El postre de la alegría (Paulette). Jerôme Enrico. Ficha técnica ampliada y comentario.

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Ficha técnica:

Título original : Paulette

País:  Francia

Año:  2012

Duración : 87 minutos

Dirección: Jérôme Enrico

Guión : Jérôme Enrico;  puesta en escena : Bianca Olsen, Laurie Albanel. Cyril Rambou y Jerôme Enrico

Casting: Coralie Amédéo, a.r.d.a.

Dirección de Fotografía :  Bruno Privat.Color

Música :  Michel Ochowiak

Edición : Antoine Vareille

Decorados: Christophe Thiollier, a.d.c.

Sonido: Jean-Luc Rault Cheynet, a.f.s.i., Raphaël Sohier-Bruno  Reiland, Thierry Lebon

Diseño de Vestuario:  Agnès Falque

Jefe de maquillaje: Guy Espitallier

Jefe de Peluquería: Michel Demonteix

Productor : Ilan Goldman

Productor asociado: Catherine Morisse Monceau

Diseño de producción: Cathy Lemeslif

Postproducción: Abraham Goldblat

Compañías. Productoras: Légende Films, en co-producción con France 2 Cinema y  Gaumont, con la colaboración de Canal   + Cinema y France Télévisions

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Intérpretes:

Bernadette Lafont: Paulette,

Carmen Maura: María,

Dominique Lavanant : Lucienne,

Francoise Bertin: Renée,

André Penvem: Walter,

Axelle Laffont: Agnés,

Ismaël Dramé: Léo,

Jean-Baptiste Anoumon: Ousmane,

Pao Boublard: Vito,

Mahamadou Coulibaly: Idriss.

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Sinopsis:

Paulina es una viuda racista, que trafica con cannabis, porque no tiene con qué pagar la casa, está a punto de ser desahuciada y no tiene perspectivas de futuro

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Crítica:

"Paulette es como los pasteles que prepara la protagonista: se supone que tienen un punto de subversión, de incorrección política, llenos como están de sustancias  prohibidas, pero en realidad lo que abunda es el relleno de crema. Pero en esta ocasión estamos benevolentes. Por Bernadette." (que realiza su último  trabajo) (Paulette. Por Bernadette. Beatriz Martínez. Dirigido por...Septiembre 2013)

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Comentario: 

El postre de la alegría (Paulettet) es una de las comedias más ácidas, cáusticas y con más mala leche de las estrenadas en los últimos tiempos. La elección de un registro cómico quita mordacidad y carga negativa a la cuestión más importante en la que se debate la moderna sociedad occidental, en riesgo de quedarse por detrás de los países emergentes y considerados hasta hace poco tercermundistas y ahora inversores en la maltrecha economía neoliberal y neocom que impera en el área más desarrollada del mundo; Jerôme Enrico crea una realidad distópica, nada ficticia, del momento que atraviesan países envidiados hasta el momento que están feneciendo con las recetas de economistas encargados de dinamitar el estado del bienestar con sus políticas de austeridad y recortes. Estamos viendo cómo el cine se ha ocupado de sus mayores en los últimos tiempos y ha ido convirtiendo las ansias y preocupaciones de quienes ya no cumplirán sesenta años en un centro de interés para sus guionistas y realizadores, bien haciendo hincapié en su desplazamiento a países más pobres para someterse a costosas operaciones más caras en su país de origen,de las que la reconstrucción de una cadera fracturada es  la reina, "El exótico Hotel Marigold" (John Madden, 2011); la irrupción de enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer, que se llevan consigo la esencia del ser humano: la capacidad de imaginar y crear, "El último concierto"(Yaron Zilberman, 2013); el consuelo que una sociedad desarrollada, culta y civilizada puede llevar a quien lo ha perdido todo Una canción para Marion, (Paul Andrew Williams, 2012), o incluso presentando a nuestros actores favoritos todavía luchando por ser algo en su vida profesional, tarea en la que están enrolados Bruce Willis, Mongan Freeman, Clint Eastwood, Hellen Mirren, Rober De Niro y tantos otros. Muchos de los que han prestado sus servicios a la sociedad durante toda su vida activa y que llenan las salas de los proyección, a las que sostienen con su afición a la magia de las historias que les narra el cine en sus grandes pantallas, son ahora contemplados por la avaricia como un coste excesivo para la sociedad; hacerse mayores no es una enfermedad que padecen algunos, es algo que acaba afectando a todos.

Esta larga introducción nos sirve para penetrar en el lado oscuro de la sociedad, el de aquellos pensionistas que cobran 600 euros al mes y que no pueden hacer frente a sus gastos, (luz, agua teléfono...), que en la época de las vacas gordas adquirieron un televisor plasma, y ahora tienen que ver cómo se lo embargan junto con otros tantos trastos antiguos que sólo son útiles para ellos, entre los que se encuentra objetos, en algunas ocasiones recogidos de los contenedores de basura, como una lámpara que Paulette encontró en la calle. Esta mujer es un lumpen de manual y una racista empedernida, que odia a los negros, incluido su nieto,  hijo de un policía de color, a los argelinos o a los de cualquier otro país emigrados a Francia, que viven en el mismo suburbio que ella, habitan en su escalera y realizan sus pequeños trapicheos en el portal de la casa. Todo empeora, si esto es posible, tras la muerte de su marido, acaecida el 11 de Septiembre de 2001, fecha emblemática para la sociedad capitalista occidental. De este modo Enrico intenta explicar la deriva de la economía liberal y el recorte de los derechos ciudadanos partiendo de la historia de una pobre mujer sexagenaria.

La anciana pensionista decide cambiar su suerte e inicia un proceso de superación personal que le ayude a salir de la miseria física, moral e intelectual, eligiendo el camino de la delincuencia, que es la única rama de la creación de riqueza, o de cambio de manos del dinero, que ofrece abundantes puestos de trabajo. En este proceso irá superando sus prejuicios raciales, al considerar camaradas a los pequeños camellos del barrio, independientemente de su etnia y condición, aceptará a su nieto e intentará ayudar a su hija. Ante la dificultad de sacar la mercancía por la vigilancia policial y los excesos de los grandes traficantes que intenta involucrar a los niños, como consumidores, en su negocio (algo que no es nuevo), siendo como es un gran emprendedora inicia una actividad nueva, de la que hace socias a sus amigas,  mejorada con su i +d (investigación y desarrollo) particular: vende la droga en pasteles que colocan. Cuando el juez le pregunta por qué una persona de su edad ha dado este paso, ella le responde: "¿Acaso Ud. cree que alguien vive con 600 euros al mes?" No obtiene respuesta de una sociedad hipócrita. Una vez iniciada la carrera de las ganancias sin límite ya nada la detiene: monta un negocio legal, de pasteles que colocan, en Amsterdam. Su familia y sus amigas siguen gozando del nivel de vida que les proporciona la inquieta empresaria, que ahora tiene dinero y carece de prejuicios y hace publicidad de sus pasteles a bombo y platillo (literal).

Una película muy divertida y a la vez incisiva y cruel con los pasotas sociales.