Dom Hemingway. Comentario




Comentario:

El film de Richard  Shepard, realizador norteamericano de cine y TV  Dom Hemingway ha recibido, a partes iguales, críticas negativas, más neutrales y muy positivas, lo que indica que, al menos, es un película que no ha dejado indiferente a nadie, ya sea por el respeto que se ha ganado su protagonista, Jude Law, o por la complicidad que se establece con  su compañero, Richard E. Grant,  en esta buddy movie,  un film de 'colegas' en el que las mujeres están en su papel de  solaz del guerrero. Entre aquellos que han cuestionado el film, está  Juan Roures, que realiza un análisis conjunto de las dos últimas comedias que ha presentado en el mercado español la Fox: "Este es el caso de Amor en su punto y Dom Hemingway, dos películas de estreno retardado (ambas son de 2013) que, con la excusa de tratarse de comedias, ofrecen guiones vulgares, simplistas, molestos… y, lo que es peor, carentes por completo de chispa. ¿Pueden considerarse comedias si apenas despiertan un par de carcajadas forzadas a lo largo de todo su metraje? Quizá debería inventarse un nuevo género para ello, para evitar las palabras “comedia fallida”." ('Dom Hemingway' y 'Amor en su punto' : dos comedias sin gusto. La estación del fotograma perdido). En algunos aspectos su crítica coincide con la de Tim Robey (Telegraph) que juzga la cinta con dureza y la tacha de sucia, chillona y vergonzosa.

En la misma línea se manifiesta Javier Ocaña, crítico del diario 'El País' cuando la cataloga de "Sucedáneo de poca enjundia de los trabajos de Guy Ritchie, con su desaforada violencia con toques de comedia negra, y de la estética de la pesadumbre sangrienta de las de Nicolas Winding Refn, Dom Hemingway se diluye pronto, y sólo un puñado de imágenes sueltas (una cámara lenta por el aire tras un accidente de coche, ciertos guiños de Law) la sacan de un ritmo muy plomizo, provocado sobre todo por una torpe graduación de la secuencia, que puede provenir del guión..." (El nuevo Jude Law. Diario El País).

Exagera Javier Ocaña cuando afirma que Jude Law será para siempre recordado por el plano fijo de casi cuatro minutos con el que se inicia el film. Hoy son muchos los actores que se han sometido a desfiguraciones de su cuerpo y de su rostro, algunas muy radicales como las de Christian Bale en 'El maquinista', película para la que adelgazó 28 kilos, o 'La gran estafa americana' en la que lo deformó con un sobrepeso inducido que le dio la misma apariencia vulgar que al actor británico en su papel de Dom. Richard Shepard crea un  personaje bizarro, vulgar, grosero, desmadrado, desmedido y kitsch, y le pone zapatos de payaso; un hombre ignorante, brutal, chillón y descerebrado, un delincuente que lo pierde todo, años de vida, una familia, un hogar, porque en definitiva es un romántico que respeta un código de honor, algo ridículo en el mundo en el que se desenvuelve, una voluntad que mueve montañas y un ego desmedido, del que hace gala cuando pronuncia su nombre o ensalza su 'polla'. Un personaje que despierta aversión y ternura a la par.

Al diseño de este personaje vulgar e histriónico contribuye una puesta en escena kitsch, un ejercicio de estilo que le aproxima a Tarantino en los diálogos disparatados de los personajes, tres simios en un salón decorado con fuertes contrastes poperos, paredes de blanco nuclear que contrastan con las tapicerías de color  rojo-brillante de las que penden tres inmensas pinturas de enormes chimpancés que los simbolizan; la cinta está dividida en partes, separadas con planos de color rojo intenso y enormes letreros que acotan su significado y cuyo cromatismo de cuento y de cómic evoca la concepción naïf de las películas de Wes Anderson.

Las bellas tomas de ciudades inglesas y francesas, los colores infantiles, las bonitas y elegantes mujeres que pululan en torno a los ricos y que amenizan sus noches con sus elegantes trajes, que se quitan con facilidad, y entonando canciones románticas, contrastan con la brutalidad cavernaria, el consumo excesivo de alcohol y la forma torpe de andar de Dom que evoca a Charlot con un barniz de desvergüenza amoral, incontinencia verbal e imprudencia habitual en cualquiera de sus actos. Y son estas constantes las que provocan el accidente en el que los personajes salen lanzados hacia la cámara, que ha convencido a los críticos y alguna que otra situación divertida, como la apertura de una caja fuerte eléctrica y conectada con empresas de seguridad.

La reacción del público tampoco ha sido unánime, sin embargo el film se distancia formalmente de las comedias al uso, lo que lo dota de cierto interés;  el personaje de Dom Hemingway tiene difícil encaje en una película de acción o un thriller de gangsters que ajustan cuentas. Los enfrentamientos más salvajes no obedecen a traiciones dentro de la organización criminal, -Dom es leal y tiene principios-, sino a vendettas familiares, o a desquites por la muerte de un gato, rencor que enfrenta Lestor (Jumayn Hunter) con el disparatado protagonista. Todo es un dislate bizarro, un disparate, y precisamente en este pecado radica su bondad o su fracaso; todo depende de quien mira.


Comentarios

  1. Vaya, qué honor ser citado en este blog :) Como ya sabes, a mí no me gustó nada la película, y eso que cualquier film que veo en pantalla grande termina gustándome mucho más de lo que lo haría en casa... Muy buen comentario y reunión de críticas; supongo que, al menos, es un film original. Un saludo!

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  2. Lo que es un lujo es que haya blogs como el tuyo, que se acaban convirtiendo en fuentes de información de otros blogueros y que anuncian a un nuevo y buen guionista.

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