Das Boot. Wolfgang Petersen



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Ficha técnica:

Título original: Das Boot
País: Alemania del Oeste (RFA)
Año: 1981
Duración: 216 minutos

Dirección: Wolfgang Petersen (La historia interminable, Air  Force One, La tormenta perfecta, Troya...)
Guión: Wolfgang Petersen, basado en la novela Lother Günther Buchheim
Casting: Willy Schlenter
Diseño de Fotografía: Jost Vacano, a.s.c.; fotografía de miniaturas: Ernst Wild
Música: Klaus Doldinger
Edición: Hannes Nikel
Director artístico: Götz Eidner
Decorador del set: Rolf Zehetbauer y Götz Weidner
Efectos especiales: Kal Baumgartner

Diseño de Vestuario: Monika Bauert
Maquillaje: Rüdger Von Sperl, Alfred Rasche, Ago Von Sperl

Productor:  Günter  Rohrbach
Productor del Director's cut: Ortwin Freyermuth
Co-productor: Michael Bittins
Productores ejecutivos: Lutz Hengst, Mark Damon, Edward R.  Pressman & John W.Hyde
Diseño de Producción:  Rolf Zehetbauer
Compañías. Productoras: Columbia Pictures presenta a Bavaria Film, Radiant Film GmbH, Suddeutscher Rundfunk (SDR)/Westdeutscher Rundfunk (WDR), Twin Bros.Productions. Sony Pictures DVD Center

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Intérpretes:

Jürgen Prochnow: el capitán
Herbert Grönemeyer: Oficial Werner
Klaus Wennemann: Jefe de Ingenieros
Hubertus Bengsch: Primer oficial
Martin Semmelrogge: Segundo Oficial
Bernd Tauber: Jefe de navegación
Erwin Leder: Johann
Martin May: Ullman
Heinz Hoenig: Hinrich
Uwe Ochsenknecht: Jefe de máquinas
Claude-Oliver Rudolph: Ario
Jan Fedder: Pilgrim
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Sinopsis:

En el apogeo de la Segunda Guerra Mundial, la joven tripulación de un submarino se adentra en el océano en una misión secreta de la que probablemente no regresen con vida. Con orden de patrullar el Atlántico y destruir una armada aliada que lleva suministros a Gran Bretaña, este equipo deberá surcar las aguas enfrentándose a los ataques de enemigos desconocidos. Del nominado al Oscar al Mejor Director, Wolfgang Petersen, llega esta aventura épica que mantiene la presión y la tensión desde el principio hasta el final.

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Premios:

- 1981, Globos de Oro: Nominada a la Mejor Película Extranjera
- 1982,  Oscars: Nominada a seis categorías, incluída Mejor Película, Mejor Director y Mejor       Fotografía.

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Comentario:

Das Boot es una película importante, que reveló al  público internacional el talento de Wolfgang Petersen, hecho que supo apreciar Pablo Kurt, (Filmaffinity) y le impulsó a mojarse personalmente con una crítica en su página: "Wolfgang Petersen bucea en las angustias de unos soldados alemanes encerrados en un submarino durante la II Guerra Mundial. Una magistral, tensa y claustrofóbica película que arrasó en la taquilla alemana, consiguió 6 nominaciones a los Oscar y ofreció a su director un pasaporte directo a Hollywood. El espectador sufre ante la incertidumbre del destino de una tripulación que poco importa que esté del bando "enemigo". Por último, señalar que el film menos "alemán" de los ochenta sigue siendo el mayor éxito del cine alemán de las últimas décadas."

