Enron. Alex Gibney




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Ficha técnica:

Título oficial: Enron.
País: Estados Unidos.
Año: 2006.
Duración:

Dirección: Alex Gibney.
Guión: basado en el libro: "The SmartestGuys in the Room: The Amazing Rise and Scandalous Fallof Enron, por Bethany McLean y Peter Elkind.
Casting: Carol Grant.
Dirección de Fotografía: Maryse Alberti.
Música original: Matt Hauser; supervisor: John McCullough.
Animación y efectos visuales: Ben Fine, Studio Lodyne.
Gráficos: Sanford Kiney.


Productores: Alex Gibney, Jason Kliot, Susan Montamed.
Productores ejecutivos: Todd Wagner, Mark Cuban, Joana Vicente.
Productores Asociados: Jennie Amias, (New York), Kate MacMahon, (Portland), Christine O'Malley (Los Ángeles)-
Productor edición: Alison Ellwood.
Compañías. HDNet Films Production.

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Narrador:

Peter Coyote.

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Sinopsis:

El lado oculto de los mayores escándalos financieros de la historia, en el que varios ejecutivos de la séptima empresa más importante de los Estados Unidos se embolsaron más de mil millones de dólares, mientras sus  empleados y accionistas lo perdían todo.

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Comentario:

Se quejaba un crítico español de que la gente confiara más en el cine que en las noticias y artículos de fondo de la prensa, como si estuviéramos en un república bananera, y ahora resulta que un periódico salmón como Expansión lanza una colección de cine americano que explica hechos económicos de gran trascendencia, unas películas que están empezando a constituir un género en el que se agrupan documentales, como Enron o Inside Job,   mocumentarys o falsos documentales, que se presentan como una representación de un hecho real, pero que obedece a la ficción, o películas que reproducen hechos reales, que tengan que ver con la gran depresión económica en que estamos inmersos (innumerables). Un género al que le debemos, en gran medida, la comprensión de la magnitud de la estafa que empresarios e inversores han hecho a la sociedad en su conjunto. Este documental recibió un Oscar en 2006, lo que indica algo

Alex Gibney no sólo nos cuenta cómo se lo llevaban crudo, y las primas que se atribuían unos cuantos ejecutivos, así como la voracidad de los operadores, auténticos 'lobos de Wall Street, involucrando a banqueros, importantes bufetes de abogado, o empresas consultoras y expertas en contabilidad como Arthur Andersen, una de las cinco grandes compañías auditoras del mundo hasta que se hundió Enron., una empresa que iba a cambiar el mundo y fue víctima de su pretendida inteligencia, su voluntad y su soberbia, pasando a representar el lado oscuro del sueño americano. Algunas grabaciones han permitido escuchar al mundo cómo unos técnicos que producían apagones se jactaban de hacer ganar a la empresa 500 milloes de dólares en tres horas, lo que alimentaba su esperanza de jubilarse a los 30 años. Los propios vendedores de coches alucinaban cuando veían aparecer a jóvenes de veintitantos años  a comprar los coches más caros, el día en el que recibían su prima de 600.000 dólares. Si es verdad que existe el gen del egoísmo, que ha creado una mentalidad competititva y depredadora, todavía visible, también es obvio que, como en las epidemias, no  ha afectado a todos de igual manera. A algunos es posible que no los haya contaminado porque no estaban en el lugar adecuado en el momento opòrtuno; a otros porque sentían verdadera aversión. Muchos invirtieron sus ahorros de toda la vida, porque se sintieron tentados por las cuantiosas ganancias de la empresa. Al fin,  todos  lo perdieron todo, tras descubrir,  demasiado tarde, que los máximos representantes de la corporación estaban vendiendo sus acciones antes de que quebrara la empresa, que había fracasado en California, en el negocio de la banda ancha y en la India.

A esta  situación se llegó a base de acuerdos con legisladores  neoliberales, defensores dela liberación del mercado de la electricidad, sin tener en cuenta que es un bien estratégico y básico. Con los apagones se generaba escasez lo que provocaba aumentos de la energía de entre el 300 y 400%, situación que convertía a la industria en un casino. Al liberar la energía y someterla a los vaivenes del mercado se convertía en un producto carísimo para las masas. Para defender estos proyectos se eligieron a políticos republicanos como Arnold Swarzeneger y se contó la colaboración entusiasta de George Busch . A otros les tocó recoger los escombros. Alex Gibney anima a los espectadores a hacerse unas cuantas preguntas, como,  por ejemplo,  por qué:

  • Se perdieron 20.000  empleos y sus seguros médicos e indemnizaciones médicas, 
  • Se perdieron indemnizaciones medias por cese por valor de $ 4500.
  • Se dieron primas a los altos ejecutivos por valor de 55 millones de dólares
  • En 2001,los empleados perdieron $1.2 billones de dólares en fondos de pensiones.
  • Los jubilados perdieron $2 billones de dólares.
  • Los altos ejecutivos cobraron 116 millones de dólares por sus acciones.
  • Los ejecutivos cumplieron penas de cárcel, reducidas gracias a las multas que pudieron pagar con el dinero robado.
De las respuestas que de el público, el votante y el consumidor, es decir, la ciudadanía en su conjunto, dependerá elque estos elementos renazcan tan pronto como la sociedad haya olvidado su estafa, El director se encarga de construir una diégesis tarantiniana, utilizando de la misma forma y con la misma rotundidad, alguna de las piezas musicales que tanto caracterizaron películas de auténticos mafiosos, como 'PulpFiction'.




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