Dani Rovira, fijador de roles.






Las mujeres, a medida que van cumpliendo años, son objeto, cada vez más, de las chanzas de cómicos como Dani Rovira, que ya demostró en 'Ocho apellidos vascos' que está muy a gusto en su papel de fijador de tópicos y de roles. Ahora les toca el turno a las madres, (no sé si se refiere concretamente a la suya, cuando dice que iba a la Universidad y le arreglaba el pelo con saliva, poniéndolo en evidencia ante sus compañeros, cosa que, al parecer no hacía su padre que debía ser todo un hombre, o si  se está sirviendo de una 'matéfora'). Si la mujer donde mejor está es con la pata quebrada y en casa, si es madre ya se puede atar al féretro.

Que nadie se enfade, nos divertimos todos muchísimo: el metiéndose con las mujeres, las mujeres con él, y todos nos quedamos muy contentos, porque nos hemos reído a gusto un buen rato. Además de la alusión a las jaquetonas, algo muy difícil de entender, su visión absolutamente populista y a favor de la corriente, acaba por dibujar el perfil del personaje, que gusta a un sector amplio del pueblo español. Pero, mientras gocemos de libertad de expresión, a otros no nos gusta nada.



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