2046. Wong Kar-Wai





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Ficha técnica:


Título original: 2046
País: Hong Kong/Estados Unidos; China/Francia/Italia
Año: 2004
Duración: 130 minutos

Dirección: Wong Kar-Wai
Guión: Wong Kar-Wai
Dirección de Fotografía: Christopher Doyle
Música: Peer Raben, Shigeru Umebayashi
Canciones: Decision de Zbigniew Preisner, Sysiphos de Peter Raben, 2046 de Shigeru Umebayashi, Sibonye de Ernesto Lucuona con arreglos de Xavier Cugat, Dark Chariot de Peer Raben, Perfidia de Albert Dominguez....
Montaje: William Chang
Director artístico: Alfred  Yaug

Diseño de Vestuario: William Chang

Productores: Wong Kar-Wai, Zhang Yimou. Eric Heumann
Co-productor: Amadeo Panaghi, Marc Sillam
Productor ejecutivo: Ye-Cheng Chan
Compañías: Fortissimo Films, Paradis Films (Francia), Orly Films (Francia), Classic SRL (Italia), Bird Thongchai Mcintyre, Arte France Cinema, Frances 3 Cinema, Cinema ZDF Arte, (H.K.S.C.).
Claude Lessetier, Michael Baird,  Les Auditorium de Joinville, Ramindra Recording Studios . LG ElectronicLtd.Part.


Intérpretes:


Tony Leung: Chow Mo Wan
Gong Li: Su Li Zhen
Takuya Kimura: Tak
Faye Wong: Wang Jing Wen
Zhang Ziyi: Bai Ling
Carina Law: Lulu/Mimi

Premios:


2004: Ganadora de la crítica de "The Screen International Jury" del Festival de Cannes


Sinopsis:


Un misterioso tren salía hacia el año 2046. Se decía que ninguno de los que fueron volvió jamás...Los tres apasionados amores marcaron su renuncia al verdadero amor... 2046, donde todo termina y...empieza.



Crítica:


Pero ¿qué es 2046? Una voz en off cuenta que " en 2046 una vasta red de ferrocarriles se extiende por todo el planeta Tierra. Un misterioso tren parte hacia el 2046 de vez en cuando; todos los pasajeros que van al 2046 tienen la misma intención: quieren revivir recuerdos perdidos, pues en 2046 nunca cambia nada; nadie sabe realmente si eso es cierto, porque nadie, absolutamente nadie ha regresado nunca, salvo yo." Mientras  esta voz fuera de campo nos ilustra, discurren por la pantalla las imágenes de una ciudad futurista, una replica de la 'Metrópolis' de Fritz Lang, filmadas probablemente en blanco y negro, filtradas en color y tratadas en post-producción aplicando tonos desleídos que en ocasiones no coinciden con las formas concretas a las que se aplica, sobreimpresas, de contornos desdibujados, evocando los juegos abstractos de la pintura actual. Sólo se lee con claridad el logotipo de LG en un neón resplandeciente. 2046 es un tiempo, pero también un lugar, del que algunos logran marcharse con bastante facilidad y  otros tardan más en conseguirlo llegando a perder la noción de cuánto tiempo están en el mismo tren.

El film narra un momento de la vida de Chow, redactor jefe de un periódico local, que se traslada con su esposa a una nueva vivienda enclavada en un edificio ocupado por la comunidad de Sanghai. Allí conoce a Li-Zhen, bella mujer que se ha mudado , casi al mismo tiempo, al edificio con su marido; trabaja en una compañía de explotación, mientras, su esposo, que es representante comercial, se ve obligado a viajar constantemente. La esposa de Chow también está muchas horas fuera de casa por su trabajo, por lo que la soledad hará que surja entre los dos una gran amistad, aunque ellos desconocen la relación existente entre sus respectivas parejas. Este es el origen, que no se halla aquí sino en otro lugar, en 'Deseando amar'; cuando vuelva a  encontrar a otra Xu Li-Zhen ya no será ella, sino una sustituta.

El cine de Wong Kar Wai no sólo es un milagro que narra historias de amor, pero también del largo y duradero desamor. Su verdadera excepcionalidad radica en su capacidad para remover los sentimientos de los espectadores, de potenciar su elocuencia hasta extremos que en ocasiones llegan al insoportable ridículo. Si en 'Deseando amar' asfixiaba a sus personajes en pequeños apartamentos que no parecían tener capacidad ni para contenerlos a ellos mismos, situándolos con frecuencia en la transición entre unas estancias y otras, apoyados en los quicios de las puertas, como en continua transición reflejo de su inestabilidad, a la vez que administraba los tiempos según su conveniencia, aquí el entorno ya no importa nada, es inexistente, oculto por puertas y cortinas, que arrinconan a los protagonistas de cada secuencia en un extremo de la pantalla, siempre en primeros planos, intentando contener sus emociones y sentimientos, que en ocasiones responden no sólo a una sino a varias personas desemejantes en todo, excepto en el deseo de amar y ser amados.

