Terminator 2: el Juicio Final. James Cameron.





Fotografía cedida por BMA House a cinelodeon.com





Ficha técnica:


Título original: Terminator 2: Judgament Day.
País: Estados Unidos.
Año: 1991.
Duración: 135 minutos.

Dirección: James Cameron.
Guión: James Cameron y William Wisher.
Casting: Mali Finn.
Director de Fotografía: Adam Greenberg, a.s.c.
Música: Brad Fiedel.
Editores: Conrad Buff, Mark Goldblatt, a.c.e. y Richard A.Harris
Coordinadores de especialistas: Joel Kramer, Gary Davis
Director Artístio: Joseph P.Lucky.
Decorador del set: John M.Dwyer.
Supervisor de  Post Producción: Pamela  Easley.
Supervisor de efectos visuales de Industrial Light & Magic : Dennis Muren, a.s.c.

Diseño de Vestuario: Marlene Stewart.
Responsable de maquillaje: Jeff Dawn.
Especial maquillaje de efectos de Terminator: Stan Winston.
Responsable de peluquería: Peter Tothpal.

Productores : James Cameron, Mario Kassar.
Productores ejeutivos: Gale Anne Hurd y Mario Kassar.
Co-Productor: B.J. Rack, Stephanie Austin.
Diseño de producción: Joseph Nemec, III.
Pacific Western Production, asociada on Lighstorm Entertainment, Canal  + S.A., Tri Star Release, THX, Carolco.



Intérpretes: 


Arnold Schwarzenegger: Terminator,
Linda Hamilton: Sarah Connor,
Edward Furlong: John Connor,
Robert  Patrik  T-1000,
Earl Boen:  Dr, Silberman,
Joe Morton: Miles Dyson,
S. Epatha  Merkerson: Tarissa Dyson,
Danny Cooksey: Tim
...

Sinopsis:


Arnie vuelve a interpretar a un organismo cibernético del futuro; han pasado ya diez años desde que comenzó el suplicio de Sarah Connor y su hijo John, futuro líder de la resistencia, que ahora es un muchacho sano. Sin embargo, la pesadilla vuelve a empezar cuando otro Terminator asesino regresa al pasado con el objetivo de acabar con John O'Connor ahora que sólo es un niño. Por suerte, Sarah y John no se enfrenarán sólo con esa maquina de matar. La resistencia humana ha enviado al pasado a otro soldado del futuro con la misión  de terminar con John Connor a toda costa. Así termina la guerra por el mañana.


Comentario:


Para poder entender algo de lo que sucede  en 'Terminator 2. El juicio Final' nos remontamos a lo que escribíamos sobre la primera entrega de esta curiosa franquicia de ciencia-ficción el 1 de enero de 2011, unos meses después de iniciar este blog, a finales de octubre de 2010:

"Si en el pasado Villiers imaginó a la Eva del futuro como una especie de Cyborg (mezcla de máquina y organismo humano) para el placer del hombre, lo cierto es que las primeras representaciones cinematográficas de este constructo relevantes han sido concebidas para el género masculino. El hecho de que el hombre haya dominado el ámbito público, lo que le ha capacitado mejor para la acción, ha sido determinante. Donna Haraway ha elaborado un Manifiesto cyborg para la mujer del futuro. James Cameron realiza un film, Terminator, que tuvo varias secuelas, en el que la mujer está en proceso de transformación y en el camino de la transición desde el espacio privado al público, desde las tareas del cuidado a las de la acción. 

Al principio de la película Sarah Connor trabaja fuera de casa, pero su empleo supone una continuación de las labores domésticas, como camarera en un restaurante. Aunque este empleo le proporciona independencia económica, no supone un cambio de actividad respecto al hogar; sigue con el delantal puesto y cuidando a los clientes como lo haría con su familia. Pero un hecho inaudito cambiará su perspectiva de vida. En la ciudad de Los Ángeles, (precisamente donde reside la meca del cine), tomada muy frecuentemente como escenario de todo tipo de películas y especialmente de las que auguran una catástrofe para la humanidad, dos hombres , procedentes de 2029 (fecha muy próxima a la imaginada para su hecatombe por Fritz Lang en Metrópolis), aparecen desnudos, como recién nacidos y sintiendo lo mismo que un bebé al llegar a este mundo, como afirma Kyle Reese (Michael Biehn): dolor y aprehensión de la luz. Pero ellos vienen desde el futuro, en el que se ha producido una guerra con las máquinas gobernadas por una empresa Skynet, que ha ganado la resistencia humana, y amanecen a finales del siglo XX con un propósito: la industria ha enviado a uno de sus prototipos, un infiltrador, un cyborg diseñado para exterminar, cuyo modelo es un T-800, Cyber-Din 101, (Arnold Schwarzenegger), con el objetivo de provocar un aborto retroactivo, e impedir que nazca el lider de la resistencia John Connor.

