Robin Williams. In memoriam.
Entristece sobremanera que quien en la ficción enseñó a los jóvenes a subirse en las mesas para mirar a la vida desde esa atalaya, por encima de los prejuicios y miserias que nos impiden saborearla, no haya sabido aplicar esta receta a su propia existencia y haya dejado huérfanos a tantos adolescentes que lo han idolatrado, generación tras generación, identificándolo con ese profesor que todos hubieran querido tener. Siempre que tenemos ocasión expresamos en nuestro blog la opinión de que la batalla más dura que libra el hombre es la de su propia existencia: Robin Williams acaba de ser derrotado, y con él, todos nos sentimos un poco abatidos.
Su viuda ha pedido que se le juzgue por su trabajo y no por su final. Nadie, que tenga un mínimo de sensibilidad y que afronte cada día el hecho de vivir y seguir adelante, puede atreverse a emitir un juicio sobre los demás. Quien hizo feliz a tantos y les descubrió la esencia del tópico latino expresado con tan sólo dos palabras, carpe diem, por las que muchos escolares lo recordarán, no ha encontrado la vía de hacerse feliz a sí mismo. Requiescat in pace.
IN MEMORIAM
¡OH, CAPITÁN, MI CAPITAN!
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