Toni Servillo en el XXXI Festival de Otoño a Primavera. Madrid



Toni Servillo, el carismático actor italiano que ha representado los inolvidables papeles del político italiano Giulio Andreotti, en el también inolvidable film de Paolo Sorrentino 'Il Divo', o del hombre de mundo de la sociedad berlusconiana en 'La gran belleza' del mismo director,  viene a decir algo que está muy arraigado entre la población europea : "Los políticos no se dan cuenta de lo trágica que es su situación." Se podría añadir que la población tampoco, cuando las decisiones sobre sus vidas se toman en marcos distintos a los políticos y la única posibilidad que le queda la devuelve al siglo XIX, cuando votar sólo servía para poner sobre la mesa la fuerza que tenía cada cual.

Ahora, dirigido por Roberto Andó, hace el papel de dos hermanos gemelos: un político, que se retira del debate y se refugia con una amiga en Francia, harto de las incomprensiones y de lo estéril de su trabajo, y su hermano, un filósofo bipolar, culto y atractivo, que saca del manicomio (por llamar al psiquiátrico con una denominación que nos retrotrae a las épocas poco correctas a las que hemos vuelto) el partido huérfano de líder, en un compás de espera hasta que éste se recupere, y triunfa plenamente entre el electorado. Se deduce que la gente, consciente de su impotencia, prefiere un payaso que la divierta. Pero, como dice Begoña Piña en el Diario Público :" la depresión que sufre el primero le acerca también a la vida, le hace sentirse como un hombre normal, un hombre con problemas." Como no puede ser de otra forma.

Pero además, Toni Servillo dice algo preocupante, que ya demostró Sabina Guzzanti en ¡Viva Zapatero! (2005): "El cine es un mecanismo fascinante que nos ha ofrecido la posibilidad de hablar de la política sin aburrimiento, con ligereza, desde la comedia". Se podría añadir que también ilustra más de economía que la prensa salmón, llegando a constituir un subgénero en Estados Unidos, pero también un instrumento para hablar con libertad de cómo funcionan la corrupción y los paraísos fiscales; algunos periodistas comienzan a tomar como referente ilustrativo de sus informaciones 'El lobo de Wall Street' de Martin Scorsese, especialmente el momento en que se abre una cuenta opaca en Suiza.

Un film que habrá que ver y cuya mejor publicidad la hace el mítico actor que ha conseguido que las películas que interpreta queden en el imaginario colectivo. Pero todo en la vida tiene su cara y su cruz, y Servillo, además de ser un gran actor, tiene un atractivo muy especial, que ha hecho que los sectores más superficiales de la sociedad italiana emulen su figura e imiten su modo de vestir, esa horrenda chaqueta amarilla, y que incluso en Francia se haya impuesto lo que los galos llaman 'Jep attitude', que marca un modo de moverse en sociedad. ¡Lo que hay que ver! Está claro que hay quien, de forma consciente o inconsciente, prefiere moverse por la superficie; será que le va bien.




Incorporamos los trailer de dos películas que contribuyeron a difundir el trabajo de este grandísimo actor, dos joyas de nuestra videoteca. Pocas imágenes tan ilustrativas y contrarias a la demagogia y el populismo como ver pasear al viejo político demócrata-cristiano, Giulio Andreotti, por las calles de Roma, acompañado de su aparatosa guardia de corps; el coche blindado más caro del mercado le hubiera salido más barato a su pueblo que su justo deseo de recorrer a pie las calles de la ciudad más bella del mundo.
 

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