delincuencia que no se entiende bien. No creo que sea una película que vean los niños.