Yves Saint Laurent. Jalil Lespert






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Ficha técnica:

Título original: Yves  Saint Laurent
País: Francia.
Año: 2014.
Duración: 101 minutos.


Dirección: Jaili Lespert.

Guión: Puesta en escena, adaptación y diálogos: Marie Pierre Huster, Jalil Lespert, Jacques Fieschi, libremente adaptada de la obra de Lawrence Benaïm.
Casting: Nicholas Ronchi
Director de Fotografía: Thomas Hardmeier, a.f.c.
Música: Ibrahim Maalouf; supervisor: Jef  Génie.
Montaje: François Gedigier, asistido por  Nicolas Criqui
Decorados: Aline Bonetto, a.d.c.
Sonido: Miguel Rejas, Vicente Cuillon y  Sthéphane Thiébaut

Diseño de Vestuario: Adeline Fontaine, a.f.c.c.a.
Maquillaje: Dominique  Colladant
Peluquería: Guilaine Tortereau.

Productores : Wasin Béjy  y Tannick Bolloré.
Productores ejecutivos: Wasim Béji, Thierry Desmichelle, Lionell Uzan
Co-productores: Adrian Pilutowski- Gilles Waterkein.
Director de producción: Jean-Marc Deschamps
Wassim Beji,coproducción Wy Productions SND, Cine France 1888, Herodiade Umedia, asociado con UFUND, con la participación de Canal+ , OCS, asociadocon Cofino 10 e Indefilms 2, con la ayuda de Procirep y de CNC (ouvelles Thecnologies en Production)

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Intérpretes:

Patrice Tribaud: Christian Dior,
Pierre Niney
Guillaume Gallienne: Pierre Bergé,
Charlotte Le Bon
Laura Smet
Marie de Villepin
Nikolai Kinski
Ruben Alves
Astrid Whettenall
Marianne Basler: Lucienne
Jean-Edouard Bodziak
Adeline D'Hermy
Xavier Lafitte
Alexandre Steiger
Philippe Moriar-Genoud
Anne Alvaro

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Sinopsis:

Biopic del gran creador francés, de su relación con Pierre Bergé, de sus éxitos profesionales y sus fracasos personales y emocionales.

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Críticas:

Con frecuencia el crítico olvida que en la diégesis cinematográfica confluyen no sólo la idea del guionista y del realizador de lo que quieren contar y cómo quieren hacerlo, sino la situación anímica, psicológica e incluso conocedora del lenguaje audiovisual del que mira. Si vemos muchas malas notas coincidentes, comienzan a significar algo, pero, a veces, cuando nos introducimos en su interior y comenzamos a leer lo que dicen, no parece que la cosa esté ten clara, por lo que debe haber algo funcionando en el background de quienes escriben que se nos escapa:

A Luís Martínez le parece que: " Lo triste no es la amanerada dirección ni la falta de pulso narrativo ni el ruidoso oportunismo de una música atronadora y evidente; lo peor, como casi siempre, es lo más malo. Y eso, en parte, es el empeño por convertir lo que parece una vida torturada en la viva imagen del 'glamour'. No es púdico y, además, resulta del todo irrelevante. (Un pésimo 'biopic' entre costuras. Diario 'El Mundo). Quizás el problema resida en que nos debíamos poner de acuerdo  desde el propio título, en la parte que habla de 'entre costuras-, hasta qué es el glamour).

Anda un poco más acertado Javier Ocaña cuando sentencia que: "Y aunque algunos de los temas más polémicos se sobrevuelan con cierta elegancia, el relato no evita algunos de los más sórdidos detalles de la existencia de Saint Laurent, caso de su carácter maníaco depresivo y sus sórdidas escapadas sexuales. Mientras, en lo formal, Lespert no pasa de académico y probablemente se equivoque con esa fotografía de colores tan poco contrastados, donde todo parece gris, pardo o granate, la menos adecuada para ilustrar un universo como el de la moda y el brillo de la época. (Claroscuros del modisto. Diario 'El País', 19 de septiembre de 2014)


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Comentario:

Y es que quien vaya al cine esperando ver en la pantalla el triunfo del glamour de la moda francesa, con sus fantásticas pasarelas, modelos estupendas con fantásticos vestidos creados por Dior o Yves Saint-Laurent, se van a encontrar con una historia tan gris y parda como la gama cromática de la que se queja Javier Ocaña. El subtexto del film sale a la luz merced a una máxima que pronuncia Pierre Bergé, interpretado por un Guillaume Galliene,  mucho más afortunado que en el título que consiguió tantos aplausos, -Guillaume y los chicos, ¡a la mesa! (2013)-, que afirma que "el éxito lo justifica todo! Jalil Lespert, hijo de un actor y una jurista pied-noir- va más lejos y escudriña en los años de la primera juventud empleados en adquirir las destrezas necesarias para demostrar a la familia la valía de uno mismo para dedicarse a una actividad creadora,  esfuerzos que con demasiada frecuencia son recompensados con la penuria y el hambre; cuando uno de estos hombres se acerca a la treintena, edad en la que otros se casan o forman parejas,  hartos de vivir la noche y correrse las grandes jergas, necesita imperiosamente recuperar el tiempo perdido con la mayor intensidad, Yves se lanza, como un neófito,  a las orillas del Sena en busca del amor furtivo, compañero inseparable de un homosexual, aunque el había encontrado en fechas recientes el amor en Pierre Bergé, que le daba cariño, pasión, comprensión y protección, pero no la aventura que necesitaba un hombre todavía joven e inexperto en estas lides.