En 2046 Chow aprende  que el amor es una cuestión de oportunidad, en la que de nuevo el tiempo es el fundamento de lo que nos ocurre incluso cuando nos enamoramos: no importa si la persona concreta es idónea o no, sino el hecho de haberla conocido en el momento adecuado; por muy ideal que nos parezca no vale, no funciona, si la hemos conocido demasiado pronto o demasiado tarde. Muchos creen que no aceptar un no por respuesta, les da la oportunidad de obtener lo que desea. Yerra quien lo cree así: perdido el amor, la situación que se reproduzca será siempre una sustituta de la anterior. Chow ha aprendido algo importante: nada puede ser ya como antes (recordemos Happy Together) y no está dispuesto a prestar a nadie lo más importante para él: su tiempo, que unas veces mide por horas, otras por años, según la importancia que tiene para él el devenir de las horas, días, semanas o años; persistir en lo que ya no importa equivale a poner en el lugar de la persona amada tendría un robot,  un androide, alguien que responderá a sus estímulos mecánicamente. Intentar recuperar el tiempo perdido es una quimera ante la que se estrella la mayoría de los que lo intentan. Expresar estos sentimientos, esta necesidad del hombre de recuperar  los versos de Eden Ahbez: "Lo más grande que te puede suceder es amar y ser correspondido, es lo mejor que sabe hacer Wong Kar Wai; las malas experiencias pueden llegar a crear una auténtica desilusión: la de que el verdadero amor no existe, salvo en la ficción.

Las películas de Wong Kar Wai nos traen a la pantalla esa belleza elegante, sin parangón en el mundo, de las mujeres de Sanghai; su distanciamiento, frialdad y contención en el gesto; WKW nos las  muestra como iconos sexuales al servicio del hombre, dejando traslucir el voyeurismo y fetichismo masculino que, se revela en el ensimismamiento de sus cámaras ante los pies de las mujeres,( calzados, desnudos, con las uñas pintadas),  en sus caderas y en la parte trasera de su cuerpo, que nos muestra a cámara lenta, subiendo escaleras o haciendo balancearse esta parte del cuerpo más sexualizado de sus mujeres un movimiento que logra al hacer andar a sus actrices colocando sucesivamente un pie justo delante del otro al andar. Carlos Heredero busca la trascendencia en los personajes que transitan en todas sus películas y de ese espacio imaginario en el que se desenvuelven: " necesitan detener mentalmente el instante y establecer referencias no finitas dentro de un espacio imaginario en el que la representación de los anhelos nunca colmados escenifica el desencuentro entre un tiempo vivido y un tiempo impuesto por los relojes". (Heredero) . Como hará años después en The Grandmaster, (2012),  el contexto histórico, las crisis sociales y políticas, los disturbios, interesan sólo en tanto en cuanto influyen en las emociones de los hombres que las padecen. La habitación 2046, vacía de clientes, deja por un tiempo de ser un receptáculo del amor, hasta que se resuelve la crisis económica y el dinero vuelve a fluir. Por mucho que cambien las cosas en lo más profundo del ser humano siempre subyacen la división de los hombres en clases, la necesidad de amar y ser amado, aunque se diga que el amor romántico es una invención del constructo patriarcal que ha calado muy hondo, el temor a la muerte...Y esas corrientes subterráneas son las que interesan al director de Hong Kong., un país que nunca fue comunista y que respondió a una invención de Deng Xiaoping: "Un país con dos sistemas", que mantiene un sistema capitalista bajo la soberanía de un país de ideología oficial comunista." Si en '2046' se entrega de lleno a la representación del amor romántico, un planteamiento canónico  que aplaudiría sin duda Harold Bloom; en 'The Grandmaster' nos recuerda que, incluso en el Sur de China, en esta zona que jamás comulgó con el comunismo, continuaron las luchas marciales entre las casas feudales, por mucho que las prohibieran los comunistas. Tras militar en un movimiento estético y estilístico muy cercano a la Nouvelle Vague, y a la vez muy personal, Wong Kar Wai vuelve a sus orígenes.

 

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