The Fatherless. Marie Kreutzer




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Ficha técnica:

Título original: Die Vaterlosen
País: Austria
Año: 2011
Duración: 103 minutos

Dirección: Marie Kreutzer
Guión: Marie Kreutzer
Casting: Rita Waszilovics
Cámara: Leena Koppe
Música: David Hebenstreit
Diseño de  sonido: Odo Groetschnig
Dirección artística: Martin Reiter
Edición: Ulrike Kofler

Diseño de Vestuario: Veronika Albert
Maquillaje: Sam Dopona

Productores: Franz Novotny, Alexander Glehr. Ursula Wolschlager, Robert Buchschwenter
Director de producción: Gottlieb Pallendorf; Bernhard Michelitsch
Co-productor: Gabriele Kranzelbinder
Compañías: Novotny & Novotny Filmproduktion Gmbh/Witcraft Szenario OG-Robert Buchschwnter/Ursula Wolschlager, junto con KGP/Kranzelbinder Gabriele Production Gmbh

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Intérpretes:

Andreas Kiendl: Vito
Andrea Wenzl: Kira
Emily Cox: Mizzy
Philipp Hochmair: Niki
Marion Mitterhammer: Anna
Sami Loris: Miguel
Pia Hierzegger: Sophie
Johannes Krisch: Hans
Axel Sichrovsky: Ossi
Seraphine Rastl: Madre de Kyra
Susanne Weber: Madre de Vito

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Sinopsis:

Tras la muerte de su padre, cuatro hermanos muy distintos se reunen después de mucho tiempo sin verse en las afueras de Viena, ignorando incluso hasta ese preciso momento la existencia de uno de ellos. Lo que pretendía ser un fin de semana en el campo se convierte...

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Comentario:

Cine de relaciones humanas muy duras, al estilo de Thomas Vinterberg, realizado desde un estadio de evolución cultural avanzado,  del hombre que está de vuelta de muchas cosas y las ha superado, porque efectivamente ha tenido ciertas experiencias y no utiliza nunca las palabras de forma superficial. Hans montó cuando era joven una comuna en la que vivían unas cuantas parejas anticapitalistas, ecologistas y militantes de unos cuanto más -istmos, en la que incluso había duda de quién eran los hijos y en la que cada uno de sus miembros veía cómo se descomponían estos ideales y dejaban profundas heridas en los miembros del colectivo. Algunas tan profundas que no se podían cicatrizar: "Un jarro se puede reconstruir, una vez roto, pero no se puede volver a llenar de agua", dice Kyra, la joven a la que el padre echó de casa junto a su madre, cuando ya no quiso asumir tantas responsabilidades, tras atribuirle haber dejado semiinconsciente a su hermana recién nacida Mizzy, para que dejara de llorar cuando estaban jugando con ella, acción que dejó secuelas en la pequeña. Nadie le volvió a hablar de esta hermana, nacida de una madre diferente a la suya.

"El pueblo se acaba enseguida,- dice la mujer de Hans- vayas en la dirección que vayas", cuando expresa a su único amigo en el pequeño pueblo, Ossi, su pena por el regocijo de las gentes del lugar al ver llegar el día de la muerte del padre de su hija. Marie Kreutzer lleva a la pantalla el funcionamiento de una familia disfuncional austriaca y lo hace de una forma tranquila e incluso hermosa; como es usual en los pueblos del Norte de Europa, una reunión familiar sirve de catarsis para sus miembros; Recordemos 'Celebración' de Thomas Vinterberg, o la muy reciente, esta vez norteamericana, 'Agosto' de  John Wells (2014). La realizadora  austriaca se sirve de un evento extremo, el entierro del padre de varios hijos de diferentes mujeres, y otros que ha educado como tales sin serlo (Niki),  para liberar los demonios  de los descendientes que  descansan más en paz que su progenitor tras cantarle su sonata de otoño.

Con una buena caligrafía cinematográfica nos va desgranando, siempre usando las imágenes de la forma más elocuente, todos los elementos que van construyendo su relato, consiguiendo que una simple insinuación ilumine cada una de las parcelas de la vida de estas personas en un paradisíaco lugar. Poco a poco el espectador va conociendo, apoyándose en flashbacks breves y luminosos de los tiempos felices, la existencia de la comuna y los comuneros,  la omnipotencia del pater al que todos adoran, incluidos los que no son sus propios hijos, el rencor de Niki, la hija despedida junto con su madre, el valor sentimental de un instrumento, la acordeón, para este pueblo, el rechazo pasivo y sin violencia, pero intenso y profundo, de la colectividad hacia una forma de vida tan diferente de la propia, etc. Pero también entendemos, sin exposiciones dialécticas complicadas, las heridas que la comuna ha dejado en los comuneros,y a la par el cariño y el afecto profundo, difícil de entender para una persona educada en una familia convencional, entre los 'hermanos'. Marie Kreutzer ha hecho esta película porque podía hacerla, en una sociedad que, sin superar los grandes males que afectan al ser humano, ha logrado salvar unos cuantos prejuicios. Muy aconsejable.



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