Cinema Verité. Shari Springer Bergman y Robert Pulcini.
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Ficha técnica:
Título original: Cinema Verité.
País:
Año: 2011.
Duración: 100 minutos.
Dirección: Shari Bergman y Robert Pulcini.
Guión: David Seltzer.
Casting: Randi Hiller.
Dirección de fotografía: Affonso Beato, a.s.c., a.b.c.
Música. Score: Rolfe Kent; supervisor: Evyen J. Klean.
Editores: Sarah Flack, a.c.e., Robert Pulcini.
Director artístico: Christopher Tandon,
Decorador del set: Meg Everist.
Regidor: Philip Toolin.
Diseño de Vestuario: Suttirat Anne Larlarb.
Jefe de departamento de maquillaje: Mindy Hall,
Jefe de Departamento de peluquería: Terry Baliel.
Productor:Karyn McCarthy.
Productor ejecutivo: Gavin Polone, Zanne Devine, Cory Blevins,
Productor asociado: Luca Borghese,
Diseño de producción: Patty Podesta.
HBO Films, Pariah Productions.
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Intérpretes:
Diane Lane: Pat Loud,
Tim Robbins: Bill Loud,
James Gandolfini: Craig Gilbert,
Caitlin Custer: Delilah Loud,
Kaitlyn Dever: Michelle Loud,
Patrick Fugit: Alan Raymond,
Johnny Simmons: Kevin Loud,
Patrick Fugit: Alan Raymond,
Kathleen Quinlan: Mary Everin,
Lolita Davidovich: Val,
Shanna Collins: Susan Raymond,
Thomas Dekker: Lance Loud,
...
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Sinopsis:
Crónica sobre lo que ocurría tras las cámaras durante la emisión del popular programa de televisión An American Family (1973), considerado el primer reality televisivo. Atrajo la atención de la audiencia por tratar asuntos de carácter familiar tan delicados como el divorcio y sus consecuencias o la identidad sexual, algo que en aquella época supuso una verdadera revolución.
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Premios (Filmaffinity)
2011: Emmy: 1 Premio. 9 nominaciones, incluyendo mejor miniserie y dirección
2011: Globos de Oro: 3 nominaciones, incluyendo Mejor miniserie o película para TV
2011: Satellite Awards: Nominada a Mejor miniserie de TV y mejor actriz (Diane Lane).
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'Cinema Verité' comienza ubicando esta escabrosa historia en su contexto espacio-temporal: 1973, cuando EE.UU. retiró las tropas de Vietnam; la Corte Suprema sentenció el caso de Roe contra Wade, y la cadena PBS emitió el primer Reality protagonizado por una familia de Santa Bárbara (California). Así pues, la historia se ubica en esta ciudad, Santa Barbara en 1971. Para ello se contrató a actores muy cotizados pero a la vez muy predispuestos, por su conocida implicación en cuestiones sociales, a participar en proyectos muy comprometidos, en mayor o menor grado, como Tim Robbins, seguido por James Gandolfini y Diane Lane.
La primera duda que nos surge es la de que se pueda llamar a cualquier producto 'cinema verité, ya que las verdades no son absolutas, y en el tema que nos ocupa hay tantas familias como individuos, ya sea por su organización, la forma de contrato (matrimonio religioso, civil, pareja de hecho..., clasificación que viene de la Roma clásica) o la ideología de sus miembros, muy variada. Esto es algo que no se plantea la familia Loud cuando un documentalista oscarizado les propone protagonizar un reality show, sin contrapartida económica, que los convertiría en el prototipo de la familia americana. Pero ¿Qué familia? Tan pronto como los miembros del grupo comienzan a mostrar disidencias ante las pantallas, las simpatías que originaron en principio, comienzan a transformarse en animadversión abierta de un ciudadano medio que considera las pequeñas cuotas de libertad, de hecho y de expresión, que estos personajes se dan, su ocupación, el largo de su cabellera o la forma de vestir en un verdadero ataque al orgullo del país y a sus sanas costumbres. Todos deben reaccionar y contraatacar, participando en programas-basura, acompañados de asesores, situación que se ha expandido por el resto del orbe, en los treinta años que han transcurrido desde la realización de esta película hasta el momento actual.
