Marat/Sade. Peter Brook







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Ficha técnica:

Título original: Marat/Sade
País: Reino Unido
Año: 1967
Duración: 114 minutos.

Dirección: Peter Brook
Guión: Peter Weiss, Geoffrey Skelton, Adrian Mitchell
Dirección de Fotografía: David Watkin
Operador de cámara: Jim Day
Música: Richard Peaslee; director: Patrick Cowers
Montaje: Tom Priestley

Maquillaje: Bunty Phillips
Peluquería:  Betty Sherriff

Productor: Michael Birkett
United Artists/ Marat Sade Productions
The Royal Shakespeare Company presenta a Peter Brooks Production de la persecución y asesinato de Jean-Paul Marat


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Intérpretes:

Patrick Magee
Ian Richardson
Michael Williams
Clifford Rose
Glenda Jackson
Freddie Jones
Hugh Sullivan
John Hussey

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Sinopsis:

Con motivo de la visita de unos aristócratas, el asilo mental de Charenton organiza una función teatral, representada por algunos pacientes y escrita y dirigida por el Marqués de Sade, también recluido allí. El núcleo central del argumento es el asesinato del líder de la Revolución Francesa, Jean-Paul Marat a manos de Charlotte Corday y plantea un debate acerca de las relaciones entre políticos, la sexualidad y la violencia. Basada en una obra teatral de Peter Waiss que Peter Brooks, maestro del teatro inglés contemporáneo, además de cineasta, supo trasladar con acierto a la gran pantalla.

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Comentario:


La obra de Peter Weis, adaptada por Peter Books va desgranando todos los principios que fueron confluyendo en la ideología de una nueva clase ascendente, que había ido asentando su poder en el dinero, acumulado en sus negocios,  y ahora le sobraba la clase ociosa, la nobleza, un grupo de privilegiados que agonizaba y estorbaba el desarrollo. El  Marqués de Sade fue el intérprete, el cronista pragmático y empírico de la sociedad que le tocó vivir, destacando el triunfo constante del vicio sobre la virtud. En sus obras son característicos los antihéroes, protagonistas de violaciones y de disertaciones en las que, mediante sofismas, justifican sus actos. La expresión de un ateísmo radical, además de la descripción de parafilias y actos de violencia (Wikipedia), actitud que lo enfrentó con todos los representantes de todas las ideologías, y por la que fue castigado con más de 27 años de privación de libertad en cárceles y manicomios; la posteridad escogió los aspectos más morbosos y alejados de la política y la ideología de su tiempo y el adjetivo sadismo pasó a representar a cualquiera que sienta placer dañando física o moralmente a un congénere. La adaptación de Peter brook está  representada por los residentes de un psiquiátrico en la ficción, en la realidad son actores que desempeñan muy bien su papel de enfermos que han perdido la cordura. Es densa y abarca aspectos como los derechos humanos, el fin de los privilegios, la formulación teórica de la necesidad de un ejército nacional reclutado entre los ciudadanos, al servicio de la nación, en la que reside la soberanía popular, y no de los nobles o el rey, etc. Destacamos algunos monólogos que ilustran el calado de este título.

El gran fiasco para las clases populares del siglo XIX fue que el nuevo grupo social en ascenso que se distanciaba de ellas apoyándose en la acumulación  de riqueza de la era precapitalista, la burguesía, utilizó a los pobres que pululaban por las ciudades y  andaban dispersos por los campos para deshacerse de los reyes ( puritanos en Inglaterra, sans culottes en Francia...) y después los dejó en la estacada. Los despreciaban porque no sabían leer ni escribir y eran ignorantes. Estos hechos fueron radicalizando a los revolucionarios que pasaron a engrosar en el país galo las filas de un jacobinismo cada vez más radical. Marat denuncia la actitud de la gente en general, no exenta de responsabilidad, que quiere conservar algún recuerdo del Antiguo Régimen (un cuadro, una casa, unos muebles, una finca, su factoría...) y de esta forma van añadiendo a los derechos del hombre la sagrada inviolabilidad de la propiedad privada. Ahora " todo el mundo es libre de combatir por su cuenta, fraternalmente por supuesto, para hacerse millonario. Hombre contra hombre; grupo contra grupo, en feliz y mutua explotación; el pueblo se convierte en chusma cuando no entiende los intereses de los poderosos.Y así estamos, más oprimidos que antes, mientras ellos piensan que la revolución ha triunfado". Así se manifiesta Marat  que acabó su vida asesinado por su amante burguesa, Charlotte Corday, hecho histórico que inmortalizó David en su famoso cuadro, un homenaje al compañero, cuya arma fue la pluma que porta en la mano, mientras en el suelo descansa el cuchillo que ha utilizado la reacción contra él; pero el revolucionario esboza una sonrisa porque su revolución ha triunfado, mientras la monarquía ha caído definitivamente, a pesar de los coletazos que sigue dando.





