Cuatro hermanos: John Singleton

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Ficha técnica:

Título original: Four Brothers
País: Estados Unidos
Años: 2005.
Duración:

Dirección: John Singleton.
Guión: David Elliot y Paul Lovett.
Casting: Kimberly R.Hardin.
Dirección de Fotografía:
Música: David Arnold: supervisor: Paul Stewart.
Editores: Bruce Cannon, a.c.e., Billy Fox, a.c.e.
Coordinador de especialistas: John Stoneham. Jr.
Director artístico: Andrew Stearn,
Decorador del set: Clive Thomasson.
Diseñador del set: David Jaquest, Dan Conley, Henry Piercig.

Diseño de Vestuario: Ruth Carter.
Maquillaje: Leslie Sebert.
Peluquería: Kelly O'Halloran

Productor: Lorenzo DiBonaventura.
Productores ejecutivos: Ric Kidney, Erik Howsam.
Diseño de producción: Keith Brian Burns.
Paramount Pictures presenta a DiBonaventura Pictures Production.

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Intérpretes:

Mark Wahlberg: Bobby Mercer,
Tyrese Gibson: Angel Mercer,
André Benjamin: Jeremiah Mercer,
Garrett Hedlund:  Jack Mercer,
Terrence Howard: Teniente Green,
Josh Charles: Detective Fowler,
Sofia Vergara: Sofi,
Fionnula Flanagan: Evelyn Cerver,
Chiwetel  Ejiofor: Victor Sweet,
Taraji P.Henson: Camile Mercer,
Barry Shabaka Henley: Consejero Douglas.

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Sinopsis:

Evelyn Mercer (Fionnula Flanagan) es una respetable anciana de Detroit que intenta llevar por el buen camino a los jóvenes problemáticos del barrio. Durante el atraco de una tienda, Evelyn muere a manos de los asaltantes, causando gran conmoción en el vecindario. Jeremiah (Andre Benjamin), Jack (Garrett Hedlund), Angel (Tyrese Gibson) y Bobby (Mark Wahlberg), sus cuatro hijos adoptivos, volverán a reunirse en Detroit para enterrar a su madre y, de paso, vengar su muerte.

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Comentario:

La crítica desprende cierto tufo de sexismo propio de la sociedad patriarcal, que ve como una actitud infantil el que  unos personajes afectados por conflictos edípicos, que los hace reacios a mantener una relación estable, -sólo uno de cuatro están casados-, a pesar de ser perfectamente conscientes de que no son hijos biológicos sino  adoptados por una buena mujer, -dos son negros y los otros dos blancos, que se hace cargo de todos los niños desamparados que pululan a su alrededor, evitando de este modo que caigan en la delincuencia, se propongan vengar la muerte de quien los cuidó desde niños.

Asesinada la madre, todos retornan al hogar, y, rápidamente, surge en ellos el deseo que su muerte no quede impune, a pesar de que la ciudad ha cambiado, al menos en apariencia. Lo que ha ocurrido en realidad es que la violencia y la corrupción se han hecho sistémicas, han penetrado en todas las instituciones, incluida la propia policía, y desde el poder extorsionan, golpean e incluso asesinan a quienes no pagan sus gabelas e incluso a quienes se dejan intimidar. La llegada de los hermanos, dispuestos a levantar todas las alfombras para desentrañar las causas del asesinato de su madre, desenterrará toda la porquería que subyace en una ciudad que parece que ha recobrado su tranquilidad.

En todo momento las cámaras muestran a los hermanos generalmente en el mismo plano, teniendo como contraplano cualquier  persona relevante del lugar, sospechoso de haber participado en el asesinato, que no excluye a nadie, por muy respetable que parezca, como el abogado de la familia; los cuatro son tomados con frecuencia en un ligero contrapicado y liderados por el más impulsivo y violento de todos, Mark Wahlberg, el único que queda soltero y sin pareja y evocando la imagen de su madre. Un film de gran dramatismo que ha sido calificado de ilógico, absurdo, grosero, violento e inmoral, aunque Bill Gallo del Dallas Observer se erige en representante de la postura que señalábamos al principio: "A la madre le hubiera gustado"

John Singleton ha penetrado con sus cámaras en todos los aspectos de la vida de la población negra de los Estados Unidos, y, en otras ocasiones hemos comentado la existencia de una generación perdida por las drogas, asesinada o cumpliendo largas condenas en las cárceles, de cuyos hijos se hacían cargo los abuelos. Desaparecidos éstos, buenas personas como Evelyn Mercer (Fionnula Flanagan), se ocuparon de aquellos niños a los que ya no les quedaba nadie, que gastaron los 400.000 dólares del seguro de vida en evitar que sus criminales quedaran impunes.