Pero no tardará mucho en demostrarse la máxima que defiende la esposa del protagonista de 'El Lobo de Wall Street' de Martin Scorsese, (2013), Jordan Beldford, interpretado por Leonardo DiCaprio: "No hay publicidad mala." Tras el desengaño y la humillación pública de esta familia todos empiezan a ver cómo cambia su suerte, gracias a la hipocresía del pueblo americano. Si bien Bill tuvo que contratar un agente que se encargara de sus apariciones personales, se casó en 1976 para divorciarse después, mas su esposa, Pat, apareció en numerosas revistas para mujeres y se convirtió en agente literario; reapareció en TV para promocionar un libro autobiográfico. El grupo de Kevin y Grant actuó en la televisión nacional con mucho éxito. Kevin se convirtió en empresario y Grant en director de promociones artísticas del programa Jeopardy. Deliah participó en el programa The Dating Game; ahora es ejecutiva de relaciones públicas.. Lance fue solista del grupo punk The Mumps y escribió para la revista de Andy Warhol. Michelle se hizo diseñadora de moda; se fue a vivir con Lance y lo cuidó cuando enfermó . Alan y Susan Raymond ganaron un Oscar por su labor como documentalistas. Sin embargo, aunque inventó el reality Show "An American Familiy", Craig acabó con los créditos al final de la película. Lance invitó a los Raymond a filmar sus últimos días de vida. Falleció a los 50 años de vida, en 2001; su último deseo fue que sus padres volvieran a vivir juntos. Su deseo fue cumplido.
La primera duda que nos surge es la de que se pueda llamar a cualquier producto 'cinema verité, ya que las verdades no son absolutas, y en el tema que nos ocupa hay tantas familias como individuos, ya sea por su organización, la forma de contrato (matrimonio religioso, civil, pareja de hecho..., clasificación que viene de la Roma clásica) o la ideología de sus miembros, muy variada. Esto es algo que no se plantea la familia Loud cuando un documentalista oscarizado les propone protagonizar un reality show, sin contrapartida económica, que los convertiría en el prototipo de la familia americana. Pero ¿Qué familia? Tan pronto como los miembros del grupo comienzan a mostrar disidencias ante las pantallas, las simpatías que originaron en principio, comienzan a transformarse en animadversión abierta de un ciudadano medio que considera las pequeñas cuotas de libertad, de hecho y de expresión, que estos personajes se dan, su ocupación, el largo de su cabellera o la forma de vestir en un verdadero ataque al orgullo del país y a sus sanas costumbres. Todos deben reaccionar y contraatacar, participando en programas-basura, acompañados de asesores, situación que se ha expandido por el resto del orbe, en los treinta años que han transcurrido desde la realización de esta película hasta el momento actual.
Pero no tardará mucho en demostrarse la máxima que defiende la esposa del protagonista de 'El Lobo de Wall Street' de Martin Scorsese, (2013), Jordan Beldford, interpretado por Leonardo DiCaprio: "No hay publicidad mala." Tras el desengaño y la humillación pública de esta familia todos empiezan a ver cómo cambia su suerte, gracias a la hipocresía del pueblo americano. Si bien Bill tuvo que contratar un agente que se encargara de sus apariciones personales, se casó en 1976 para divorciarse después, mas su esposa, Pat, apareció en numerosas revistas para mujeres y se convirtió en agente literario; reapareció en TV para promocionar un libro autobiográfico. El grupo de Kevin y Grant actuó en la televisión nacional con mucho éxito. Kevin se convirtió en empresario y Grant en director de promociones artísticas del programa Jeopardy. Deliah participó en el programa The Dating Game; ahora es ejecutiva de relaciones públicas.. Lance fue solista del grupo punk The Mumps y escribió para la revista de Andy Warhol. Michelle se hizo diseñadora de moda; se fue a vivir con Lance y lo cuidó cuando enfermó . Alan y Susan Raymond ganaron un Oscar por su labor como documentalistas. Sin embargo, aunque inventó el reality Show "An American Familiy", Craig acabó con los créditos al final de la película. Lance invitó a los Raymond a filmar sus últimos días de vida. Falleció a los 50 años de vida, en 2001; su último deseo fue que sus padres volvieran a vivir juntos. Su deseo fue cumplido.
