Vincere. Marco Bellocchio





Ficha técnica:


Título original:
País: co-producción italo-francesa.
Año: 2009
Duración: 120 minutos.

Dirección: Marco Bellocchio.
Guión: Marco Bellocchio. Stefania De Santis, historia de Marco Bellocchio.
Puesta en escena de Marco Bellocchio y Daniela Ceselli.
Escenografía: Marco Dentici (a.s.c.)
Director de Fotografía: Danielle Cipri,
Música: Carlo Crivelli
Montaje: Francesca Calvelli.

Diseño de Vestuario: Sergio Ballo.
Jefe de maquillaje: Franco Corridoni.
Jefe de peluquería: Alberta Giuliani

Productor: Mario Gianani.
Productor ejecutivo: Olivia Sleiter.
Director de producción: Lilia Cioccarelli.
Diseño de producción: Marco Dentici.
Compañías. Productoras: Offiside e Rai Cinema; Celluloid Dreams, Eurimages y la colaboración del Istituto Luce, Sofica Soficinema 4. Coproducido por Hengameh Panahi y Christian Baute; Distribución: Vértigo,  Pathe,  01 Distribution.


Intérpretes:


Filippo Timi (Benito Mussolini),
Giovanna Mezzogiorno (Ida Dalser),
Michela Cescon (Rachele),
Fausto Russo Alesi (Riccardo Paicher),
Pier Giorgio Bellocchio (Pietro),
Corrado Invernizzi (doctor Cappelletti),
Paolo Pierobon (Giulio),
Bruno Cariello (juez),
Francesca Picozza (Adelina). Guión: Marco Bellocchio y Daniela Ceselli.



Sinopsis:


Ida Dalser comienza un romance con un joven Mussolini, pero la pareja se rompe cuando él se casa con otra mujer.Sola y con un hijo luchará por recuperar los derechos de su retoño.


Crítica:


"Grandilocuente y arrolladora, “Vincere” es, antes que un biopic de Mussolini, un magnético y alucinado ensayo acerca de la edificación de un sentimiento: la simpatía por el diablo, la seducción que lo monstruoso aplica sobre las masas.ómo su película poco tiene que ver con academicismos habituales del biopic y mucho con la construcción de una fascinación que hizo a una nación sumisa ante el más carismático de los dictadores" . José Arce  realiza un magnífico análisis de esta  película de Bellocchio que adopta "maneras operísticas que priman una música incesante para unas interpretaciones poderosamente físicas, proponiendo una estructura desafiante en dos actos que alternan la presencia espectacular del futuro dictador, en el primero, y su iconografía omnipresente ante la que se suceden los daños colaterales (y emocionales) de la megalomanía, en el segundo. Grandilocuente y arrolladora... (José Arce."Vincere": seductora megalomania. La Butaca.net).


Comentario:


El proletariado no quiere hacer la guerra para la burguesía; la paz es revolucionaria.Esta era la posición de los socialistas italianos en vísperas del mayor holocausto europeo, que se cobró más de sesenta millones de muertos y al que la gente se entregó como víctima propiciatoria de la forma más entusiasta. El nazismo y el fascismo fueron grandes movimientos de masas, movidas por el resentimiento y el rencor y arrastradas por el discurso populista de líderes como Mussolini que bajo la etiqueta de nacional-socialista limpiaron Italia de políticos y sindicalistas.Marco Bellocchio, nacido en vísperas de iniciarse la gran contienda (1939), mostró desde sus orígenes  como creador un compromiso con el pensamiento ateo y de izquierdas, (a pesar o quizás por ello, de haber estudiado con los salesianos), y su interés por proyectar una mirada crítica a la sociedad; En 1969 colaboró dirigiendo el episodio «Discutiamo, discutiamo» de la película colectiva Amore e rabbia , en la que también participaron Pier Paolo Pasolini, Bernardo Bertolucci, Carlo Lizzani y Jean-Luc Godard (información de Wikipedia). Un cineasta comprometido desde sus propios orígenes como creador,  que realiza un viaje a la inversa de otros muchos intelectuales: procedente del PCI, dio su apoyo al socialismo de la 'Rosa nel pugno' en 2006. ¿Qué le impulsó a ello?