 Pero la oposición manda a uno de los suyos, un humano, para impedir que este propósito se cumpla. La sociedad no entiende la ola de delincuencia que se desata y no puede comprender el discurso del hombre del futuro, al que el psicólogo de la policia define como una ilusión paranoide brillante, que no precisa ser probada. En esta ficción diseñada por Cameron, (cosa que algunos discutirán), Kyle Reese se enamora de Sarah Connor (Linda Hamilton) y acaba por convertirse en el padre de su compañero de armas y su lider. Siempre había estado enamorado de una mujer que había adiestrado y forjado un rebelde como John Connor y de la que posee una fotografía. Ella cuestiona el papel tan destacado que le adjudica en la lucha contra la dominación de las máquinas y le pregunta cómo serán las mujeres del futuro; él responde: luchadoras. 

En la lucha contra el cyborg se irá produciendo la transformación de Sarah, que se irá convirtiendo en una combatiente, que roba coches, lanza explosivos, lucha, y al final, muerto Lyle, acaba definmitivamente y sola con el Terminator. En los sucesivos enfrentamientos, en los que la máquina se conduce con total frialdad en el cumplimiento de su misión, va perdiendo su envoltura humana,y va emergiendo su endoesqueleto mecánico, hasta quedar totalmente al descubierto, sin ningún tipo de simulación. En la acción se destruyen varios camiones, vehículo en el que James Cameron ejerció como proletario en la vida real, y al que tiene un especial rencor. Hoy, los humanos, empezamos a sentir una penosa convivencia con la máquina, con la deshumanización de cintas telefónicas que te hacen marcar números con opciones, sin sentir ya la calidez de la voz humana. Pero la máquina tiene programadas unas funciones, y no puede dar respuesta a nuestras inquietudes o dudas, y, al hecho de desplazar a los hombres de sus antiguos empleos, incrementa la cuenta de beneficios de las empresas, no sólo por este hecho, sino porque los 902 o 905 son caros y te someten a un largo cuestionario en el que la mayor parte de las preguntas no se corresponden con tu necesidad de contactar con la empresa, mientras el minutaje avanza. 

Los artefactos de todo tipo están dotados de mandos con múltiples funciones, que desorientan y desempoderan a las generaciones más antiguas, no capacitadas para el nuevo mundo tecnológico. En el momento en que se rodó el film, 1984, el muro de Berlín permanecía erguido y el hombre sentía miedo a una guerra nuclear entre los dos lados del telón. Todo en la diégesis contribuye a crear desazón: la apariencia de un mundo decadente, poblado de basura, chatarras, suciedad ( tal como los filmes de Tarkovski profetizaban el fin de la Unión Soviética, casi al mismo tiempo), delincuencia. Los hombres se han tenido que refugiar en un mundo subterráneo, en el que han desaparecido las naciones y sólo ha quedado lo genérico. Todo su bienestar ha desaparecido, e incluso los artilugios que hoy nos producen placer están convertidos en chatarra; en el exterior el dominio es de las máquinas espías y destructoras. Pero la caída del muro no ha contribuido a mejorar la esperanza del hombre, pues el surgimiento de un mundo global ha producido una gran crisis, de la que de momento no se sabe cómo se va a salir, y que está inspirando a los nuevos cineastas. Sarah Connor huye de Los Ángeles, donde se está gestando el mundo que desembocará en el que su hijo liderará la resistencia, y la vemos en otro menos desarrollado como Méjico. Ella todavía cumple un papel de reproductora, de receptáculo del Mesías, peo en el asiento del co-piloto lleva un arma. Para defender a su retoño está dispuesta a usar cualquier método, sin excluir la lucha armada. Quizás lo importante no es que el paso lo ha dado desde su condición de mujer, como madre y como compañera de un hombre, sino que al fin lo ha dado y como Norma Rae, en el proceso se ha producido una transformación dialéctica, de la que ha surgido una nueva mujer; en el proyecto de Cameron no está dotada de la cualidad de sermiradaidad, lo que la dispone de unos rasgos más adecuados para su futura evolución. Como a todo film importante le han surgido muchos padres, y entre ellos Michael Crichton, autor de Almas de metal, película de la que muchos han querido ver que Terminator es un remake."


La segunda entrega es introducida por una voz en off , la de Sarah Connor,  que introduce al espectador en un contexto distópico : "3.000 millones de vidas se apagaron el 29 de agosto de 1997. Los supervivientes del fuego nuclear llamaron a aquella contienda  'La Guerra del Juicio Final'. Sólo vivieron para hacer frente a una nueva pesadilla, la guerra contra las máquinas. La computadora que controlaba las máquinas, Skynet, envió a dos Terminators a través del tiempo. Su misión: eliminar al líder de la Resistencia Humana, John  Connor. Mi hijo. El primer Terminator estaba programado para liquidarme en el año 1984, antes del nacimiento de John. Fracasó. El segundo tenía a John como objetivo, cuando aún era un niño. Como antes, la resistencia pudo enviar a un guerrero solitario, un protector para John. La única incógnita era cual de ellos lo encontraría primero."

