El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford. Andrew Dominik.










Ficha técnica:


Título original: The assassination of Jesse James by the coward Robert Ford
País:Estados Unidos
Año: 2007
Duración: 79 minutos.

Guión y Dirección: Andrew Dominik (Mátalos suavemente); guión basado en la novela de Ron Hansen.
Casting: Mali Finn, c.s.a.
Director de Fotografía: Roger Deakins, a.s.c. y b.s.c.
Música: Nick Cave y  Warren Ellis.
Edición: Dylan Tichenor, a.c.e. y Curtiss Clayton.
Coordinador de especialistas: Billy Burton, Brent Woolsey,
Director artístico: Troy Sizemore.
Decorador del set: Janice Blackie-Goodine.
Supervisor efectos especiales: James Paradis.

Diseño de Vestuario: Patricia Norris.
Jefe del departamento de maquillaje: Gail Kennedy
Jefe de peluquería:: Iloe Flewelling.

Productores: Brad Pitt y Dede Gardner; Ridley Scott y Jules Daly; David Valdes.
Productores ejecutivos: Brad Grey, Tony Scott, Liza Ellzey, Benjamin Waisbren
Compañías. Warner Bros.Pictures asociada con Virtual Studios, Scott Free/Plan B Production


Intérpretes:



Brad Pitt: Jesse James,
Casey Affleck: Robert Ford,
Sam Rockwell : Charley Ford,
Sam Shepard: Frank James,
Mary-Louise Parker: Zee James,
Dustin Bollinger: Tim James,
Paul Schneider: Dick Liddil,
Jeremy Renner: Wood Hite,
Garret Dillahunt: Ed Miller,
Zoey Deschanel: Dorothy Evans,
Michael Parks: Henry Craig,
Ted Levine: Sheriff Timberlake,
Alison Elliott: Martha Bolton,
James Carville: Gobernador Crittenden,
Tom Aldredge : Mayor George Hite,
Hugh Ross: narrador,
...

Sinopsis:


Uno de los pistoleros más famosos del oeste americano, Jesse James, planea su próximo gran robo. Mientras, sus contrincantes intentan hacerse con la recompensa- y la gloria-  que implicaría su captura.


Comentario:



"El enésimo filme sobre Jesse James es engolado, ampuloso, interminable, con mucho aparato visual y poca sustancia (...) El bandido racista Jesse James (interpretado por el propio Pitt) es presentado como un mafioso que amenaza o asesina a los miembros de su banda porque sospecha que planean traicionarle. Ésa es la trama, adobada con paisajes espectaculares, planos esquinados, fotografía barroca, largos silencios, mucho arte y mucho tronío." (Enric González. Una imitación de Woody Allen. Diario 'El País')

El film de Andrew Dominik, director de 'Mátalos suavemente', se estrena un año antes de que se proclamara oficialmente la entrada en la Gran Depresión que padecemos con la caída de Lehman Brothers, aunque los conocedores de lo que se estaba cocinando en la trastienda ya hablaban con soltura de la crisis que se avecinaba. Andrew Dominik  hace un relato, muy bien contado, de cómo se van forjando las condiciones para que surja un Jesse James, un auténtico asesino al servicio del pueblo, que según sus trovadores robaba a los ricos para dárselo a los pobres. Las circunstancias cambian hasta tal punto que, quienes unos minutos antes se mostraban  contrarios a todo tipo de violencia, creadas las condiciones para la revolución, comienzan a declarar abiertamente su admiración por hombres como Jesse James, que asesinan a la gente como quien realiza un trámite sin importancia, según le confiesa aterrado Charley a su hermano Robert.

Hombres como Robert Ford, todavía arrastrados por la inercia de tiempos anteriores, cree que cuando mate a Jesse la gente lo venerará y le aplaudirá, pero no ocurre nada de eso: su hermano se suicida y él acaba asesinado, sin que se celebren funerales como los del héroe, la gente pague para ver su cadáver o le hagan el más mínimo homenaje. Es simplemente un asesino, el ejecutor de un mito. Pero para que ocurra esto como ocurrió es necesario que se creen las condiciones, que incluso participe la clase media  en la revuelta de los privilegiados que ha precedido a todas las rebeliones y revoluciones de las eras moderna y contemporánea que se han producido hasta ahora, allanando el camino de quienes después les harán el trabajo sucio, tras cobrarse algunas víctimas. Muy elocuente es la secuencia en la que un burgués insulta en el teatro a Bob, en el que los hermanos Ford representan el asesinato que protagonizaron, llamándole cobarde.

Andrew Dominik nos revela que no sólo los más pobres y marginales estaban con Jesse James. Esta visión del pistolero como un hombre temible es la que ha desagradado profundamente a quien realiza la crítica de 'El País'. Andrew Dominik insiste en la complejidad de cualquier hecho histórico, que generalmente no tiene una sola causa. Las cámaras establecen un constante y tenso diálogo entre los hermanos Ford y Jesse James, en el que transmiten al público inquietantes sensaciones que se traducen en dos sentimientos: miedo y desconfianza. La relación entre los tres es tensa, peligrosa y siempre a punto de explotar en cualquier dirección, algo que es frecuente cuando surge un personaje como nuestro héroe, intransigente, incorruptible y cuya fortaleza  incluso frente a los suyos reside en el terror, situación que llevó al propio Robespierre a la guillotina que levantó contra la reacción y acabó engullendo a muchos de los suyos.

El héroe americano no mueve multitudes, es un mito como Robin Hood, un hombre que lucha solo o acompañado por unos pocos pistoleros, pero que acaba representando un tiempo y una época. Cuando la amante de Robert le pregunta a éste por qué mató a Jesse James, reconoce que, aunque le atraía la recompensa, lo que lo empujó fue el miedo a que la situación se invirtiera en cualquier momento. Esto es lo que nos quiere contar Dominik y lo hace bien gracias, sobre todo, al trabajo de Pitt, Affleck y Rockwell; otra cosa es si podía haberlo resuelto con menos tiempo. No obstante no estaría de más pensar por qué en un determinado momento el hombre decide matar y goza del apoyo de hombres y mujeres que generalmente condenan estos hechos. ¿Por qué van a ver el cadaver de Jesse James y no el de Robert Ford? La audiencia siempre es la audiencia y un muerto es un muerto, según algunos opinan, pero al parecer no todos los hombres son tratados de igual manera en un trance similar por el cuerpo social: Jesse James fue asesinado en su casa, de espaldas; Robert Ford de la misma manera en su local de entretenimiento. En el caso de Ford la gente pagó un sicario para que lo matara y vengara a su protector y luego pidió el indulto del asesino, que el gobierno finalmente concedió. Esta claro, pues, que para el pueblo americano Jesse James es y sigue siendo un héroe, algo que nada ni nadie podrá arrancar del imaginario colectivo. Un clase de hombre que, cuando aparece, nada ni nadie puede detener y que, cuando cae, aunque pierda la vida finalmente, porque no goza de grandes apoyos materiales, de gente dispuesta a dar la vida por él, ha logrado que la sociedad avance.

Más que un biopic a la antigua usanza, un western que narra las correrías del héroe, Andrew Dominik dedica mucho tiempo a construir algo mucho más complejo: el perfil de un hombre que, sin ser mejor ni peor que otros, está en el momento y el lugar adecuado, cuando se han creado las condiciones sociales para que las poblaciones den un salto cualitativo propenso a la creación de mitos.


 

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