Playing Mona Lisa. Ficha técnica ampliada y crítica.









Ficha técnica:


Título original: Playing Mona Lisa
País: Estados Unidos
Año: 2000
Duración: 103 minutos

Dirección: Matthew Huffman
Guión: Marni Freedman & Carlos de los Rios, basado en la obra de teatro "Two goldsteins on acid" de Marni Freedman
Castng: Ellie Kanner, c.s.a. y Jorna Johnson
Director de Fotografía: James Glennon, a.c.e.
Música: Carlos Rodriguez
Edición: Sloane Klevin
Coordinador departamento artístico: Steak House

Diseño de Vestuario: Amy Brownson
Responsable de maquillaje: Karen Bradley
Responsable de peluquería: Peggy Forcellini

Productores: Did, Jon y Bill Sheinberg
Productor ejecutivo: Larry Schapiro
Co-Productor: Carlos de los Rios
Productor en línea: Jeff Kirshbaum
Diseño de producción: Frank Bollinger
Compañías: Metro Goldwyn Mayer, The Bubble Factory

Intérpretes:



Alicia Witt: Claire Goldstein
Harvey Fierstein: Bennett
Brooke Langton: Sabrina
Johnny Galecki: Arthur
Elliot Gould: Bernie Goldstein
Marlo Thomas: Sheila Goldstein
Ivan Sergei: Eddie/Carl/Ben
Tammy Towsend: Alice
Molly Hagan: Jennie Goldstein
Joe Mazza: Barry/Bo
Estelle Harris: Tía Velva
Pat Crawford Brown: Abuela Ida Weinberg


Sinopsis:


Claire Goldstein es una joven graduada de pianista que está buscando su primera oportunidad para destacar, por eso Bennett, su profesor, le prepara una audición. Desgraciadamernte no todo sale de acuerdo con lo programado. Ella sigue obsesionada con Jeremy, un novio que le propone un respiro, un terremoto destruye su apartamento y debe ir a vivir con sus padres, que no están en el mejor momento: su padre pierde el trabajo, su madre está ausente, su hermana se va a casar,  sus amigas le presentan a chicos. Todo sigue igual hasta que conoce a Eddie...


Comentario:




El film proporciona un retrato de unos jóvenes de una colonia judía de San Francisco, cuyo modo de actuación, muy liberal, se corresponde poco o nada con los estereotipos;  una película con un sentido del humor que no se comprende bien en estos lares. Estructurada en forma de un gran racconto, un flashback explicativo de la situación en que se encuentra la protagonista, -ebria, fumada y encerrada en un armario-, y en un tono de comedia adolescente televisiva, se crea el marco en el que se formula la gran cuestión que afecta a los jóvenes de todos los tiempos cuando se encuentran en la coyuntura de estos personajes y fracasan al intentar realizar sus sueños, que no consisten en otra cosa que en poder ganarse la vida en aquella actividad para la que se han formado (¡¡¡qué ilusos!!!, dirán muchos adultos frustrados como ellos y que no se resignan a quedarse solos en el territorio de la desolación): ¿Qué vamos a hacer con el resto de nuestras vidas? Esta es precisamente la cuestión que atormenta a 'El orfebre de las Palabras', Amadeu do Prado, y en torno a la cual reflexiona Gregorius, el viejo profesor de Berna, protagonista de 'Tren de noche a Lisboa', interpretado por Jeremy Irons.

Matthew reflexiona en torno a esto con unos jóvenes que todavía pueden retomar la dirección de sus vidas, e introduce ingredientes propios de esta etapa de la vida: el amor fu, la llamada del sexo, la importancia de los amigos, la ausencia de moralinas, adobado con gotas de realismo: trabajar, trabajar y trabajar como pianista, la mayor de las veces gratis y despreciados por los jurados de los certámenes. La presencia de actores de series de éxito, suponía un atractivo añadido; de hecho Alicia Witt fue descubierta por David Lynch en un programa de televisión That's Incredible! (1980), la contrató para representar el personaje de Alia Atrides en Dune y posteriormente le dio un papel en Twin Peaks; cuenta también con actores célebres como  Johnny Galecki, al que le cuesta mucho desprenderse de su talante y apariencia friki que le convierte en el típico geek y nerd (ambas cosas) de la serie 'The Big Bang Theory'. La elección de estos actores orienta el film hacia un sector de los jóvenes muy determinado: estudios universitarios, con independencia de que sean judíos o no, hobbys que exigen una implicación y una formación intelectual más que física (música, literatura...), etc., que cada día se amplia más, a pesar, o como consecuencia, de la gran depresión que nos afecta.

Los jóvenes de esta historia, nada complaciente con ellos, se han de enfrentar  a grandes desengaños, como ver a sus compañeros tomar atajos para progresar en algo tan importante para sus vidas como el amor: la profesión que consumirá la mayor parte de sus vidas y decidirá su éxito o fracaso vital. El terror obliga a Claire a refugiarse detrás de un desengaño amoroso, aunque las desilusiones se irán extendiendo también al terreno sentimental, que afecta de una u otra forma a todos los miembros del grupo, víctimas de deslealtades, engaños, ocultación de la verdadera orientación sexual y un gran varapalo para el amor romántico. Nada parecido al colorido, la frivolidad y la superficialidad con la que se trató a los adolescentes y los jóvenes que crecieron con la burbuja inmobiliaria, a los que hoy se les ha arrebatado, de pronto, todos sus sueños, incluido el tan cacareado 'americano'. Los padres, una pareja que ha sobrevivido a los avatares de la vida en pareja, han salido a flote por su resistencia a todos los inconvenientes de la vida en común, aunque el padre aconseja a su hija que priorice su pasión por la música, un amor mucho más duradero. La escena en la que los progenitores de Claire toman por azar unas setas alucinógenas, un sustituto de una vida carente de aventuras, merece ver el film. La protagonista mintió en una ocasión por miedo al éxito y por no humillar a sus compañeros, pero el profesor le dice algo importante: "Cuando apagas tu luz para que brille la de otros, el mundo entero se oscurece."

Magnífica comedia que, incomprensiblemente, ha pasado desapercibida, pero que nos permite comprobar que, en plena orgía del consumo, hubo quien sabía que la esencia del ser humano está en otra parte y que se puede cambiar el modo de representación femenino con elegancia. Los hombres son para las mujeres como las albóndigas para los spaghettis, sabrosos, pero ¿prescindibles? Claire sabe que tiene que hacer algo sola: averiguar que hay detrás del abismo, siempre acompañada de esa sonrisa ambigüa (¿es en realidad una sonrisa?) de la ¿mujer? que representó el gran Leonardo. Una receta que,  como el personaje del pintor florentino, es ambivalente para ambos sexos.



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