Cosmopolis. David Cronenberg. Ficha técnica ampliada y comentario.
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Ficha técnica:
Título original: Cosmopolis,
País: Canadá y Francia.
Año: 2012.
Duración: 108 minutos.
Dirección: David Cronenberg.
Guión : David Cronenberg, basado en la novela de Don DeLillo.
Casting: Deirdre Bowen.
Dirección de Fotografía: Peter Suschitzky, a.s.c.
Editor: Ronald Sanders, c.c.e., a.c.e.
Coordinador de especialistas: John Stoneham, Jr.
Director artístico: Joshu De Cartier.
Regidores o atrezzistas: Brad Milburn, Matt Middleton.
Decorador del set (jefe o responsable) : Steve Shewchuk.
Vestuario: Denise Cronenberg.
Denise Cronenberg, con su hijo Aaron Woodley y su hermano David Cronenberg. |
Estilista de peluquería: Paul Elliot.
Producción: Paulo Branco, David Cronenberg y Martin Katz.
Productores ejecutivos: Gregoire Melin, Edouard Carmignac, Renee Tab, Pierre-Ange Le Pogam.
Productores asociados: Jouror Productions, Leopardo Filmes; Manuel Castelo-Branco.
Productor en línea: Joseph Boccia.
Diseño de producción: Arv Greywal.
Compañías. Productoras: Alfama Films/Prospero Pictures, en coproducción con Kinologic Films (DC) y France 2 Cinema, con la participación de Telefilm Canada, en asociación con Talandracas Pictures y la participación de France Televisions, Canal +. RAi Cinema RTP, con la participación de Ontario Media Development Corporation, Astral Media The Harold Greenburg Fund; Distribución: Vértigo
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Intérpretes:
Robert Pattinson :Eric Packer,
Paul Giamatti :Benno Levin,
Juliette Binoche :Didi Fancher,
Sarah Gadon :Elise Shifrin,
Samantha Morton :Vija Kinski,
Mathieu Amalric :André,
Jay Baruchel :Shiner,
Kevin Durand: Torval,
K'Naan : Brutha Fez (imágenes que reproducen el entierro del rapero),
Emily Hampshire: Jane Melman,
Abdul Ayoola: Ibrahim Hamadou.
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Sinopsis:
Eric Parker, (Robert Pattinson ), el chico de oro de las finanzas, vive las veinticuatro horas mas asfixiantes de su imperio económico con una obsesión: que le corte el pelo su estilista, a cuyo establecimiento se dirige en su limusina blanca. A medida que avanza un día, en el que el Presidente de Estados Unidos visita la meca de los negocios, Manhattan, comienza a invadirle la obsesión de que va a ser asesinado, aunque no presiente dónde ni cuando. Su agobia in crescendo desde que se ve atrapado en un atasco producido por diversos acontecimientos: la llegada del Presidente a la ciudad, el funeral de un ídolo de la música, el rodaje de una película y una violenta manifestación política.
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Críticas.
El cine francés está copando altas cuotas de las pantallas de las salas de proyección, ahora Cronenberg, un cineasta canadiense de formación francófona, uno de los principales exponentes de lo que se ha llamado horror corporal, juega fuerte y a ganar, convirtiendo a Robert Pattinson en el héroe de su fábula sobre el fin del capitalismo en el contexto de su primera y al parecer decisiva crisis global. En un momento en que todo puede cambiar algunos sólo se preocupan de su peluquero, o de unos papelitos que, si no se basan en la confianza, pueden perder todo su valor.
El realizador convierte a la limusina en un espacio simbólico, que representa la reciente quimera de una economía sostenible, en la que se podía crecer y enriquecerse ilimitadamente, convirtiendo el film en una road movie de recorrido urbano, que integra el objetivo del movimiento y los riesgos que debe sortear el protagonista. Cronenberg opta por un estilo de ciencia ficción introspectiva, estática, de graduación imperturbable y fría tonalidad (Quim Casas).
Una película sin fisuras ni imperfecciones pero que, a diferencia del libro, no deja de ser un diagnóstico frío, poco arriesgado, casi médico, del mundo actúa al que le falta ese lirismo y esa vitalidad propias de las tragedias irremediables o de los cuentos esperanzados. (Aurélien Le Genissel. La limusina como paradigma. Dirigido por...Octubre 2012).
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Comentario:
La rata se convirtió en la unidad Monetaria.
Zbigniew Herbert.
