Guillaume y los chicos ¡A la mesa! . Guillaume Gallienne. Comentario.







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Ficha técnica:

Título original: Les Garçons et Guillaume ¡À table!
País: Francia
Año: 2013
Duración: 85 minutos

Dirección: Guillaume Gallienne
Guión: Guillaume Gallienne
Casting: Nathalie Cheron, a.r.d.a
Dirección de Fotografía: Glynn Speecksert. s.b.c.
Música original: Marie Jeanne Serero
Montaje: Valerie Deseine
Sonido: Marc-Antoine Beldent, Loic Prian y Olivier Dó Húu
Decorados: Silvie Olive
Colaboración artística: Claude Mathieu y Nicolas Vassiliev

Diseño de Vestuario: Olivier Beriot y Laurence Chalou

Productores: Guillaume Gallienne, Edouard Weil, Cyril Colbeau-Justin y Jean-Baptiste Dupont.
Director de producción: Mederic Boulat
Compañías: LGM Films, Rectangle Productions, France 3 Cinéma, Don't Be She Productions, con la colaboración de Canal +, Cine +, France Televisions en asociación con La Banque Postale, Image 6 y Cinemage 7 en co-producción con Nexus Factory y Ufilm, Ufund con el apoyo de CNC (Nouvelles Tecnologies en production) 

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Intérpretes:

Guillaume Gallienne: Guillaume/Mamá
André Marcon: El padre
Françoise Fabian: Babou
Narou García: Paqui
Diane Kruger: Ingeborg
Götz Itto: Raymund
Reda Kateb:: Karim
Charlie Anson: Jeremy
Brigitte Catillon: La tía de América
Carole Brenner: La tía políglota.



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Sinopsis:

El primer recuerdo que tengo de mi madre es de cuando tenía cuatro o cinco años: nos llamaba a mis dos hermanos y a mi a la mesa diciendo: "Niños, Guillaume, ¡a cenar!" y la última vez que hablé con ella por teléfono, colgó diciendo: "Cuídate, mi niña grande." Y, bueno, entre estos dos momentos hubo un buen número de malentendidos.

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Comentario:

Con demasiada frecuencia  el  esfuerzo intelectual por dotar de un envoltorio conceptual  un producto radica más en el que opina que en el que hace. Guillaume Gallienne, autor del guión, director y actor por partida doble hace una película que no quiere desprenderse del teatro, predecesor del cine, el espectáculo de los pobres (Noël Burch), en la puesta en escena de historias, ni  de su frontalidad  e incluso de la presencia de hombres interpretando a mujeres, aunque él quiera añadir  a su pedante  travestismo un significado especial, acorde con el tema que está tratando. Imágenes subliminales de Guillaume sentado en una cama flanqueada por los  decorados palcos  del teatro, que apenas se vislumbran en la penumbra, hasta que finalmente vemos, sentada entre el público, en la platea,  a la verdadera madre del actor/personaje, nos muestran el amor y la nostalgia por un mundo en extincion. Algunas secuencias son tan pretenciosas que producen rubor, especialmente la del héroe intentando dominar sus miedos montando a caballo como el General Patton en unas famosas cuadras, con música de Wagner, o acudiendo a unos balnerarios cercanos al castillo  de Fussen, donde hizo realidad sus fantasías idealistas pre-nazis un famoso homosexual: Luís II de Baviera.

Una indumentaria  verborréica grandilocuente salpicada de bromas escatológicas y de gusto muy plebeyo pero que provocan risas reprimidas de un público burgués, que evidencian que hay ciertos sentimientos transversales que siguen provocando hilaridad en todas las clases sociales, especialmente si están muy reprimidas, como  lavativas realizadas por enfermeras alemanas, con padres residentes en París por razones más que dudosas, fogosos y corpulentos amantes de origen ruso, negro o musulmán, que les sugieren cierta conexión entre sus órganos reproductores con los de los caballos, lo que lleva al joven y andrógino protagonista a liberarse de sus miedos a los potrancos en la  fastuosa secuencia de que hemos hablado antes.

Mucho lujo y bienestar en el hogar de Guillaume, cuyo mayor problema es que su mamá había decidido que estaba harta de chicos en casa y que el próximo alumbramiento sería una niña, aunque para ello tuviera que forzar a la propia naturaleza. De esta manera, la madre no crea un homosexual, aunque la naturaleza parece haberse querido vengar de ella dando una forma física ambigua al chaval, sino un pobre chico con un complejo de Edipo difícil de erradicar, del que la propia progenitora advierte a su retoño : ¿Cómo sabes que no eres homosexual?  Porque me caso, responde él. Más difícil es determinar el peso sobre sus futuras decisiones de aquella que le dio la vida y el gran bienestar de que goza. 

Con frecuencia suelo pensar que he perdido el sentido del humos y no me llegan sensaciones como las de Carlos Tejada: Gallienne maneja con destreza un material propenso al melodrama y en el que, al igual que Woody Allen, deposita sus filias y sus fobias con un, también contenido, sentido del humor. (Guillaume y los chicos ¡A la mesa! Edipo confundido. Dirigido por...Abril 2014). " El giro final confirma el talento del debutante para la impudicia/espectáculo", dice Jordi Costa en Fotogramas : pues eso, una impudicia de 85 minutos de duración, que la prensa menos conservadora ha sabido orillar.



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