Las cuatro plumas. Shekhar Kapur







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Ficha técnica:

Título original: The Four Feathers.
País: Reino Unido.
Año: 2002.
Duración: 105 minutos.

Dirección: Shekhar Kapur.
Guión: Michael Schiffer y Hossein Amini, basado en la novela de A.E.W. Mason
Casting: Ros y John Hubbard
Dirección de Fotografía: Robert Richardson, a.s.c.
Música: James Horner.
Edición: Steven Rosen blum, a.c.e.
Dirección artística:
Decorador del set:

Diseño de Vestuario: Ruth Myers.
Diseño de maquillaje: Jenny Shircore.

Productores: Marty Katz, Paul Feldsher,  Stanley R. Jaffe y Robert D. Jaffe.
Productores ejecutivos: Allon Reich, Julie Goldstein.
Co-Productor: Laurie Borg.
Diseño de producción: Allan Cameron.
Compañías. Productoras: Miramax, Paramount Pictures.Jaffa Films Productions.

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Intérpretes: 

Heath Ledger: Harry,
Wes Bentley: Durrance,
Kate Hudson: Ethne
Djimon Hounsou: Abou Fatma,
Michael Sheen: William Trench.
Rupert Penry-Jones: Tom Villoughby,
Kris Marshall: Esward Castleton,
Alex Jennings: Coronel Hamilton,
Lucy Gordon: Isabelle,
Alex Wek: Aquel.


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Sinopsis:

En el año 1884 más de una cuarta parte de la tierra  había sido conquistada por el ejército británico. No existía mayor honor para un joven que luchar por la reina y la nación; quienes rechazaban la llamada de las armas eran la vergüenza de sus amigos y familiares. El símbolo de la deshonra era la pluma blanca de la cobardía (Descripción de la Inglaterra del siglo XIX que hace una voz en off). Harry Farvesham es un joven teniente británico que queda como un cobarde cuando renuncia irse con su regimiento para casarse para casarse con su novia.Despreciado por todos, deberá recuperar su prestigio. Harry se deshonra cuando un ejército de  sudaneses rebeldes ataque la fortaleza colonial británica de Khartoum y su ejército sea llamado a filas y enviado al Norte de África; Harry embargado por la duda y la incertidumbre renuncia a su misión, mientras sus compañeros se marchan a la guerra. Su padre, conmocionado, repudia a su hijo; tres de sus mejores amigos,  e incluso su prometida, le envían una pluma blanca, símbolo de cobardía, para obligarle a cambiar de actitud.

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Comentario:

"Un general dijo que todos los hombres se sienten miserables por no haber sido soldados", recuerda el padre de Harry en una arenga a sus soldados. Rituales y puestas en escena glamurosas y repletas de lujo que no sólo producen la satisfacción del que disfruta de este buen vivir, sino del populacho que participa de esta emoción a través de la experiencia vicaria. Estas costumbres, vistas de cerca y a la
Shekhar Kapur
luz del siglo XXI, en el que se consolida la revolución tecnológica y la era del conocimiento resultan decadentes e incluso hueras y vacías. Pero estas comodidades exigen un sacrificio: dar la vida por la 'patria' cuando ésta  te llama.

Las cuatro plumas, realizada curiosamente por un cineasta  de Bollywood, el cual, si bien inició su carrera cinematográfica en la India, tras emigrar a Gran Bretaña a finales del siglo XX, donde realizó dos biopìcs  en torno a la reina Isabel I:  Elizabeth, (1998), y Elizabeth: La edad de oro (2007), dirigió el film que comentamos, en el que contempla los valores británicos, como si fuera uno más de los nacidos en el Reino Unido: el amor a la bandera, por la que están dispuestos a matar a cuantos enemigos haga falta y a dar su vida por defender sus intereses.

Pero no todos los nacidos en un mismo territorio, ni tan siquiera en la misma clase social o estamento militar, tienen la misma idea de qué es la patria. Harry está enamorado y se quiere casar, pero además, a pesar de ser hijo de un oficial de alto rango y haberse educado en la escuela militar no cree en la guerra como forma de solucionar cualquier conflicto: "Ni por nada ni por nadie hubiese ido a la guerra", le dice a un compañero. "Entonces eres un cobarde", le responde su camarada. Shekhar Kapur pone el foco sobre las clases dirigentes, la alta sociedad británica, educada en colegios en los  que la disciplina es un valor y en el que se inculca la obediencia ciega a los superiores, como  corresponde a quien tiene que dirigir grandes empresas o el propio país. 

