Dos tontos muy tontos: Cuando Harry encontró a Lloyd. Troy Miller




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Ficha técnica:

Título original Dumb and Dumberer: When Harry met Lloyd
País: Estados Unidos
Año: 2003
Duración: 85 minutos

Dirección: Troy Miller
Guión: Robert Brener y Troy Miller, basado  en una historia de Robert Brenner
Casting: John Papsidera, C.S.A.
Director de Fotografía: Anthony Richmond, A.S.C., B.S.C.
Música: Eban Schletter; supervisores: Jonathan McHugh y Matthew Sullivan
Edición: Lawrence Jordan
Director artístico: Paul Huggins
Coordinador de especialistas: Lonnie R. Smith, Jr.
Coordinador del departamento artístico: Anna Watson
Decorador del set: Frank Galline

Diseño de Vestuario: Susanna Puisto

Productores: Oren Koules, Brad Krevoy, Charles B.Wessler,  Troy Miller, Steve Stabler Production, Burg/Koules & Dakota Pictures Production
Co-productor: Carl Mazzocone
Productores ejecutivos: Tobby Emmerich, Richard Brenner, Cale Boyter, Bennett Yellin
Tripictures, New Line Cinema

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Intérpretes: 

Erich Christian Olsen: Lloyd
Derek Richardson: Harry
Rachel Nichols: Jessica
Cheri Oteri: Señora Heller
Luís Guzmán: Ray
Elden Henson: Turk
William Lee Scott: Carl
Mimi Rogers: Señora Dunne
Eugene Levy: Principal Collins
Lin Shaye: Margie
Shia LaBeouf: Lewis
Josh Braaten: Toby
Teal Redmann: Terri
Julia Duffy: Madre de Jessica
Michelle Krusiec: Ching Chong

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Sinopsis:

Desde hace tres años, Lloyd Christmas  (Erik Christian Olsen) está considerado como el chico más tonto del Instituto. Eso cambia radicalmente el primer día de curso, cuando conoce a  Harry Dunne (Derek Richardson), que serán integrdos en un programa especial

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Comentario:

A pesar de que el film recibiera tres  Nominaciones a los Premios Razzie, incluyendo peor guión, es un film que no se puede despreciar, una película muy casposa y retro, pero que fija tópicos difundidos por intereses privados espurios, muy arraigados en la sociedad, aunque muy combatidos por toda la bibliografía de los expertos en educación como Andy Hardgreaves, Lorna Earl y Jim Ryan (Una educación para el cambio), defensores de  aspectos que se ridiculizan y atacan ferozmente en este film.

Filmada con un modo de representación muy convencional y siguiendo los parámetros de la nueva comedia americana para adolescentes, ubica la acción en Rhode Island en 1969, año en el que, al otro lado del Atlántico los jóvenes estaban inmersos en otras guerras, aunque éste es un planteamiento excesivamente intelectual para que haya sido contemplado, ni siquiera de lejos, pòr los realizadores de un producto industrial propagandístico tan zafio.

El discurso en pro de los intereses privados frente a los públicos se traduce en una ridiculización in extremis de cualquier tipo de educación que no se integre en el mercado, en el que se juega con criterios de 'efectividad' y 'competencia', dejando al margen cuestiones como la pertinencia, tan valorada por los expertos,  que a la larga han desembocado en la rebelión de los alumnos de la prestigiosa Universidad de Harvard por el acriticismo de su formación que los relega frente a los de las universidades públicas. Los dos tontos muy tontos han sido educados uno en casa, Harry (Derek Richardson), y otro en un Instituto Público, Lloyd (Eric Christian Olsen). El primero ha estado bajo la tutela de su madre, acogiéndose a una modalidad educativa vigente en los Estados Unidos, el segundo es el hijo del conserje del Instituto y es un modelo de joven descerebrado.

A esto se añaden factores que hoy calan hondo, como la corrupción o el sexismo. En el momento involutivo en que nos encontramos, en el que atender a los parados, los enfermos o los desfavorecidos por cualquier causa, se considera un "gasto" innecesario y no una inversión de futuro  y un beneficio social, en vísperas de la gran depresión de la que los expertos de Harvard no nos saben sacar, ( o si, y de lo que se trata es de retroceder más de cien años en derechos y bienestar), el film se ríe abiertamente de los programas de apoyo a los estudiantes con necesidades educativas, cuya implantación sólo puede obedecer a un interés inconfesable de enriquecimiento por parte del director, aunque todo el mundo sabe que estamos hablando de pequeñas aportaciones estatales que pueden permitir algún pequeño lujo pero no los enriquecimientos que estamos conociendo en los últimos tiempos y que se producen en otros ámbitos aparentemente más respetables.

El grupo en cuestión se llama "Educación especial para descerebrados"  y las clases las imparte la encargada del comedor, amante del director, en las cocinas del centro. Los gags son muy, pero que muy casposos y definen más al que los hace que a quienes intenta ridiculizar. El trato a las chicas es muy ofensivo y tiene muy poco que ver con el papel de las mujeres en la comedia americana pre-code, lo que indica el retroceso de que hemos hablando y que nos está llevando de nuevo a las cavernas; en la última secuencia aparecen dos jóvenes en un coche (una actriz duplicada) que intentan ligar con estos 'capullos' y se presentan  como 'las pendonas'; una se llama Calen y la otra Tona. No sólo es un film malo, es absolutamente pornográfico moralmente; parece mentira que un discurso tan cutre haya calado tan hondo en amplios sectores de la población. Afortunadamente no en todos.


 

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