En 'Vincere' construye una pieza básica para la comprensión del fascismo italiano y de su figura principal, Benito Mussolini, un gran imán para las masas, con unas imágenes tan grandilocuentes y oscuras como la arquitectura racional y megalómana que levantaron italianos y alemanes, un homenaje a la sinrazón, que acabó con el suicidio, un sacrificio auoimpuesto por quien temía la profanación de su cadáver, por parte de Hitler, y el linchamiento a manos de las mismas masas que lo elevaron a la gloria en el  de Mussolini. Belocchio construye impresionantes imágenes, grandes cuadros como los que se encuentran en cada esquina de su país, con un dominio de la perspectiva geométrica y la profundidad que deja helado al espectador, no sólo por su impresión visual realista, -más incluso que el material histórico de archivo que muestra a las masas enfervorecidas ante el dictador-, y a la que contribuye un uso del color severo y dominado por la frialdad de su gama cromática, sino por la inmensidad de los decorados, en la que los seres humanos se mueven como pequeños insectos impotentes para  rebelarse y actuar, inmersos en una pesadilla kafkiana de la que no pueden despertar. Roma, la ciudad eterna, que favoreció el renacimiento de las artes y las letras por la superabundancia de restos de un pasado glorioso, muestra la diferencia entre el Coliseo de Vespasiano y Tito, en el que los cristianos ubicaron el sacrificio de los suyos, unas veces real y otras imaginado, y el levantado por Mussolini en el barrio de EUR, (Expozicione Universale Roma), el llamado 'Coliseo moderno' por los romanos de hoy, inspirado en la metafísica desalmada de Giorgio De Chirico, un auténtico mausoleo sin hálito humano, ante el que Federico Fellini colocó una inmensa Anita Ekberg,  la musa de Roma, su fetiche para los turistas, en 'Las tentaciones del Doctor Antonio' (1962). Esta misma sensación transmite el edificio levantado por Bellocchio, un auténtico ejercicio de estilo, que transmite como pocos lo que significó el fascismo y la responsabilidad de las masas en su construcción, un auténtico monumento a la irracionalidad, que expresa visualmente la locura colectiva de una nación, mejor incluso que la historia  de Ida Dalser y el triste final del pueblo italiano, simbolizado por el de esta mujer y el de su propio hijo Benito Mussolini., fallecido a los 26 años en un psiquiátrico, incapaz de entender por qué su padre nunca lo reconoció.

El dictador soñó con baños de masas enfervorecidas y su pueblo le correspondió ofreciéndole este regalo. Otros, escondidos en sus agujeros, resistieron y sufrieron persecuciones y torturas por ello, como denuncia Roberto Rosellini, entre otros muchos directores italianos,  en 'Roma cittá aperta' (1945).No es de extrañar la reacción final de los vencedores de rechazo de una mujer que siempre hizo gala de ser amante del cruel dictador, aunque semejante galardón lo pagó con años de reclusión en un psiquiátrico gobernado por religiosas.Impresionante imagen de Ida Dalser subida en una reja, como una araña en el centro de su tela, contando al mundo sus miserias, a través de unos manuscritos que arrojaba al exterior en una noche nevada, que seguramente jamás serían leídos por nadie.El sistema democrático, con todas sus imperfecciones y los fallos de los políticos,  protegió su vida de las masas que ayer la vitoreaban, simbolizadas por esa imagen en la que el dictador sale desnudo  al balcón, cuando Hitler declara la guerra a Europa, y es aclamado por miles de personas que sólo existían en sus ensoñaciones en ese momento, que más tarde se materializaron en aglomeraciones reales y  que , una vez derrotado el tirano, le dieron la espalda y exigíeron su cabeza. El film provoca rechazo, frío en el corazón del público, pero eso es lo que busca provocar este eterno luchador que es Marco Bellocchio y a de paso recordar al pueblo italiano su historia reciente.

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