Pompeya. Paul W.S.Anderson



______________________________________________________________________________________________________________

Ficha técnica:

Título original: Pompeii
País: USA/Alemania/Canadá
Año: 2014
Duración: 105 minutos.

Dirección: Pal W.S.Anderson
Guión: Janet Scott Barchler, Michael Robert Johnson y Lee Batchler
Dirección de Fotografía: Glen MacPherson. Color
Música: Clinton Shorter
Montaje: Michele Conroy

Productores: Don Carmody, Jeremy Bolt, Robert Kulzer, Martin Moszkowicz y Paul W.S.Anderson
Diseño de Producción: Paul D.Austeberry
Compañías: Impact Pictures, Constantin Filmproduktion, Don Carmody Productions para FilmDistrict

________________________________________________________________________________________________________________

Intérpretes:

Kiefer Sutherland: Corvus
Carrie-Anne Moss: Aurelia
Kit Harrington: Milo
Emily Browning: Cassia
Jessica Lucas: Ariadna
Jared Harris: Severus
Adewale Akinnuoye-Agbaje: Atticus
Currie Graham: Bellator
Joe Pingue: Graecus
Dylan Schombing: Milo, niño.

_________________________________________________________________________________________________________________

Sinopsis:

El film se centra en los días previos a la erupción del Vesuvio del año 79 d.c., en la que murió al querer observar de cerca el fenómeno natural Plinio el Viejo a la edad de 56 años.

__________________________________________________________________________________________________________________


Críticas:

La crítica no parece ponerse muy de acuerdo sobre esta nueva entrega del iconoclasta Paul W.S.Anderson, pues mientras gran parte de los opinadores la sienten como poco hábil  y sin emoción e incluso carente de atractivo visual, a pesar de estar realizada en 3D, hay quien ve, (Robert Alcover Ortí. Las cenizas del clasicismo. Dirigido po...Abril, 2014), al cineasta como "un artista empeñado en reactivar toda una tradición popular en base a la celeridad del mundo contemporáneo, el lenguaje de los videojuegos, la música electrónica, y un concepto muy personal de  la virtualidad y la simulación", y, basándose  en Vicente Rodrigo Carmena (revista digital  Cineuá), lo incluye en un grupo de realizadores con Paul  Thomas Anderson, Bruce La Bruce (cine negro cargado de humor negro que no se ha estrenado en España), Wes Anderson o James Gray que "trabajan la destrucción del cine clásico americano (...) que trabajan con los restos de la estructura sentimental y sensible del Hollywood clásico y moderno (...) refiriendo constantemente al cine clásico para demostrarse nuevos por contraste."

La posmodernidad, al acabar con los -ismos , al renunciar a los ideales de las revoluciones de la Europa moderna y contemporánea, provocó una dispersión dialéctica e intelectual, por lo que ahora nos movemos de forma dispersa, incapaces de encontrar los signos de la verdadera innovación en la construcción de cualquier discurso, y en lo que aquí y en este momento nos interesa en la construcción de la  diégesis cinematográfica; como dice el citado Vicente Rodrigo Carmena, un joven muy joven cuya opinión nos interesa mucho, al hablar de la desaparición de otro joven, el cineasta Adam Cooley de 27 años, descubrió que la postura de aquellos que abanderan la brecha digital, (quiero entender que aquellos que están en la orilla en la que se disfruta de todos los avances tecnológicos), era un pequeño fiasco, ya que en realidad eran los herederos de Godard. Se podría hablar largo  y tendido sobre la revolución de los modos de representación en el cine, sin contar con los grandes hitos como la introducción del sonido, el color, la tecnología digital o la tercera dimensión, y quizás se produciría un gran desacuerdo entre los críticos sobre cómo se produce el progreso atendiendo también a las reivindicaciones de los/las grandes teóricos del feminismo que reivindican un nuevo tratamiento de la representación de la mujer acorde con las disciplinas universitarias, por citar sólo algunas cuestiones

También habla  Roberto Alcover Ortí de la indiferencia con que los habitantes de Pompeya y Herculano, ciudades ubicadas en la Bahía de Nápoles, donde los antiguos romanos construían magníficas villas de recreo en Cumas, Baia, la isla de Capri..., vivían la proximidad del gran monstruo, el Vesubio, que entra en erupción aproximadamente cada dos mil años; si uno visita la zona y comprueba la gran especulación inmobiliaria que se ha generado en torno al mayor testigo de la tragedia del año 79, -las ruínas de Pompeya en las que se pueden observar hasta las posturas en que murieron sus habitantes, al ser protegidos sus cuerpos por la lava-, donde se concentran cientos de miles de residentes y turistas, tiembla al pensar qué podría ocurrir si hoy el volcán renovara su actividad, transcurrido prácticamente el tiempo de su habitual descanso. Ese si es motivo para una gran película, que haría estremecer de miedo a más de un romántico morboso, ante la imposibilidad de evacuar por tierra, mar y aire, con los medios de transporte más vanguardistas a las populosas ciudades turísticas que tapizan la zona, con numerosas viviendas que flanquean ambos lados de las carreteras de penoso tránsito.¿Qué dioses castigarán estos excesos?

Ante la crisis  del bienestar económico de las masas, alcanzado en luchas sangrientas paralelas al desarrollo industrial, desde la invención de la primera máquina de vapor y el primer telar, han entrado en conflicto dos formas de ver el mundo: la racionalista, empeñada en explicar las raíces de la crisis humana que ha dejado la superada crisis económica de que hablan quienes han desavalijado a los hombres que han hecho avanzar la sociedad con su esfuerzo, cuyo objetivo es buscar una vía de resolución de los conflictos, y la más romántica, formada por cineastas catastrofistas, (Lars Von Trier, Roland Emmerich y ahora Paul W.S.Anderson, entre otros), entregados a "la construcción de una moral adaptada a los nuevos tiempos (...) debido al apocalipsis de los valores tradicionales, la mirada  irónica a los modelos clásicos y la descripción de un mundo sin salvación, sin escapatoria, dominado por un poder omnisciente e incontrolable. Pompeya puede leerse entonces como la destrucción de unos personajes, de una narración y de una estética  que ya no pueden explicar ni sobrevivir  a una nueva realidad, que aquí se disfraza de lava, cenizas y maremotos." (Roberto Alcover  Oti. Las cenizas del clasicismo.Dirigido por..., Abril, 2014).

Quien no se ha colocado en el lado correcto de la brecha tecnológica ha puesto 'a bajar de un burro' la nueva realización de Paul W.S.Anderson que ha llevado la estética de Roland Emmerich, Michael Bay o Zack Snyder a la antigua Roma. Aunque tampoco hay que ponerse así, porque, sin ir más lejos, el gran Joseph L.Mankiewicz, en su desafortunada Cleopatra, vistió de púrpura y colocó una corona en la cabeza del gran Julio César y un cetro en su mano, los atributos del poder real, cuando todos sabemos que de haberse producido un hecho semejante, si el Gran estadista y militar romano hubiera esperado la entrada de la reina de Egipto vestido de esta guisa, algo que repetirá más tarde con su hijo Cesarión, hubiera durado menos que un caramelo en la puerta de la escuela. ¿Era ignorancia o absoluto desprecio por la lealtad a la Historia con mayúsculas? Sin hablar del mozo perchero que adorna una de las estancias del palacio de Cómodo en 'La caída del imperio romano' del gran Anthony Mann.


Comentarios

Entradas populares