Silver City. John Sayles.



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Ficha técnica:

Título original: Silver City
País:Estados Unidos.
Año: 2004.
Duración: 123 minutos.

Dirección:John Sayles.
Guión: John Sayles.
Casting:John  and Ros Hubbard.
Dirección de Fotografía:Haskell Wexler, a.s.c.
Música: Mason Daring.
Dirección artística: Toby Corbett.
Decorador del set: Alice Bajer,
Sonido: Judy Karp.

Diseño de Vestuario: Shay Cunliffe.
Efectos especiales de maquillaje: Matt Griffin,
Maquillaje: Lynn Barber,
Peluquería: Melissa Yonkey, Dee Sandella.

Producción: Maggie Renzi.
Diseño de producción: Toby Corbett.
Producción: Anarchists Convention.Distribuidor: Filmax.

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Intérpretes:

María Bello: Nora Allardyce.
Thora Birch: Karen Cross,
David Clennon: Mort Seymour,
Chris Cooper: Dickie Pilager,
Alma Delfina: Lupe Montoya,
Richard Dreyfuss: Chuck Raven,
Miguel Ferrer: Cliff Castleton,
James Gammon: Sheriff Joe Skaggs
Daryl Hannah: Daryl Hannah,
Danny Huston: Danny O'Brien,
Kris Kristoferson: Wes Benteen,
Sal Lopez: Tony Guerra,
Michael Murphy: Senador Judson Pilager,
Tim Roth: Mitch Paine,
Luis Saguar: Vince Esparza,
Ralph Waite: Casey Lyle,
Billy Zane: Chandler Tyson.

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Sinopsis:

El nuevo candidato, siempre enfrentado con la gramática, es el heredero de una formidable dinastía de políticos de derechas. Mientras intenta abrirse camino hacia el despacho del gobernador, aparece un misterioso cadáver que amenaza su campaña, su imperio familiar y el apoyo de los grupos de presión que mueven los hilos. El astuto jefe de campaña del candidato  contrata los servicios de un periodista experto en destapar la corrupción, convertido ahora en detective privado para investigar posibles relaciones entre el cadáver anónimo y los prominentes enemigos de la familia del aspirante, silenciándolos.

Una buena película que se puede comprar con un periódico de tirada nacional español, que si bien es de ideología conservadora no tiene ninguna línea roja a la hora de seleccionar las películas que introduce en su colección.

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Comentario:

Concluidos los títulos de crédito iniciales, filmados en blanco y negro, un lema de campaña electoral standard nada original ni comprometido, reconocible por cualquier ciudadano de las llamadas democracias occidentales, aparece en el centro de la pantalla: "Richard Pilager se preocupa por Colorado." Tras un corte directo aparece el candidato, interpretado por Chris Cooper, ante un bello paisaje, -un lago azul, rodeado de montañas, en el que se ha dado un giro semántico y el político habla al ciudadano, empleando un lenguaje conativo (algo que utilizan todos los políticos y que conocen muy bien los licenciados en la materia), y le pide el voto para su candidatura, prometiéndole que va a llevar el bienestar al interior de los hogares de las clases medias americanas. Cuando un candidato cree que tiene posibilidades de ganar usa su propia imagen, primando la denotación sobre la connotación, porque busca ante todo ganar las elecciones y la garantía de cumplimiento de sus propuestas es él mismo. Tras unas palabras en defensa de la integridad del medio ambiente, la cámara se desplaza un poco a la derecha y nos muestra a todo el equipo de filmación, evidenciando de este modo que todo lo que está ocurriendo pertenece al terreno de la ficción. "Estoy grabando la bucólica función de pesca, dice Chuck Raven (Richard Dreyfuss)...; hay que hacer fotografías, preguntas varias...queremos atraer votos." 

