En busca de la felicidad. Gabriele Muccino




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Ficha técnica:

Título original: The pursuit of Happyness
País: Estados Unidos
Año: 2006
Duración: 117 minutos

Dirección: Gabriele Muccino
Guión: Steven Conrad, inspirado en una historia real
Casting: Denise Chamian, c.s.a.
Director de Fotografía: Phedon Papamichael, a.s.c.
Música: Andrea Guerra
Editor: Hughes Winborne, a.c.e.

Diseño de Vestuario: Sharen Davis

Productores: Todd Black, Jason Blumenthal, Steve Tisch, James Lassiter, Will Smith
Productores asociados: Christopher P.Gardner
Productores ejecutivos: Louis d'esposito, Mark Clayman, David Alper, Teddy Zee
Diseño de producción: J.Michael Riva
Compañías: Columbia Pictures, asociada con Relativity Media presenta a Overbrook Entertainment, Escape Artists Production

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Intérpretes:

Will Smith: Chris Gardner
Thandie Newton: Linda
Brian Howe: Jay Rwistle
James Karen: martin Frohm
Dan Castellaneta: Alan Frajesh
Kurt Fuller: Walter Ribbon
Jaden Christopher Syre Smith: Christopher (hijo de Will Smith)

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Sinopsis:

Una mala racha económica condena a Chris Gardner y a su hijo a abandonar su piso. Desesperados, se convierten en mendigos, teniendo que vivir en centros de acogida y en estaciones de autobús.

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Premios (Filmaffinity): 

2006: Nominada al Oscar: Mejor actor (Will Smith)
2006: 2 nominaciones al Globo de Oro: Mejor actor, canción original
2006: 2 nominaciones Critics' Choice Awards: Mejor actor y actor joven

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Comentario:

Cuando Joe Morgenstern (The Wall Street Journal) decía en su periódico que la película de Gabriele Muccino era manipuladora y repetitiva, no sabía la que se nos venía encima, al tiempo que demostraba que su capacidad para otear el mundo que lo circundaba era propia de un miope que se aproximaba a la ceguera total. Cineastas como el italiano Gabrielle Muccino demostraron una sensibilidad especial, que faltó por completo en España, cuando políticas sociales acariciaban y besaban durmiendo a los españoles, en vísperas de la depresión que ha seguido a la crisis más grande que ha conocido la sociedad capitalista y que está removiendo sus cimientos. El film es de 2006, realizado en plena euforia económica, cuando la situación que denuncia estaba mucho menos generalizada que ahora.

El film de Muccino, ya desde los título de crédito, en los que en las populosas calles de Nueva York los viandantes se apartan para no tropezar con  los vagabundos, tirados en las aceras, músicos, pintores, hippies que malvenden sus talentos, denuncia la situación de hombres y mujeres que, incluso trabajando, viven por debajo del umbral de la pobreza, como el protagonista de esta historia que se presume real. Ante las puertas de Wall Street mira con envidia a los hombres y mujeres que entran y salen del edificio de la bolsa de New York, con caras sonrientes y felices y aspira a ser uno de ellos. A Javier Ocaña, crítico del diario 'El País' le pareció en su momento que era "una agradable cinta para el gran público, quizá no demasiado trascendente, pero sí dotada de un toque de sensibilidad que sólo en contadas ocasiones se desmadra." Así pensaban muchos que hoy, apoyándose en la expansión de la miseria repiten el lema de Obama : Yes, We Can. Para no ver hay que estar ciego: en cada esquina de los pasadizos de los metros, en cada banco, delante de cada centro comercial hay una evidencia de la indigencia y las necesidades de quienes no tienen techo; la cámara de Muccino atenta y diligente, escudriña entre la multitud y logra que su foco preste atención a los seres invisibles que deambulan por las calles.

Fausto Fernández (Fotogramas) busca un referente cinematográfico en 'El chico' de Chaplin, en el miedo al fracaso de la paternidad de un hombre que no conoció a su padre hasta los 28 años y no quiere que ocurra lo mismo con su hijo. Chris pierde a su mujer, trabaja por las noches, estudia por el día, cuida de su hijo y aspira a un puesto, precisamente en Wall Street, al que nadie se atrevería a acercarse porque no 'se podía' triunfar allí partiendo de cero. A pesar de todo  este hombre persigue con ahinco el 'sueño americano', la posibilidad de conseguir su objetivo si se esfuerza hasta la extenuación; esta es la actitud, unas veces recompensada y la mayoría no, que hace que la economía capitalista haya progresado con el esfuerzo de tantos hombres y mujeres que han creído en que su esfuerzo sería al fin premiado, una utopía, una quimera propia de ilusos. Chris va toda la cinta cargado con un escaner médico que intenta vender para mantener a su hijo y financiarse una posibilidad, una opción sólo para ricos o 'suicidas':  trabajar gratis para tener una oportunidad.

"Thomas Jefferson menciona un par de veces la felicidad en la Declaración de Independencia" dice en voz alta Chris, inspirándose en los revolucionario franceses; los ingleses, a los que el político norteamericano llamaba 'los perturbadores de la alegría' creen que sólo se progresa con dolor y sufrimiento de las masas, con recortes del gasto público que permitan acumular dinero en las manos de los inversores; a Chris le preocupan más quienes perturban su alegría y  disponen de millones de dólares en sus fondos de pensiones. Entonces descubre que Hacienda puede entrar en su cuenta y restarle 600 'pavos' dejándole con tan solo 21 para pagar el alojamiento, los suministros, la comida, el transporte, y, entonces descubre el valor de 14 dólares que le debe alguien tan desgraciado como él, precaria situación que muchos españoles están empezando a entender. ¿Qué ha pasado para que de pronto todos vean con claridad el significado de una película como ésta, realizada por un italiano en la meca del cine?

Muccino nos muestra a un niño de cinco años llorando  ante la puerta de una casa que debe abandonar, durmiendo en una estación de metro vacía, sentado con su padre en un enorme banco que acentúa la sensación de frío y soledad, pero evita el melodrama a la par que  realiza una severa denuncia social de una situación que, hoy, nadie se atreve a desmentir, pero que nadie, en las mismas puertas del infierno, fue capaz de pronosticar. Chris y su hijo inician el infernal viaje por los caminos de la beneficencia, que no dispone de suficientes camas, ni de bastante comida para atender a tantos miserable que escupe el sistema; la venta de sangre para recaudar algún dolar...Sorprende la sensibilidad del italiano para  captar con su cámara el mal que permanecía latente para la sociedad que no miraba o no quería mirar, y que asociaba la trascendencia al amor, la muerte o la fe de quienes no estaban en la indigencia.

Pero Gabriele Muccino ha querido que, por una vez, alguien que ha sufrido, se ha esforzado, ha luchado y se lo ha ganado, consiga su 'sueño americano' o como queramos llamarlo. Esta es la parte que, de acuerdo con Thomas Jefferson, se llama felicidad: un trabajo digno ganado a pulso. Chris vuelve a integrarse en la masa, pero con la conciencia de que su hijo, como el niño de Chaplin, no volverá a dormir en la beneficencia. Si hacemos caso a la leyenda que afirma que la historia se basa en un hecho real, "Tras empezar su carrera en Dean Witter, Chris Gardner fundó la compañía de inversiones Gardner Rich en 1987", culminando una carrera que  partiendo de la nada no llegó a alcanzar las mas altas cotas de la miseria, como diría Groucho Marx.
 

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