A muchos se les ha olvidado cómo llegó la clase dominante al poder, la dueña del dinero más poderoso que la 'sangre azul, compuesta por unos cuanto parásitos improductivos ( se recomiendo María Antonieta de Sophia Coppola). Sorprende el discurso del Marqués de Sade, dirigido a su compañero revolucionario: "Pero bien Marat, damos una falsa importancia a la muerte: todo animal, planta u hombre que cae  se convierte en basura del mundo, en simple polvo sin el cual nada viviría, nada se podría crear. La muerte es una simple parte del proceso. Cada muerte, incluso la más cruel, aparece con un total desdén de la naturaleza, que contemplaría impasible, el exterminio de toda la humanidad. Odio la naturaleza...Pero los actos de la historia han seguido sus reglas. Ella ha enseñado al hombre que lucha por su felicidad, y, si esta felicidad se alcanza matando, entonces matar es natural. ¿No hemos pretendido siempre aplastar a los débiles? ¿No hemos pretendido descabezar a los poderosos con villanía y codicia? ¿No hemos experimentado en los laboratorios el mejor modo de destruirnos todos? Pero si matas sin placer eres una máquina, debes hacerlo con humanidad."

Para corroborar sus palabras Sade describe la ejecución de Damiens, que intentó asesinar a Luis XV y la compara con la limpieza de la guillotina: " ¡Cómo murió a pedazos! ¡Qué gentil es la guillotina comparada con su tortura !: cuatro horas de solaz para la gente que asistió, mientras Casanova acariciaba a las damas que miraban desde la ventana: le abrieron el pecho y, a continuación, brazos y piernas,  vertieron plomo derretido dentro y aceite hirviendo y pez ardiente y azufre; le quemaron las manos, le ataron pies y manos con sogas que luego amarraron a cuatro caballos. Tiraron de él durante una hora, pero como no pudieron despedazarle le serraron las caderas y  los hombros; así cayó el primer brazo y luego el segundo brazo. Mientras lo mutilaban gritó tanto y tan alto que todos pudieron escucharle, y cuando le arrancaron las piernas todavía gemía, aunque era solo un tronco sanguinolento..." Fue la última gran fiesta, que ni siquiera la Inquisición podía superar, no podía competir con el descalabro oficial.

Este posicionamiento empírico y pragmático le enfrentó, a causa de la pureza y brutalidad de su descripción,  a todas las ideologías y provocó finalmente que incluso 'El Incorruptible'  Robspierre fuera ejecutado en el guillotina por los más intransigentes, una forma más democrática de aplicar la pena capital. Marat advierte que pronto, los hombres ricos, rodeados de científicos serviles, mandarán de nuevo a la muerte a los desprovistos de todo a defender sus riquezas. Los hombres siguen luchando por ser mejores que los que los rodean. La alternativa de Sade es, simplemente, terrorífica. No es compasiva con nadie ni con nada y ataca también a la piedad: "La piedad, le dice a Marat, es el privilegio de las clases altas. Cuando dan limosna a los mendigos sólo sienten desprecio, protegen su hacienda y pretenden conmoverse, si bien esa limosna es un golpe de arrogancia. No, Marat, nada de piedades mezquinas". Por el contrario Marat, jacobino como él, todavía cree que la lucha puede cambiar el mundo y cambiarle a él mismo;  es posible, pero la iglesia dificulta su tarea y predica que los pobres no deben rebelarse, sino aceptar su miseria y sacrificarse por una vida eterna. Hoy  y, sin que nos percatemos, los derechos se van sustituyendo por la caridad que ejercen organizaciones en nombre del estado y distribuyen a su arbitrio los impuestos de los ciudadanos.

Un film muy triste y radical, que nos recuerda cómo llegó al poder la clase que ahora nos domina. El Marqués de Sade quería introducir un poco de luz en sus eternas dudas: " las he revuelto todas de arriba a abajo y no hay final para ellas en esta pieza. Marat y yo invocamos la fuerza, pero al debatirla nuestras ideas se distancian: el cree que nuestras vidas pueden mejorar mediante hachas y cuchillos y yo me sumerjo en la imaginación y no encuentro la última palabra y mi gran interrogante queda siempre abierto". Los pobres de antes son los locos de ahora, encerrados en un manicomio y actuando para un público del que los separa una reja, mientras unas damas nobleas asisten con sus lujosas galas, sentadas en sillas doradas antes mesillas con juegos exquisitos de té; los locos entretanto cantan una terrible canción, hija del cinismo que se ha instalado en la sociedad: "Si la mayoría tiene poco y unos pocos tienen tanto, habréis de ver cuan cerca estamos de lograr nuestra meta./ Podemos decir lo que queramos sin favoritismos ni temores, y lo que no podemos decir ,podemos al menos susurrarlo al oído./ Y aunque estamos encerrados, ya no estamos esclavizados y el honor de Francia está eternamente salvaguardado/ Los debates estériles, la confrontación política se han acabado .Ahora que un solo hombre habla por todos (Bonaparte) . Sólo un hombre, el más loco de todos, se desgañita gritando: " ¡Marat ha muerto por todos vosotros. Lo han asesinado.!" La inenarrable secuencia final muestra que la historia no ha terminado  y que quien siembra vientos, recoge tempestades. Si la guillotina fue un avance en comparación con los tormentos que se infringían en el Ancien Regime, derrotadas las ideas y ajusticiados los políticos, el hombre vuelve al primitivismo más feroz, contra quienes los han sometido y humillado.


Un film para un público cultivado de la década de los 60, una lección que no se debería olvidar en el siglo XXI.




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