Quiz Show. Robert Redford.





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Ficha técnica:

Título original:Quiz Show.
País: Estados Unidos.
Año: 1994.
Duración:  133 minutos.

Dirección: Robert Redford.
Guión: Paul Attanasio, basado en una novela de Richard N.Goodwin.
Dirección de Fotografía: Michael Balhaus.
Música. Score: Mark Isham;  Supervisor: Katherine Quittner.
Edición: Stu Linder.
Director artístico: Tim Galvin.
Decorador del set: Samara Schaffer.

Responsable de peluquería: Bunny Parker-Adamson.
Responsable maquillaje: Sharon Ilson.

Co-Productores: Jeff McCracken, Richard N.Goodwin
Productor asociado: Susan Moore,
Productor manager: Lydia  Dean Pilcher.

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Intérpretes:

John Turturro, Herble Stempel,
Rob Morrow: Richard Goodwin,
Ralph Fiennes: Charles Van Doren,
Paul Scofield: Mark Van Doren,,
David Paymer: Dan Enright
Hank Azaria: Albert Freedman,
Christopher McDonald: Jack Barry,
Johann Carlo: Toby Stempel,
Elizabeth Wilson: Dorothy Van Doren,
Allan Rich; Robert Kintner,
Mira Sorvino: Sandra Goodwin,
George Martin: Chairman,
Paul Guilfoyle: Lishman.
Griffin Dunne: Account Guy,
Martin Scorsese: sponsor,
...


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Sinopsis:

Entre 1956 y 1959, Charles Van Doren, perteneciente a una prestigiosa familia de intelectuales y profesor de inglés de la universidad de Columbia, se convirtió en uno de los personajes más populares de Estados Unidos gracias a su participación en el concurso de televisión ”Twenty One”. Durante tres años contestó siempre las más variadas y difíciles preguntas. Pero, cuando su popularidad había llegado a todos los rincones del país, estalló el escándalo: uno de los concursantes eliminados denunció que el concurso estaba amañado. 

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Comentario:

El que más puso más perdió. Este podría ser el resumen del mundo distópico que retrata Robert Redford,  Richard N. Goodwin, en cuya novela se basa este film, nos cuenta qué ocurre cuando se destapa un fraude de los concursos televisivos, en el que hay en juego grandes intereses económicos que descansan en las cuotas de pantalla y  los rankings de audiencia. El congresista que se ha empeñado en limpiar el sistema de corruptos, descubre que si el objetivo de su investigación era cazar a la TV, la TV lo había cazado a él y a su equipo, y las víctimas habían sido los concursantes, la parte más débil de la trama, mientras que los conductores del programa, artífices de la trampa, la NBC y los patrocinadores no sufrieron ningún daño. Martin Scorse desempeña el papel de uno de estos sponsors.

Robert Redford contrapone dos personajes muy opuestos: Herble Stemple, un joven que precisa tratamiento psiquiátrico, ambicioso y sin demasiados escrúpulos y un profesor de Universidad, hijo a su vez de otro profesor universitario de Columbia, también de Literatura, que sufre cuando lo ve en los programas de TV, porque entiende cómo la población procesa un fallo en una respuesta a una pregunta absurda, hasta el punto de tener que apagar el aparato. Este hombre prudente y bien formado recuerda a su hijo que él tiene una obligación añadida: "Tu nombre es el mío." Cuando el órgano máximo del ente académico decide expulsar a Charles de la enseñanza, su progenitor sufre un amago de desmayo: su prestigio, cultivado durante tantos años de profesión,  había caído con el de su vástago.

Al parecer, los concursantes, aún quedando como unos falsarios ante un público superficial, que nos muestra una imagen fija de unos espectadores que ríen y aplauden como autómatas mientras desfilan los créditos finales, no resultaron muy perjudicados en sus posteriores carreras profesionales, aunque algunos perdieron, para siempre  mucho más que el sueldo  que te permite mantenerte toda la vida. El daño que recibió Mark Van Doreen, cercano a la edad de su jubilación, fue irreparable. Los personajes y sus roles son reales.

Cuando su hijo Charles comienza a entender el daño que se ha hecho y ha hecho a su familia,una especie de dejà vu invade su alma atormentada: "Nada me ha hecho más feliz que llegar a casa, abrir la nevera y tomar un trozo de tarta de chocolate." Proust salía a su encuentro y le recordaba esa infancia perdida que estaba profanando, por una valoración errónea de su propio ego, que adormecía su conciencia por la notoriedad que le daba su aparición en la TV, cuando todavía no sabía que la gloria se cansa pronto de aquellos a los que favorece, especialmente si eligen el camino más corto, el atajo para llegar a ella, a la que acaban debiéndole todo. Cosa que no ocurre, cuando es uno mismo el que se labra su fortuna.

Una voz en off nos cuenta que Charles Van Doren abandonó su trabajo en la Universidad, trabaja para la Enciclopedia Británica y escribe libros en su casa familiar; Richard Goodwin trabajó para  la campaña de Kennedy de 1960; (tras el asesinato de Robert Kennedy se retiró de la política para convertirse en escritor) y  Herbert Stempel trabajó para el Departamento de Transportes de New York.




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