Los conceptos de maldad y de bondad no tienen el mismo significado para estas élites que para las masas populares; de hecho el grupo retratado pertenece a la caballería inglesa del siglo XIX, y sus valores descansan sobre la necesidad de defender las grandes plantaciones y a los grandes hacendados de sus múltiples colonias repartidas por todo el mundo, en un momento en el que la propiedad de la tierra, cuando la revolución industrial era todavía muy joven, así como reprimir todos los intentos de las poblaciones locales de rebelarse contra la ocupación. En el momento en que se ubica la historia de amor de Harry y Ethne, se lucha en torno a Khartoum, capital de Sudán, y Shekhar, al mostrar la amistad entre Harry y Abou Fatma, se sitúa en un terreno de imparcialidad respecto a los colonizadores y los colonizados.

Si bien el héroe, Harry (Heath Ledger) está, en principio a favor de la paz, a pesar de pertenecer a la casta militar, acaba cometiendo crímenes atroces; el discurso final, a cargo de su amigo, Jack Durrance (West Bentley), es una exhortación emotiva y patriotera a sus compañeros y una loa a sus camaradas muertos en pro de los intereses coloniales ingleses. Este joven no pierde la vida, pero si la vista, y el 'vulgo vulgar' se pregunta si vale la pena vivir de esta manera para que unos cuantos disfruten del té de sus plantaciones, al atardecer, mientras ven como se pone el sol en sus grandes mansiones; para los hombres de la calle (término que ahora se usa mucho, aunque ha perdido vigencia) el valor más importante es su propia vida, y algunos están dispuestos a defenderla a toda costa. La diferencia entre el hombre y la construcción patriarcal que lo protege y la mujer, es que ésta prefiere hijos vivos cobardes, mientras que el padre de Harry impone a su hijo el riesgo a cambio de un trozo de latón que lo condecore como héroe y que luzca en sus vitrinas para admiración de sus ilustres visitantes.Mas. como advierte Laura Mulvey, algunas mujeres, especialmente de las clases altas, comparten los valores de sus mayores.Ethene es el paradigma, pues es una de las que manda una pluma a su novio, que lo señala con la palabra más bonita del mundo, si se usa con el significado que se hace habitualmente: "cobarde". Tener miedo a morir o a matar es lo que hace al hombre humano, a diferencia de los animales, que jamás se plantean este problema.

Ya lo veía de esta manera Julio César en su introducción a la Guerra de las Galias: "Gallia est omnis divisa in partes tres, quarum unam incolunt belgae, aliam aquitani, tertiam qui lingua ipsorum celtae, nostra galli apellantur. (...) Horum omnium fortissimi sunt Belgae, propterea quod a cultu atque humanitate provintiae absunt, minimeque ad eos mercatores commeant atque ea queae ad effeminandos animos pertinent important..." (Liber I, 1 (1)) (Toda la Galia está dividida en tres partes, una de las cuales la habitan los Belgas, otra los Aquitanos y la tercera los que en su lengua se llaman celtas y en la nuestra galos. (...)  De todos estos los más fuertes son los belgas, porque son los que viven más lejos del refinamiento de la civilización de la provincia, y  rarísima vez llegan a ellos mercaderes con aquellas cosas que sirven para afeminar los ánimos...).  Esto es exactamente lo que sucede: un hombre sin estudios ni refinamientos, sin motos, coches, casas de lujo, deportes de élite..., está más capacitado para luchar y dar una vida que no aprecia tanto como el que se sirve de su razón o defiende sus propiedades. Harry posee ambas cosas: cultura, inteligencia, bonhomía y propiedades que defender, razón por la cual no quiere ir a ninguna guerra. Nadie quiere ser pobre, y serlo no aumenta su bondad, pero Carlos Marx vio, como César, que sólo los parias de la tierra harían al fin la revolución, porque no tienen nada que perder.

Esto es lo que ha sabido transmitir Shekhar Kapur, que en sus secuencias de guerra enfrenta a las caballerías de los dos bandos en conflicto, y da alguna información sobre tácticas desconocidas por los occidentales, como la de enterrar caballo y caballero bajo una capa fina de arena; estos hombres pasan de este modo inadvertidos para el enemigo y se desentierran con facilidad a su paso, provocando auténticas masacres. Una tímida denuncia nos muestra a los británicos, en la secuencia más absurda y bizarra del mundo, disparando sobre unos caballeros del desierto desarmados que avanzan sin detenerse hasta ellos. Claro que los árabes tienen rehenes ingleses.





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