Air Doll: Irokazu Kore-Eda






Ficha técnica:


Título original: Air doll
País: Japón
Año: 2009
Duración: 113 minutos
Género: Drama

Dirección: Hirokazu Kore-eda
Guión: Hirokazu Koeeda, basado en una historia de Yoshiie Goda
Direción de Fotografía: Mark Lee  Pin Bing
Música: World's End Girldfriend
Montaje: Irokazu Kore-Eda
Dirección artística: Yohei Taneda

Diseño de producción: Hiroki Kaneko
Compañías. Bandai Visual Company, Fortissimo Films


Intérpretes:


Arata Iura: Junuchi
Du-Na Bae: Nozomi
Sumiko Fuji: Widow
Mari Hoshino: Mujer de la Manzana
Itsuji Itao: Ideo
Susumu Terajina: Policía
Kimiko Yo
Joe Odaigri: Fabricante de Air Doll


Sinopsis:


Una muñeca hinchable de tamaño natural vive en un modesto piso de Tokio, como única compañera de un hombre solitario de mediana edad. que le habla,  la baña y le hace el amor cada día cuando vuelve del trabajo. La rutina se rompe cuando la muñeca cobra vida, desarrolla un alma y descubre un mundo nuevo a su alrededor, más allá de las estrechas paredes de su piso. Cuando se atreve a salir al exterior descubre un mundo fascinante, conoce a mucha gente, aunque nadie es capaz de explicarle qué significa estar viva. Un día entra en un videoclub y conoce a Junichi, el vendedor, del que se enamora inmediatamente.



Críticas y comentario:


Jordi Costa destaca la exquisitez de Irokazu Kore-Eda en su acercamiento a un film que su realizador convierte en "un perfecto símbolo para los tiempos de la discapacidad sentimental, la muñeca hinchable  había entrado en el imaginario cinematográfico para hablar del fetichismo o la afasia emotiva de su usuario, pero, si este crítico no se equivoca, Kore-eda es el primero en plantearse el problema de su vida interior." (Respiración y sentimiento. Diario 'El País').

Otros críticos que hacen gala de una inocencia impropia de su edad y de la publicación a la que sirven, y que tienen una capacidad realmente sorprendente para frivolizar sobre todo, como Derek Elley de Variety, una revista de enjundia dedicada al entretenimiento y especializada en cine, se refiere al film de Kore-Eda como un  'cuento de hadas'. Una se siente inclinada a matizar que si alguien es capaz de sentir esta película de tal forma, es que no excluye la existencia del hada madrina borde, que persigue sin cesar a la protagonista, que va destilando, a medida que avanza la cinta grandes dosis de tristeza y melancolía, sentimientos que despierta en el que observa su destino cruel.

La objetivación de las mujeres, la cosificación de los hombres, el vacío y la soledad son los protagonistas de este relato contado con delicadeza, con mucho cuidado, como procurando evitar que el más mínimo arañazo consuma la frágil existencia de esta muñeca, colocada por su autor en un contexto muy diferente a la que volvió loco al protagonista de Berlanga en 'Tamaño natural' (1973), propiedad de un burgués, un dentista cínico que, igual que el dueño de Nozomi (Du-Na Bae) prefiere una compañera carente de sentimientos humanos, más cínico y caprichoso que el japonés, un pobre hombre que ha perdido a su compañera y busca consuelo.

Nozomi, aderezada con todo lo necesario para satisfacer las fantasías masculinas más vulgares, ataviada con el uniforme de la sirvienta occidental, algo muy elocuente, de falda muy corta, camina desprevenida e inconsciente de las pasiones que despierta y de su carácter de fetiche al servicio de las frustraciones del compañero que la desempodera en cualquier lugar, hasta que un accidente ocasional le produce una 'herida' profunda por la que empieza a escapar el aire que contiene en un interior muy diferente al de la mujer que sustituye, y que el dependiente del video-club para el que trabaja Junuchi (Arata Iura) rellena con su aliente, dotándole de un corazón y de unos sentimientos que la embargan. Mas el joven se siente, como la chica, un objeto, un instrumento al servicio del poder que lo explota y conduce a la recién nacida a la vida a una trágica confusión.

Los personajes de Irokazu-Eda son humanos, con sus virtudes y sus defectos, con sus virtudes y sus carencias,  lastimados por el vacío de una vida de insatisfacciones y la soledad, que padecen impotentes y sin capacidad de respuesta las insatisfacciones e injusticias de una sociedad patriarcal, en la que a la mujer se le atribuye el papel de procreadora y el hombre busca sustitutas para la satisfacción de sus fantasías sexuales; el propietario de Nozomi desea que retorne a la situación anterior, que renuncie a sus sentimientos y que deseche su corazón humano que levanta una barrera entre los dos. Cuando el resto de sus compañeras son desechadas por el hombre que las adquirió, su creador conoce por las marcas en su cuerpo y el estado de sus costuras el tratamiento que recibieron durante su vida útil. La inocente e ingenua protagonista prefiere la soledad a la que es capaz de dotar de belleza. Una metáfora dura, eficaz e impactante precisamente por el lenguaje honesto, directo y sencillo que su autor ha elegido para adaptar al cine la historia de Yoshiie Goda, aunque carente de la crítica social del film de Berlanga, en el que la inocencia hace tiempo que ha desaparecido del universo de sus protagonistas.





 

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