La vida mancha. Enrique Urbizu



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Ficha técnica:

Título original: La vida mancha
País: España
Año: 2003
Duración: 107 minutos

Dirección:  Enrique urbizu
Guión: Michel Gaztambide
Dirección de reparto: Ángeles Albadalejo
Dirección de Fotografía: Carles Gusi (a.c.e.)
Música: Mario de Benito
Montaje: Pablo Blanco
Dirección artística: Carlos Bodelón
Sonido: directo: Licio Marcos de Oliveira; montaje: Nacho Royo; Alfonso Pino.
Efectos especiales: Molina Efectos Especiales
Efectos Visuales: Alfonso Nieto-Telson

Diseño de Vestuario: Patricia Monné
Maquillaje: Belén López Puig-Cerver
Peluquería: Sergio Pérez

Producción: Gerardo Herrero, Javier López Blanco, Fernando Victoria de Lecea.
Productor ejecutivo: Fernando Victoria de Lecea
Compañías: Alta Classics, con la financiación del ICO (Instituto de Crédito Oficial), ICAA, Euskp Jaularitza (Gobierno vasco), presentan una producción de Tornasol Films/Iberrota Films, con la participación de TVE, Via Digital, EITB

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Intérpretes:

José Coronado: Pedro
Zay Nuba: Juana
Juan Sanz: Fito
Yohana Cobo: Sara
Silvia Espigado: Charo
Sandro Polo: Jon
Alfonso Torregrosa: Larrea
Enrique Martínez: Visitador
Gabriel Moreno: Camarero
Cesáreo Estébanez: Estrada
Max Pascual: Camarera
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Sinopsis :

Fito está casado, tiene un hijo y una deuda con el banco y un vicio, el juego. Un día aparece su hermano, Pedro, al que hace años que no ve, para pasar  unos días con él. Esa visita que parece banal dejará una huella indeleble en todos.

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Comentario:

El juego, principal protagonista de este film dirigido por Enrico Urbizu, ha sido el principal causante de la tragedia de múltiples familias. La primera secuencia, harto elocuente, muestra la frialdad con la que algunos hombres aprovechan las debilidades de los demás para lucrarse. Un contraplano, cuando Fito sale del garito en el que se halla la timba, cuya tapadera es un inocente bar de vecindario, nos muestra el  camión con el que el joven se gana la vida, pagado a plazos con el precio de su trabajo, que poco a poco se va convirtiendo en una quimera, un espejismo aparcado enfrente de su casa, que se va diluyendo en la atmósfera a medida que te acercas a él.

Un hombre extraño, Pedro, el hermano de Fito,  ingresa en este núcleo familiar obrero, que vive de los escuálidos ingresos de un salario, el de la mujer, ya que los del marido se evaporan en deudas originadas por los plazos y el juego; en el recorrido en autobús que lleva al hombre procedente de Londres al hogar del hermano, dos personajes secundarios, uno de ellos interpretado por Paco León, habitantes de los suburbios madrileños,  arquetipos de una población hacinada en edificios modestos de cuyos balcones y ventanas pende la ropa tendida, conversan sobre mujeres, escuchados atentamente por el recién llegado a España. Pedro  examina como un extraterrestre un país que ha evolucionado, aunque no lo suficiente, pequeño progreso que está a punto de perder, sin que nadie sea todavía consciente de ello.

Un halo de misterio y oscuridad, cuyo origen no se desvela, pero se intuye, rodea al extraño hermano de Fito, que establece un triángulo afectivo con Juana, su mujer. El hermano joven pregunta al maduro: "¿Cuándo se cura uno de esta ludopatía? " Pedro responde: " Cuando empieza a ganar". Enrique Urbizu no asume riesgos formales en esta mirada nostálgica y romántica a los tiempos en los que los jugadores podían mirar a los ojos de los que con gran serenidad y frialdad los esquilmaban, y, mujeres, en apariencia modestas, regían negocios-tapadera y funcionaban como bancos para sus allegados, de apariencia cutre, que llevaban la timba. Hoy el juego circula por la red y no se ve la cara del que se arruina, lo cual tiene un efecto más light para las conciencias.
 

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