Pero, cualquier conocedor de la historia sabe que en torno a un político se puede hacer cualquier montaje que incluya una acusación lo suficientemente grave para apartarlo de la carrera, y aunque después se demuestre su inocencia, su muerte pública será irreversible, razón que empujó a los antiguos romanos a crear la figura  jurídica de la 'inmunitas' (inmunidad parlamentaria o aforamiento en la actualidad),  para que el pueblo tuviera representantes, y  éstos no fueran apartados de la vida pública si tenían el suficiente carisma para arrastrar a los votantes; hoy esa protección se ha extendido a todos los políticos, sean ricos o pobres, con poder o sin él para comprar una justicia que, a veces, se muestra venal. Dickie lanza la caña y pesca lo que él cree que es un pez gordo y resulta ser un cadáver, lo que se convierte en un grave problema para él, algo que no había valorado. Pero nuestro político no tiene el problema de los que vienen de las clases más bajas, sino que  procede de una familia con gran poder político, económico y social, que hace fortuna con la emigración ilegal, explota, despide o asesina a negros y chicanos de sus industrias. compra a sindicalistas corruptos y emigrantes sin papeles...; Dickie, al que los amigos llamaban 'El Corto' invirtió su herencia en 'Silver City', un pueblo abandonado, con una mina también abandonada, negocio ruinoso del que le sacó un potentado, Bes Benteen (Kris Kristoferosn),  con una donación de seis millones de dólares para la campaña, lo que convirtió al político en su títere. 

Los duros periodistas de investigación tienen miedo cuando se enfrentan a estos personajes, que van en su busca, para que les ayuden a resolver sus problemas a costa de su dignidad, y que recuerdan mucho a Bush padre y Bush hijo. No sólo son reaccionarios en las cuestiones económicas y sociales, sino también en las ideológicas; proponen el equilibrio cultural o tolerancia cero con los homosexuales, desprecio a los padres... de los otros, desaparición de trabajadores introducidos en el país, sin derechos, sin papeles, convertidos en esclavos. Finalmente se descubre que lo que parecía un accidente en la realización de un spot publicitario, se convierte en la prueba definitiva de los negocios ilegales

Un buen guión cinematográfico se ve favorecido por una edición ágil, atrevida, que coloca con frecuencia a algunos personajes relevantes, como el detective Danny O'Bryan (Danny Huston), en el extremo del plano, lo que les permite moverse dentro del mismo sin cortar, y grandes angulares que engrandecen al personaje principal, planos-seuencia y ligeros contrapicados, recursos que dan gran agilidad a la narración sin aparentes estridencias provocadas por una banda sonora desquiciada y una concatenación de planos aberrantes; unos cuadros que cuelgan en las paredes del despacho de Mith (Tim Roth), -varios del estilo psicológico de Andy Warhol, basado en el reconocimiento del espectador de un personaje habitual de la prensa, con tan solo cuatro trazos-, de George Busch con cuernos y el conocidísimo retrato del 'Che' Guevara. Unos retratos que  emblematizan   Danny y Mitch.

El film está hecho en 2004, en vísperas de una crisis que todos veían venir, en la que el ladrillo ocupó un lugar protagonista en todo el mundo, -en unos países más que en otros-, en una circunstancia histórica en la que la invasión de Irak se estaba revelando como un fracaso, pero en un momento en el que se estaba ya gestando lo que Bill Gates llama  'el estado filantrópico, que defiende Dickie, a todas luces republicano, que, aunque habla en apariencia de las mismas cosas que los demócratas (defensa del medio ambiente. servicios públicos, economía...), plantea soluciones muy diferentes y defiende que la satisfacción de las necesidades de los más pobres deben quedar en manos de la caridad',- la iglesia y las ONGs-, y no se deben subir los impuestos de los ciudadanos. Una opción absolutamente contraria a quienes defienden la existencia de una sanidad y educación públicas fuertes. Silver City plantea nos muestra esta sociedad sin disimulos, y el miedo como causa de la parálisis de las clases más desfavorecidas., que involucra a todas las instituciones y no sólo a los políticos, sino a los agentes del orden, los jueces y todo tipo de funcionarios y empleados públicos y privados.

El discurso final del candidato adquiere fuerza y robustez al ser contradicha cada una de sus palabras con una imagen de  desolación y muerte de lo q


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