¿Te acuerdas de Dolly Bell? Emir Kusturica








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Ficha técnica:

Título original: Sjecas li se, Dolly Bell
País: Yugoeslavia.
Año: 1981.
Duración: 107 minutos.
Idioma: Serbio.


Dirección: Emir Kusturica.
Guión: Emir Kusturica, Abdulah Sidran.
Escenografía: Kemal Hrustanovic; escenario: Abdulah Sidran.
Fotografía: Vilko Filač, Milenko Uherka
Música: Zora Simjanovic
Escena: Sulejman Bosnic, Ibro Ukara
Montaje: Senija Tičić

Diseño de Vestuario: Ljiljana Pejcinovic

Compañías. Productoras: Ziz'a za kinematografiku  SR BiH, Televizije Sarajevo, RO "Kinema" Sarajevo, RO "Forum" Sarajevo, "Union Film" Beograd, "Sutjeska Film" Sarajevo.

Intérpretes:

Slavko Stimac: Dino,
Slobodan Aligrudic: Otac,
Ljiliana Blagojevic: Dolly Bell,
Mira Banjac: Majka,
Pavle Bujisic: Tetac,
Nada Pani: Tetka,
Boro Stjepanovic: Cvikeras,
Zika Ristik: Cica,


Sinopsis:


Años 60. En los suburbios de Sarajevo vive Dino, un adolescente rockero de 16 años criado en una familia autoritaria encabezada por un padre tiránico. Dino se mueve entre dos mundos antagónicos: la fascinación por la música y las modas occidentales y la rigidez inmutable de la vida en Yugoslavia. El chico busca la libertad en la vida marginal de las calles, y un día tiene que esconder a Dolly Bell, una prostituta de la que se enamora. (Filmaffinity).

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Comentario:

Que el hombre tiene muy mala memoria lo prueba la sinopsis que se realizó para la exhibición en España de la primera película de Emir Kusturica, Sjecas li se, Dolly Bell (¿Te acuerdas de Dolly Bell?), un film realizado en 1981 en Yugoeslavia, en un momento en el que nuestro país todavía se debatía entre la dictadura de los herederos del franquismo y la joven e incipiente democracia, que sufrió un duro golpe este mismo año cuando el ruido de sables se convirtió en la amenaza real en el secuestro del Congreso de los Diputados, donde reside la soberanía popular. Muchas veces hemos dicho que el cine es la mejor crónica, incluso cuando funciona como elemento de propaganda de los regímenes totalitarios, y hasta la década de los 60 lasproducciones de cualquier país europeo nos muestran un mundo bien diferente al de tan sólo veinte años después, cuando el desarrollismo y la construcción habían transformado los sky line de todo el mundo occidental, e incluso China comenzaba su andadura hacia un capitalismo de estado, que cuarenta años después domina al mundo. En el film de Kusturica no sólo se ven diferentes líneas habitacionales en la ciudad de Sarajevo, sino que el horizonte está dominado por un bosque de grúas que construyen las grandes colmenas que van a habitar los obreros de toda Europa, incluida la comunista. Es recomendable darse un paseo por el neorrealismo italiano (Rocco y sus hermanos llegados del sur de Italia buscando casa en el Norte,en Milán), la Nouvelle Vague francesa o el Free Cinema inglés.

Pero si  lo preferimos podemos refrescar nuestros recuerdos con Berlanga y su 'Bienvenido Mr. Marshall', las películas de Lazaga o Vicente Escrivá, aunque también algunas que causaron gran escándalo, como 'Del rosa al amarillo' de Summers (1963) porque contaba la historia de un amor pre-adolescente, absolutamente platónico. Se me podrá argumentar en contra que Kusturica lanza una mirada retrospectiva, desde 1981, a la década de los 60, y eso es cierto, lo que ignoramos es si distorsiona el mundo que representa. Pero ni Dino está educado en una familia autoritaria, aunque sí patriarcal como lo eran y lo siguen siendo las familias europeas de ayer y de hoy, ni el padre es un tirano, ni él es un roquero, ni busca la liberación en la marginalidad de las calles, ni esconde en su casa a Dolly Bell, un personaje del cine documental o publicitario.

