Los testigos. André Téchiné





Ficha técnica:


Título original: Les Témoins.
País: Francia
Año: 2007
Duración: 130 minutos.

Dirección: André Téchiné
Guión: Claudine Taulère.
Puesta en escena, adaptación y diálogos: André Téchiné, Laurent Guyot y Viviane Zingg, basado en una idea original de Michel Ganesi y Jamil Rahmani.
Dirección de Fotografía: Julien Hirsch.
Música: Philippe Sarde
Edición: Martine Giordano.
Sonido: Jean-Paul Mugel; montaje: Francis Wargnier; mezcla : Cyril Holtz
Decorados: Michèle Abbè.

Diseño de Vestuario: Khadija Zeggaï; modista:  Isabelle Guerin
Jefe de MaquillajeCédric Gérard,
Jefe de Peluquería: Dominique Colladant

Productor: Saïd Ben Saïd.
Dirección de producción: Yvon Crenn.
Diseño de producción: Michele Abbe
Compañías. Producción: UGC presenta una producción de SBS Films, asociados con Soficinéma 2 & 3, Sofica UGC 1, con la participación de Canal + y TPS Star, y el apoyo de la región Ile-De-France, Vertigo


Intérpretes:



Michael Blanc: Adrien,
Enmanuelle Beart: Sarah
Sami Bouajila: Mehdi, policía antivicio.
Julie Dipardieu
Johan Libéreau
Constance Dollé
Lorenzo Balducci


Sinopsis:


Manu llega a París en 1984 con la ilusión de vivir en libertad su sexualidad gay: decide compartir  una habitación de hotel con su hermana que está intentando abrirse camino en el bel canto. En una salida nocturna conoce a un adinerado médico cincuentón que le abre los ojos a una forma de vida.


Comentario:


André Téchiné, crítico de Cahiers du Cinema, lo cual marca impronta, ya que se inició como ayudante de dirección de Jacques Rivette, nos narra de forma tranquila y ponderada,  cómo afectó a las relaciones sexuales libres e incluso promiscuas la aparición del SIDA, cuando hombres y mujeres libres y liberales despertaron de pronto de este sueño de libertad, en el que convivían sin problemas los más afortunados económicamente con otros pobres, los policías antivicio  con las prostitutas, los emigrantes argelinos con los parisienses y los capitolinos con jóvenes provincianos como Manu, recién llegado de los Pirineos franceses con la ilusión de iniciar una nueva vida como gay, sin prejuicios, conviviendo con su hermana en hoteles baratos en el 'barrio chino', como buenos herederos de los revolucionarios del mayo francés.

Las aristas en este mundo no eran visibles, las ansias de libertad eran grandes y el precio que se pagó por ello elevado.Sus películas se caracterizan, según sus biógrafos y críticos,  por examinar las relaciones humanas con un estilo intimista, cuidadoso y poco melodramático y sentimental. Se quita dramatismo a la muerte de un joven, siempre trágica, precedida de un especial martirio por el deterioro previo a la propia extinción, con elipsis constantes, incluida la 'buena muerte' con la que lo beneficia su hermana. Estos grupos tolerantes, que evitaban el enfrentamiento con instituciones como la familia o la Iglesia, son contemplados con un tono desapasionado, me atrevería  a decir arriesgándome como un precursor del cine indie, un tanto idealizado y cuyo objetivo es la contención de las pasiones. El primero en caer será el más joven, el que tiene más ganas de vivir y mayor alergia a la prevención; su enfermedad pondrá sobre aviso a 'los testigos', ya que nadie del círculo tomaba excesivas precauciones; un nuevo amante del médico, procedente de Estados Unidos, recién llegado  a París para visitar a los padres de su joven compañero muerto, aterriza como un Hermes que trae la mala nueva de la expansión de la enfermedad también al otro lado del Atlántico. Es casi la única justificación de su aparición en el film.  Una película triste pero imprescindible, que nos remonta a los tiempos en que famosos como Freddie Mecury perecieron, víctimas de la nueva plaga, y deportistas como Magic Johnson, ídolo de los niños que admiraban a los jugadores de la NBA, fue tocado por la Parca, convulsionando a una sociedad que había espantado a  muchos de sus fantasmas y ahora asistía perpleja al nuevo azote apocalíptico.
 

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