Las dificultades existenciales, a pesar del éxito profesional temprano, que lo convirtieron a los 21 años en el diseñador jefe  de la Casa Dior, y al poco tiempo en propietario de su propio emporio, acompañado siempre se su fiel Bergé, no impidieron que el  introvertido creador, que sufrió  acoso escolar en la escuela y que puedo soportar repitiéndose a sí mismo que algún día sería famoso, cayera en una patología maniaco-depresiva que lo llevó a un sanatorio, del que logró salir pronto y vivir hasta los 69 años en compañía de su siempre amante Pierre; a pesar de tener otros compañeros, siempre lo consideró 'le hombre de su vida'.

Además de tratar con buen criterio los desequilibrios emocionales de un hombre tímido, criado en Oran, ciudad donde su familia poseía importantes negocios  que la habían convertido en una de las más ricas de la ciudad, que llegó a París solo siendo un adolescente , primero para formarse como diseñador de moda en la Chambre Syndicale de la Couture, y después para integrarse en el mundo de la alta costura, mientras los suyos permanecían en Argelia, hasta la pérdida de la colonia en 1958, Lespert refleja de una forma sutil pero a la vez contundente el cambio que supuso en todas las áreas del pensamiento, la revolución que se estaba produciendo en Francia que, contrariando los lemas de los estudiantes que protestaban contra la sociedad de consumo y que recoge Godard en sus películas, acabaron con el carácter restringido de los desfiles, realizado para muy pocas personas, presuntas compradoras, y con las costumbres de una industria que permitía a las modelos disfrutar de sus creaciones en sus salidas públicas, durante la temporada. Pronto, la irrupción del pret a porter y la moda pronta, que hizo a Amancio Ortega uno de los hombres más ricos del mundo, impuso las grandes pasarelas iluminadas y ambientadas con música popular, a las que asistía el público más variopinto: representante de las empresas, clientes, invitados mirones.... Las antiguas modelos que iniciaron su andadura con Saint-Laurent, mas bajitas y rellenitas, ya no servían para el nuevo tiempo del entretenimiento mainstream, que no es otra cosa que la extensión del diseño y el gusto artístico a amplias capas de la población y que defendió incluso a costa de su integridad física 'La Bauhaus', La chica homologable a la que deambulaba por las calles fue sustituida por profesionales de gran altura y apariencia anoréxica, que tanto ha influido en la dieta alimenticia de las jóvenes.

Yves Saint-Laurent que fue recibido por la crítica como un hombre de elegancia indolente y cuidada, pero que no aportaba nada nuevo, logró crear una marca que le ha sobrevivido después de muerto, como  ha ocurrido con tantos otros, entre ellos el propio Dior, en cuya empresa comenzó su carrera nuestro personaje; una vez afianzado su prestigió pagó caro su desafío a los burgueses a los que provocó a menudo fotografiándose desnudo, drogándose y protagonizando escándalos con sus amantes, más o menos ocasionales  Aunque Bergé entendió siempre que no hay publicidad mala, se auto-definió con cierta ironía triste, como el chulo que ha encontrado a su chapero de lujo. No obstante permaneció siempre cerca de un hombre que sólo era feliz en primavera y otoño, cuando presentaba sus colecciones y que a partir de 1976 pasó a depender mucho de su madre.

Este es el aspecto que más ha interesado a Jalil Lespert, hijo de un pied-noir, que podía entender, mejor que muchos, a un joven que nació y se crió en su país de origen, y al que la sociedad le permitió llegar lejos, pero se lo hizo pagar caro. Esta película ha recibido el  parabién de Bergé, pero Bertrand Bonello, estrena otra este mismo año, que no ha sido autorizada por el amante de Saint-Laurent  y que se centra en un década de la vida del diseñador, a partir de 1967, los años más productivos del modisto desde el punto de vista artístico y los más complicados de su vida personal. La Película, que ha sido bien recibida en Cannes, viene cargada de polémica por los desnudos de los actores y las escenas de orgías y fiestas y el abuso de drogas y alcohol que aparecen en ellas. Su estreno esta planteado para el 1 de octubre de 2014.(www.chanelvideoone.com)



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