Es simplemente un adolescente que, como en cualquier parte, está despertando a la vida. Ha nacido en una sociedad y en el seno de una familia que aspira al comunismo, es decir a que el bienestar llegue a todas partes, y no coincide con el padre en la vía: su progenitor le da lecciones de materialismo y pragmatismo e intenta combatir lo que él cree que  son restos del idealismo clásico alemán en la conciencia de su hijo, que ve el hipnotismo como una forma de llegar antes al paraíso de la igualdad; al fin el padre cede y muere escuchando la más bella utopía que su hijo está inventando para él en una supuesta lectura de un periódico, de un mundo futuro en el que se habrá extendido la tierra cultivable tanto que ya nadie pasará hambre. Este hombre muere de cáncer de pulmón fumando, y le deja en herencia su pitillera y su mechero a Dino, en una postura que antepone los placeres de la vida a la propia muerte. Los médicos funcionan, como aquí, como vigilantes de las buenas costumbres sanitarias de sus pacientes, que por supuesto éstos burlan. ¿Es este hombre un patriarca? Sí. Es un hombre que trabaja en un restaurante de comida rápida y levanta a sus hijos cuando regresa a casa para seguir adoctrinándolos, pero que no deja de pensar en su bienestar y su educación y habla mucho con ellos, que le responden con la misma moneda en el momento de su muerte, en cuyo tránsito sigue pensando en el bienestar común, como ocurre con la protagonista de 'Good by Lenin' (Wolfgang Becker, 2003).

Las diferentes filiales del partido intentan apartar a los jóvenes de las calles y la delincuencia, como hace en estos lares la iglesia, y organiza una orquesta de la que forma parte el chico y sus amigos, que siempre tocan las mismas canciones, -24 mila baci, de Adriano Celentano, que locales y máquinas tragaperras reproducían constantemente en la España de Franco, cuya letra, según el propio Dino, era una solemne tontería, y, junto a ella, otras populares yugoeslavas-, una actividad que acababa aburriendo a los jóvenes, entre otras cosas porque no se les permitían beber alcohol, y preferían acudir a una sesión de cine anglosajón, más libre de prejuicios,  con reportajes más atrevidos y excitantes, entre los que se incluía un streeptease de una tal  Dolly Bell, a la que acabaron imitando todas las bailarinas de los bares de alterne, aunque en los países más moralistas las chicas que hacían su mismo número se escondían tras una sábana, como ocurre con la que un matón, dedicado a 'la trata de blancas',  'amigo'de Dino, le entrega para que la custodie en su palomar, de la que el adolescente se acaba enamorando y con la que se inicia en el sexo, mucho antes de que desembocara en uno de estos locales de prostitución.

Cuando fallece el padre, al que las vecinas tratan de despedir con ritos religiosos y un compañero las obliga a darle la despedida que como comunista hubiera deseado, la familia abandona el enorme y destartalado caserón, para instalarse en una casa nueva, como las que se expandían de la misma forma que una pandemia por la vieja Europa, muchas de las cuales enfermaron, no pasado mucho tiempo, de aluminosis, la mayor estafa de los nuevos ricos, que ponían más agua que cemento en sus construcciones. Poco duró la alegría en la casa del pobre, y, apenas transcurridos cuarenta y pocos años, los neoliberales arrastran de nuevo a la población, como un enorme tsunami  a situaciones más precarias que las que representa el film de Kusturica. Las casas, las habitaciones de los hospitales, los locales de entretenimiento..., eran inmensos porque todavía no habían sufrido el ataque de la especulación inmobiliaria sobre el suelo. Hoy los pobres se hacinan en apartamentos de cuarenta metros en suburbios infestos. Impresiona la imagen en la que Dino lee el periódico a su padre, mientras el resto de la familia se amontona asustada ante la puerta de la inmensa estancia.

Estéticamente el film del cineasta yugoeslavo es austero, y el que más se aproxima al modo de contemplar la realidad de su venerado Andrei Tarkovski, dejando muy poco o ningún espacio a los sueños, al surrealismo onírico o situado en el umbral de la consciencia, lugar al que se iría reduciendo bajo la influencia del gran Federico Fellini, con toques muy personales e idiosincráticos. Una pieza fundamental para entender el camino que siguió este cineasta hasta llegar a su último film conocido, Maradona by Kusturica (2008). Hoy tiene tres nuevas películas en marcha, que no tardarán en ser estrenadas.



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