La telecracia se había puesto en marcha y había decidido, como el dios de los calvinistas, premiar a sus elegidos en la Tierra, y favorecer su acceso a todo tipo de plataformas de lanzamiento al estrellato de estos famosos gracias al reality show, hecho que se quiere contrarrestar con notas tan románticas como la loa que Lance escribió a su familia antes de morir y que pone fin a la película: "La familia es eterna. La ves en la forma de las orejas, o en las iniciales grabadas en un árbol. Ni el divorcio puede destruirla, ni la TV devorarla. Seguimos en pie, fuertes y orgullosos. 1997. Lance Loud
Los realizadores Shari Springer Bergman y Robert Pulcini supieron adaptar la forma, propia de la década de los 70, a una película con pretensiones de 'cinema verité realizada al comienzo de este periodo: pantalla de formato televisivo (el documental era para la HBO), texturas toscas, granos gruesos, efectos especiales primitivos y una calidad de imagen bastante regular, pero que cumple la función de crear una diégesis perfecta de la historia que se está contando, y que animó a actores muy cotizados a poner su nombre al servicio de este producto. En el epílogo, las pantallas partidas permiten al espectador conocer la imagen del personaje real y del actor que le dio vida en la pantalla. Si uno está satisfecho en su hogar, que ha montado de acuerdo con su forma de entender la vida y su ideología, las cámaras-testigo de su vida cotidiana puede que hagan tambalear su imagen pública, porque no se puede satisfacer a todos y aparecer ante ellos como la encarnación de los ideales de armonía y perfección; después de esta experiencia es posible que, como los Loud necesiten asesores para recomponer su imagen; pero nadie debe preocuparse: la telecracia se encargará de recomponer los pedazos de su vida rota y recompensarles con la oportunidad de acceder a una cuota de pantalla vedada para el resto de los ciudadanos. No tenía razón Andy Warhol cuando decía que, al final, todos habremos tenido nuestros quince minutos de gloria. Que se lo pregunten a millones de personas, que, con mucha suerte, ocupan un largo metraje de su material audiovisual privado: las fotos y los vídeos caseros que filman sus parientes más cercanos en cámaras domingueras, móviles o Ipods.
¿Quién propicia las audiencias? ¿Cómo se eligió a esta familia para representar a todas las norteamericanas? Finalmente, tras el trabajo de los asesores, la caja-tonta hará que todo lo que pasa por su interior se estandarice. No importa el precio, que pagarán a gusto los propietarios de los medios millonarios. Quien moleste demasiado, ya sabe que no podrá aspirar a convertirse en 'príncipe o princesa de ningún pueblo', ni tan siquiera a líder de su barrio.
La crítica, aunque en general positiva, ha menospreciado este trabajo para la TV, que hoy se puede ver en el canal de Sundance, que incorporan algunas televisiones de pago. Se la acusa de no hacer justicia al impacto de 'An American Family' (Tim Goodman. The Hollywood Reporter); inteligente, aunque decepcionante en el tratamiento de la ruptura de un matrimonio, Alessandra Stanley, The New York Times...)
Los realizadores Shari Springer Bergman y Robert Pulcini supieron adaptar la forma, propia de la década de los 70, a una película con pretensiones de 'cinema verité realizada al comienzo de este periodo: pantalla de formato televisivo (el documental era para la HBO), texturas toscas, granos gruesos, efectos especiales primitivos y una calidad de imagen bastante regular, pero que cumple la función de crear una diégesis perfecta de la historia que se está contando, y que animó a actores muy cotizados a poner su nombre al servicio de este producto. En el epílogo, las pantallas partidas permiten al espectador conocer la imagen del personaje real y del actor que le dio vida en la pantalla. Si uno está satisfecho en su hogar, que ha montado de acuerdo con su forma de entender la vida y su ideología, las cámaras-testigo de su vida cotidiana puede que hagan tambalear su imagen pública, porque no se puede satisfacer a todos y aparecer ante ellos como la encarnación de los ideales de armonía y perfección; después de esta experiencia es posible que, como los Loud necesiten asesores para recomponer su imagen; pero nadie debe preocuparse: la telecracia se encargará de recomponer los pedazos de su vida rota y recompensarles con la oportunidad de acceder a una cuota de pantalla vedada para el resto de los ciudadanos. No tenía razón Andy Warhol cuando decía que, al final, todos habremos tenido nuestros quince minutos de gloria. Que se lo pregunten a millones de personas, que, con mucha suerte, ocupan un largo metraje de su material audiovisual privado: las fotos y los vídeos caseros que filman sus parientes más cercanos en cámaras domingueras, móviles o Ipods.
¿Quién propicia las audiencias? ¿Cómo se eligió a esta familia para representar a todas las norteamericanas? Finalmente, tras el trabajo de los asesores, la caja-tonta hará que todo lo que pasa por su interior se estandarice. No importa el precio, que pagarán a gusto los propietarios de los medios millonarios. Quien moleste demasiado, ya sabe que no podrá aspirar a convertirse en 'príncipe o princesa de ningún pueblo', ni tan siquiera a líder de su barrio.
La crítica, aunque en general positiva, ha menospreciado este trabajo para la TV, que hoy se puede ver en el canal de Sundance, que incorporan algunas televisiones de pago. Se la acusa de no hacer justicia al impacto de 'An American Family' (Tim Goodman. The Hollywood Reporter); inteligente, aunque decepcionante en el tratamiento de la ruptura de un matrimonio, Alessandra Stanley, The New York Times...)
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