Tras la aparición fantasmal de un buque, envuelto en una bruma tan densa que da la impresión visual de un congelado de larga duración, el barco va tomando forma y materializándose en el horizonte; estas imágenes funcionan a modo de telón que se levanta y da paso a la representación de una tragedia que comienza con la imagen de unos jóvenes ebrios que se lanzan sobre los coches de sus oficiales, inmersos en una orgía propia de quien, sin haber madurado todavía, se encuentra ante las puertas de la muerte. Un brillante film antibelicista que consiguió la unanimidad de la crítica, europea y norteamericana. Los actores se hacinan en un espacio tan reducido que no da pie a planos americanos o generales y esta situación, esta estrechez del set nos obliga a un diálogo constante con unos jóvenes generalmente tomados en primeros planos; lo que interesa al cineasta alemán es mostrar a unos hombres que, como cualquiera de otro país que participaba en la contienda, nacieron en Alemania por accidente, sufrieron como nadie al dictador y sus ambiciones imperialistas (algo que plasmará Brian Percival en 'La ladrona de libros', 2014), ya fueran judios, comunistas, sindicalistas o despistados y poco interesados en la política, pero que, finalmente, fueron reclutados a la fuerza para jugarse la vida en la batalla más sangrienta que ha librado la humanidad, que se saldó con más de sesenta millones de muertos. Los marineros de este submarino aciago lloran ante las fotografías de su familia, de cuyo lado los han arrancado, o por amores imposibles surgidos con jóvenes europeas con las que van a tener hijos no viables, que no van a ser aceptados por ninguno de los dos bandos. Pero, además, el film denuncia la incompetencia de los mandos hitlerianos que arrojaron a sus jóvenes a una muerte segura, por pura incompetencia. El mundo olvida su historia.


La Rochelle, Francia; Herbst, 1941. Una voz en off nos recuerda que la flota alemana con la que Hitler pretendía bloquear los suministros de Gran Bretaña, empezó este año a sufrir sus primeras derrotas. A pesar de ello la cúpula militar del III Reich sacrificaba sin contemplaciones sus buques tripulados por marineros cada vez más jóvenes; de los cuarenta mil soldados que sirvieron en la flota germana, treinta mil nunca regresaron. Una cruzada de niños, advierte el capitán del submarino que da nombre a esta historia: " nazis, 'héroes de boquilla que sólo saben fanfarronear; apúntelo en su diario! el Ministro de Propaganda (Goebbels) se alegrará", le dice al joven periodista que los acompaña en su peligrosa travesía. No hay nada más divertido que un submarino, exclama el capitán en un momento de obnubilación mental; poco después se convertirá en un sarcófago en cuyo interior un grupo de jóvenes alemanes esperan la muerte, aferrándose a cualquier pequeña esperanza que les conecte con la vida. La cámara de Petersen va de unos personajes a otros, del capitán, al jefe de máquinas, de éste al periodista y hasta el último marinero, escudriñando sus más mínimos gestos en la tensa calma de la espera de un destino incierto. Uno se pregunta qué sentido tiene la vida, el esfuerzo por ganarse el sustento de cada día, si de pronto todo el excedente de nuestro trabajo puede ser arrebatado mientras pugnamos por sobrevivir. El submarino se convierte en una célula social que el realizador alemán estudia como un biólogo en un laboratorio y el resultado de sus observaciones es el de un pueblo que no cree en los líderes que le han arrastrado a esta locura, a excepción de un joven oficial nazi, un chico de buena familia que choca con la tripulación de "borrachos zarapastrosos", a los que, en principio, desprecia. Pero el ser humano es capaz de evadirse en la peor de sus desgracias, e incluso hacinados en esa caja mortuoria se montan sus fiestas en las que algunos representan el papel de mujeres y como consecuencia anidan en ellos las ladillas, que no distinguen entre las diferentes clases sociales sometidas a una situación extrema. El  joven oficial nazi también es víctima de ellas.

Durante 216 minutos, -edición del director-, Petersen nos obliga a convivir con unos hombres, algunos tan jóvenes que se habían enrolado en una aventura tan suicida que no pudiera salvarles ni su propia madre, y a empatizar con ellos, de aquí que el espectador sienta las fanfarrias y  comparta la emoción de unos marineros cuando el submarino sale a flote tras ser abatido y arrojado al fondo del mar, olvidando el bando en que militan y lamentando la condición humana que impulsa a los hombres a matarse entre sí. Nadie se plantea de qué lado están, sólo sienten la humanidad de unos soldados que escuchan música francesa en su intimidad y sueñan con unas novias de las que se han enamorado, cuando el mar les ha permitido desfogarse en tierra. La música de Klaus Doldinger o el aspecto desarrapado y bohemio de la marinería evita la estética nazi y nos muestra el lado más perverso y letal de las guerras: quienes soportaron los ataques más duros y combatieron con fiereza en el mar, al que definitivamente vencieron, perdieron su barco, su honra y su vida cuando estaban en puerto seguro. Algunos se salvaron por azar, la misma suerte que decidió en qué país debían nacer. De esta forma Das Boot se convierte en una película, como muchas otras, profundamente humana y antimilitarista.


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