Cameron fue un realizador innovador, -el que más dinero ha ganado y más críticas adversas ha recibido-,  que se puso al frente de la revolución tecnológica de las artes visuales que inició George Lucas y  que utilizó los servicios de las industrias Light & Magic para dar credibilidad a los efectos especiales, realmente espectaculares en el año 1991, aunque su discurso no alcanza la modernidad de las formas; hablamos de matices, pues no olvidamos el axioma que afirma que la forma es el dfiscurso. A diferencia de Lucas, Cameron adopta una posición romántica, como la que mantuvieron los socialistas utópicos y los llamados ludistas ante las máquinas en la primera revolución industrial, e imagina un futuro distópico en el que los hombres serán sometidos por las máquinas, si no lo impide un nuevo 'Mesías' (un anticipo de Neo, el protagonista de Matrix), acompañado de una madre y un cyborg, una sagrada familia que luchará por mantener la hegemonía de la humanidad sobre la tecnología, que abrirá el camino a cientos de películas catastrofistas sobre este tema, hasta llegar al 2014 con títulos como Trascendence (Wally Pfister)., que se manifiesta en pro del gran apagón.

El cyborg de que dispone la resistencia humana, el 'Terminator 101' interpretado por Arnie,  es un cacharro, un organismo cibernético compuesto por un tejido orgánico sobre un esqueleto de metal, que no puede competir con el agente de las máquinas, un T-1000, que encarna Robert Patrick, realizado con un metal líquido, que se reconstruye apenas ha sido destruido, y que sólo puede ser eliminado en las calderas del Infierno, en las que todo se funde y aniquila. Junto a ellos, Sarah Connor, papel que de nuevo corre a cargo de Linda Hamilton, resulta un personaje antipático, altivo, casi tan inhumano como las máquinas (ataque al informático Miles Bennett Dyson), que puede hacer sentir al espectador  que no le gustaría vivir en un mundo liderado por esta mujer, incapaz de un gesto amable. Cuando el joven John enseña a su esclavo cibernético a sonreír, éste es incapaz de esbozar  algo más que una horrible mueca, mientras a su lado permanece Sarah con cara de perro; ella se siente responsable de acabar con un proyecto que en pocos meses estará listo para incorporar un microprocesador revolucionario a las máquinas; en tres años una empresa llamada Cyberdine se convertirá en el mayor proveedor de ordenadores del ejército. Los bombarderos antirradar no necesitarán tripulantes, lo que hará innecesarias las decisiones humanas en la defensa de estrategias, y la inteligencia artificial que generará el sistema Skynet aprenderá en progresión geométrica, poniendo en grave riesgo la iniciativa de los hombres,  su libre albedrío y su capacidad de decidir.

Los constantes filtros de colores se usan para dotar de significado a las imágenes, azules para transmitir un mensaje de eficacia, muy usado en laboratorios y empresas de investigación científica, y  rojo intenso cuando la acción se caliente y el riesgo se eleva; las transformaciones de T-1000 son espectaculares y muy efectistas, como no podía ser de otra forma al estar al frente las industrias dirigidas entonces por Lucas, el renovador del cine desde intervenciones de estudiante becado en el rodaje de  películas encantadoras como  'El oro de Mackenna de J.Lee Thompson (1969), un hombre que no sólo no vio en el avance de la tecnología un riesgo para el ser humano, sino que creyó en la ciencia, como ocurriera a otros grandes hombres en el pasado. Su pasión le apartó pronto de las pantallas, tras un amago de infarto, dejando tras de sí un importante legado a la Historia del Cine. Todas sus películas se han transformado en títulos de culto (THX 1138, American Graffiti, y la saga de 'La Guerra de las Galaxias).

Hoy la gente se enfrenta entre sí, enredándose en debates estériles, fomentados por los grandes medios de comunicación, mientras la ciencia, como también ocurrió en el pasado, se utiliza con fines no siempre nobles; este verano el gobierno español  aprobó un decreto que en realidad era un cajón de sastre, y que incorporaba la regulación del uso de drones,  vehículos aéreos no tripulados, los más pequeños de los cuales pueden pesar 150 kilos, algo que ha pillado a la gente sumida en la mayor ignorancia sobre unos objetos volantes, frecuentes en las películas (Oblivion, Joseph Kosinski), que pocos sabían que eran tan reales como los patines de ruedas. Se ha hablado de sus usos más comunes, aunque sectores más desconfiados de los ciudadanos hablan de espionaje de la población. La realidad cada vez se parece más a la ficción, o a la inversa. Cuando el Terminator 101, amigo de los hombres se autodestruye se despide del niño que le ha enseñado expresiones coloquiales muy humanas, como 'Sayonara Baby' o 'Non-problem, diciéndole : "Ahora se por qué lloráís, pero es algo que yo nunca podré hacer." ¿Están algunos hombres también incapacitados para ello? Si no fuera así ciertas masacres serian incomprensibles.

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