Son of Babylon. Mohamed Al Darajdi






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Ficha técnica:

Título original: Son of Babylon
País: Irak/Reino Unido/Francia/Países Bajos/ Emiratos Árabes Unidos/Territorios Palestinos/Egipto
Año: 2009
Duración: 87 minutos

Dirección: Mohamed Al Daradji
Guión:  Mohamed Al Daradji, Jennifer Norridge, Mithal Ghazi
Dirección de Fotografía: Mohamed Al Daradji, Duraid  Munajim
Música: Kad Achouri; supervisor Glenn Freemantle
Montaje: Pascale Chavance y Mohammed Jbara
Efectos visuales: Max Horton, Simon Giblin

Diseño de Vestuario: Akihas Saddam
Peluquería y maquillaje: John Parnham

Productores: Datia Al Darajdi. Mohamed Al Darajdi e Isabelle Stead
Productores ejecutivos: Antonia Bird, Emma Clarke, Hugo Heppell, Nashwa Al Ruwaini, Pippa Cross
Co-productores: Daniel Evans, Rashid Masharawi, Bader Ben Hirsi
Diseño de Producción: Alison Jefferey
Compañías. Productoras: Human Film, Iraq Al-Rafidain (Iraq), Screen Yorkshire, UK Film Council, Sundance Institute, Centre National de la Cinématographie (CNC), Screen Yorkshire, CRM 114 (Francia), Human Film NL, Netherlands Fund for Film, Pyramovies (UAF), Sunnyland Film Art (Egipto), Cinema Production Center (Palestina)... ; distribuidoras: A Contracorriente Films y Aquelarre Cine.

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Intérpretes:

Shazada Hussein: Um Ibrahim
Yasser Talib:  Ahmed
Hussen Mohammed:
Bashir Al-Majid: Musa

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Sinopsis:

Tres años después de la caída del régimen de Saddam Hussein, Ahmed, un niño kurdo de doce años, sigue a su obstinada abuela por las polvorientas y solitarias carreteras del norte de Irak con la esperanza de encontrar a su padre en la cárcel de Nasiriyah, un soldado arrestado por la Guardia Republicana de Saddam al final de la Guerra del Golfo. Recorren caminos devastados por las bombas y se cruzan con otras personas en la misma situación; todos viajan en busca de alguien, de una nueva vida y de un futuro. Así es como conocerán a algunos aliados inesperados, incluso a un ex combatiente de la Guardia Republicana que podría ayudarles. Aunque Ahmed es demasiado joven para comprender la importancia de su viaje, su vida cambiará para siempre.

Estreno en España: 7 de Octubre de 2011.

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Crítica y Comentario:

La crítica recibió con respeto el film de Mohammed Al Darajdi, premiado en Berlín y en Sevilla (Premio Jurado Campus), nominado en Sundance: " Propuesta de dureza casi documental centrada en un viaje en busca de una mínima esperanza en el Iraq inmediatamente posterior a la caída de Sadam Hussein. Un crudo reflejo de la situación de las víctimas en esta y cualquier guerra." ("Son of Babylon": Camino a la perdición. La Butaca).

Bajo la forma de falso documental o mockumentary, el documentalista Mohamed Al Darajdi, realiza un recorrido por el infierno en que se ha convertido Irak tras la última intervención de la coalición Anglo-Norteamericana, con el apoyo de Polonia, España y Portugal, sin el paraguas de la ONU tras los atentados del 11 de Septiembre que han cambiado el mundo sin que las poblaciones se hallan percatado. Todos los recursos gramaticales y estilísticos de la prosa audiovisual se ponen al servicio de  mostrar el apocalipsis, la muerte y la destrucción que se padece a ras de tierra, que no recogieron en su día las imágenes de visión nocturna, aquellas pantallas verdes que mostraban cualquier cosa que se movía como un objetivo militar.

El cineasta iraquí denuncia los crímenes cometidos por la Guardia Nacional de Saddam Hussein en la operación de limpieza étnica contra los kurdos en 1991, la excusa para el recorrido por  el país de 2009, pero también los 'daños colaterales' de la 'invasión liberadora', utilizando como vehículo de representación la llamada 'road movie', en la que una abuela y su nieto recorren un territorio en llamas, en un periplo fúnebre, en busca del hijo y el padre, desplazándose en autobuses de desgüace a los que con frecuencia se les acaba el carburante o son detenidos por controles de soldados norteamericanos que, cumpliendo órdenes que no tienen en cuenta la presencia de mujeres, ancianos y niños, les obligan a pernoctar en cualquier lugar, a pesar de que no reúnan condiciones de habitabilidad humana.

Planos cenitales nos muestran a un ser humano empequeñecido en medio de ruinas, solo e impotente frente a la magnitud de la tragedia; saltos de eje románticos que con frecuencia  nos ofrecen las espaldas de los actores pasivos de la tragedia, tanto principales como secundarios, perdida toda esperanza de encontrar a los suyos en las cárceles o en en las fosas comunes. Otros largos que obligan al espectador a tener paciencia, a compadecerse de quien ha visitado todas las cárceles y ahora busca en todas las tumbas.  Una política de autor que prefiere el encuadre cargado de significado, un espacio poblado de mujeres  vestidas de negro como sombras, con las cabezas y los rostros ocultos bajo todo tipo de mantos, que se cruzan constantemente con faldas masculinas en un retorno incesante hacia el pasado, provocado por una desolación, en parte llegada desde el cielo y decidida por unos pocos hombres desde sus refugios dorados.

Ahmed es hijo de un músico al que Sadam arrancó de su hogar y separó de su familia, que tras su dantesco descenso a los infiernos ha decidido que quiere seguir la misma trayectoria que su progenitor y no quiere ser militar, sino músico. La secuencia de las fosas comunes en las que el niño acaricia  unos restos humanos que nadie sabe a quién pertenecen es demoledora para cualquier ser humano que se precie de tal condición. La precariedad con la que trabajan los equipos de identificación demuestra la disparidad de recursos que se destinan a destruir, comparados con los que se invierten en aliviar el dolor humano. Uno de los encargados de esta triste tarea  advierte a las familias que no hay equipamiento suficiente para identificar los restos; las duras imágenes de la impotencia  de la abuela, que se aferra a a cualquier esqueleto y lo abraza y lo besa deseando que sea el de su propio hijo, y los esfuerzos del niño por consolarla, debieran ser vistas incluso por escolares de la edad de Ahmed, quien  representa a muchos niños de su país obligados a vivir estas experiencias,y que, como otros, al final del recorrido observa que  lo único que queda de sus soñados jardines colgantes de Babilonia es una pared de la época de los asirios, feliz descubrimiento, aunque modesto, que coincide con la  llegada de la muerte que viene a llevarse al único adulto que garantizaba su pobre y miserable libertad. Eso si que es despertar de un sueño y entrar directamente en la pesadilla del muerto viviente, la 'verdadera y duradera libertad' que padece su país.






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