Submarino. Thomas Vinterberg



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Ficha técnica:

Título original:
País:
Año: 2010
Duración: 125 minutos.

Dirección:
Guión: Thomas Lindholm y Thomas Vinterberg
Casting: Julie Hermann
Dirección de Fotografía: Charlotte Bruus Christensen
Música: Thomas Blachman.
Edición: Andri Steinn & Valdis Oskarsdothr
Coordinador de especialistas: Shg Günther, Dennis Albrehtsen

Diseño de Vestuario: Marghrethe Rasmussen
Maquillaje: Bjorg Seruo

Productor: Morten Kaufmann
Productor ejecutivo:  Brigitte Haid y  Bo Ehrhardi
Diseño de producción:  Torben Stig Nielsen
Compañías. Nimbus Films

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Intérpretes:

Jakob Cedergren: Nick,
Peter Plaugborg:  Martin,
Gustav Fischer Kjærulff: hijo de Martin,
Patricia Schuman: Sofie
Dar Salim: Goran.
Morten Rose: Ivan

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Sinopsis:

Nick y su hermano, separados a raíz de una tragedia familiar, siguen sufriendo hoy las secuelas y los traumas de una infancia marcada por los abusos, el alcoholismo y la extrema pobreza.

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Comentario:

Es proverbial la sobriedad sajona en el tratamiento discursivo-visual de las lacras y las mochilas repletas de desgracias humanas, los impedimenta que  impiden caminar y seguir avanzando al hombre en esta ruta de los pesares que es la existencia humana. El frío nos penetra hasta los huesos cuando vemos al hermano de Nick, Martin,  heredero de una educación infantil sórdida y desgraciada, que hace buenas las tesis de Freud y From que sentenciaban que la infancia determina la vida entera. Hijos de padres violentos acaban ejerciendo la violencia; hijos de padres drogadictos terminan haciendo lo que han aprendido a hacer desde niños. Thomas Vinterberg no se conforma con contarnos una historia de gente más  o menos corriente, que ha tenido algún tropiezo en su vida, él se desplaza siempre hacia los márgenes y, aunque los protagonistas viven en casas de diseño, divulgado por una de sus empresas multinacionales que mueve pasiones en Europa y que muchos se desviven por adquirir sus productos, a causa de sus precios bajos, en la intimidad de las paredes del hogar se producen autenticas tragedias clásicas: padres siempre colocados, hombres endurecidos, frustrados, mujeres que provocan a hombres resentidos colocadas en el borde del abismo, muerte, pérdida de libertad, enfermedad...todas las plagas que desparraman los jinetes del Apocalipsis, recayendo en dos hermanos acostumbrados a sobrevivir como pueden desde que apenas se alzaban un palmo del suelo, y que vieron morir al menor de ellos una tarde en la que Nicolai y su hermano decidieron emular a la madre y emborracharse ellos también.

Nada te permite desarrollar una pequeña utopía, por insignificante que sea, ni siquiera la puesta en escena, la gama cromática que representa a un país generalmente gris, brumoso, nevado, cuya frialdad traspasa las paredes de los edificios y se instala en los 'hogares', simples cobijos en los que se guarece el ser humano. No es nada alentadora la visión que transmite el autor de 'Celebración' (Festen, 1998), un film realizado cuando militaba en el movimiento 'Dogma 95', que nos presenta a un tipo de hombres que, perdida toda esperanza, pueden incluso ser generosos y cargar con las culpas de los demás. Sólo les queda el amor fraternal y cuando ya nada les anima a seguir en el tren de la vida y el hermano dice 'yo me apeo aquí', Nicolaï decide cambiar el rumbo de los acontecimientos y evitar que el destino de su familia sea acabar siempre en la cuneta.

Vinterberg se preocupa por esos restos humanos, siempre en los márgenes de la sociedad, de los que nadie se ocupa, hecho que denuncian algunos filósofos como Adorno, en cuyo pensamiento estético  hay una búsqueda " de una filosofía de fragmentos aislados, de visión caleidoscópica que se opone de manera decidida a la mentalidad ‘sistemática’ y a toda dialéctica ‘positiva’, por considerar que la idea de totalidad y sistema encierran peligro y falsedad al ser cercanas a los ideales totalitarios. Y por otro lado, porque para el tema que nos concierne es determinante resaltar el enfoque fundamentalmente estético de este filósofo dada su notable formación musical desde muy temprana edad unida a un interés permanente a lo largo de toda su vida por el arte y la música. Al describir su estética negativa, Rodolfo Wenger da cuatro rasgos negativos fundamentales, uno de los cuales es que "el arte moderno auténtico es negativo en el sentido que se refiere al sufrimiento y produce displacer tal como puede llegar suceder con la narrativa kafkiana, las disonancias de Schönberg y la música dodecafónica, o la sarcástica desesperación de las obras de teatro de Beckett -de acuerdo con los ejemplos propuestos por Adorno. En la Dialéctica de la Ilustración podemos leer la sentencia de que: “divertirse significa estar de acuerdo“. Esto se opone radicalmente a cualquier tipo de esteticismo y a un arte complaciente, ligado a las intenciones de las industrias culturales contemporáneas en donde prima la diversión y la complacencia." (Rodolfo Wenger C.Estética de la negatividad en T.W.Adorno.www.perspectivasestéticas.blogspot.com). Este pensamiento está muy presente en las producción literarias y cinematográficas del Norte de Europa; el cine es una de las formas más corruptas del capitalismo, dice uno de  los protagonistas de Dope (Adicción), un film de James Harknees (2004), que se mueve en el mismo terreno, aunque con menos fortuna que Vinterberg.

Finalmente, como ocurre en los países del Norte de Europa con frecuencia, perdida toda fe en el mundo,  en el humanismo y la solidaridad, valores que hoy se cotizan a la baja, los hombres buscan la regeneración, la salvación de sus almas en la religión, en un mundo más allá de la miserable vida que viven. Nick acude con su sobrino a un ritual de verdad, no el que simularon él y su hermano Martin con el bebé muerto.
  

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