¿Qué nos parece ésto? ¿Qué haríamos si la rata se convirtiera en unidad monetaria? ¿Almacenarlas? Es curiosa la terminología para describir esta poética que utiliza Cronenberg con el propósito de acercarse al fin de una era, cuyas causas, detonantes y síntomas han sido descritas con un lenguaje unas veces denotativo y didáctico y otras connotativo y catastrófico: "¿Qué vamos a hacer, si no podemos hacer nada? Verlas venir. Erick Parker es el ejecutivo que se desplaza por una ciudad congestionada para realizar una tarea tan fútil como cortarse el cabello, que no parece necesitar ser cortado, y lo que más lo atormenta en su estrambótico recorrido es dónde duermen las limusinas, respuesta que parece responder Leo Carax en Holy Motors, como conociendo la pregunta, en el mismo año 2012, cuando nos muestra el garaje donde duerme uno de los protagonistas y agentes principales de la gran depresión que nos atenaza: esos enormes automóviles, oficinas ambulantes, en los que se desplazan los ricos, o los pobres, que desean sentir esa experiencia vicaria, aunque tan sólo sea el día de su boda.
La angustia de Parker, narrada con un estilo de ciencia-ficción introspectiva y estática (Quim Casas), pero falta de lirismo y vitalidad (Aurelien LeGenissel), exige un respuesta rápida, en un momento en que el dinero ha perdido su 'cualidad narrativa' y se está olvidando el arte de ganarlo, Chrismatistikós para los griegos. De vueltas, una vez más, en torno al concepto de dinero, que en definitiva son recibos expedidos por el tesoro de cada país, basados en una confianza que se ha perdido, mientras los desarraigados de antes predican la llegada de un nuevo 'mesías', un fantasma que recorre el mundo,e intuyen que ahora ya no es el comunismo, sino el imperio de las ratas (¿no es esto poesía?); diversos personajes van pasando por la limusina de este joven adinerado, construyendo con él un nuevo discurso para hacer frente a la debacle que se se les viene encima, en la nueva era del cibercapitalismo, radiante y seductor, en el que vamos adentrándonos. que dejará a la mayoría en el arroyo, y en el que el tiempo crea futuro, se mide de otra manera y es un activo empresarial que cotiza en bolsa cada segundo.
Pero la clave de lo que nos está ocurriendo la da el personaje que interpreta Samantha Morton, la Jefa de Teoría del empresario, algo en lo que inciden mucho, aunque de forma dispersa y transversal el cine americano y que nosotros intentamos captar: "El presente cuesta más de encontrar (que el futuro); es absorbido para dejar sitio al futuro de mercados incontrolados y gran potencial de inversión. El futuro se vuelve insistente y por eso pronto ocurrirá algo, para corregir la aceleración del tiempo y volver a la normalidad" (En la calle, unos manifestantes portan una inmensa rata de cartón, a modo de pancarta), o se deslizan por encima del lujoso automóvil con una enorme cola y una enorme máscara con la forma del roedor, que cubre su cabeza. Lo que está gestando el odio y el rencor es que el capital finge no ver el horror y la muerte al final de lo que planifica; las masas se revuelven por el control del futuro, para retrasarlo y normalizarlo, evitando que arrolle el presente. Pero tanto los empresarios como los trabajadores fían la revolución en una destrucción necesaria del viejo sistema, sobre la que construir un nuevo mundo, sustentado por la tecnología. Mas Cronenberg no es muy positivo en su profecía: "Un fantasma recorre el mundo, el fantasma del capitalismo." ¿Alguien se da cuenta de ésto? La era de los ordenadores también está llegando a su fin.
El capital que se desmorona en el tránsito, ha creado una nueva necesidad (recordemos 'El lobo de Wall Street' de Martin Scorsese, 2013) , una droga revolucionaria, 'novo', que consumen masas de jóvenes de todas las clases sociales, que los vuelve muy vulnerables y fácilmente manipulables, discurso que repiten el propio Cronenberg en su última película, que muestra la decadencia de Hollywood (Maps To The Stars, 2015), o Paul Thomas Anderson ( Puro Vicio, 2015). Sus propios creadores se hacen la misma pregunta que nos hacemos los demás: ¿qué dolor sentirán para necesitar esa pastilla? ¿La música? apunta el Jefe de Seguridad a Parker, que asiste al espectáculo de las masas alienadas desde un palco junto a su jefe. Ahora hay suficiente dolor para todos, contesta el exótico millonario, que realiza salidas esporádicas de su limusina, su extralarga, a la que acuden los personajes más variopintos que le informan de asuntos relacionados con la vida y la muerte, la suya, la de cantantes de éxito y otros aspectos de la vida que le interesan.
Benno Levin/Richard Sheets, (Paul Giamatti), un oscuro personaje, quiere matar al empresario para dar sentido a su vida, utiliza como excusa la ambición desmedida, la desgana, el desconocimiento de como asesina y fagocita el empresario las ideas de otros; curiosa confesión, que evoca visualmente la del sacerdote en su garita. Parker hace un análisis correcto, por más que nos pese: nadie odia a los ricos, todos están a diez minutos de serlo, o al menos eso creen; el presunto criminal no siente una fuerza social opresiva,. Cronenberg culmina su film enredando a víctima y asesino en un debate filosófico sobre la vida, la muerte, la próstata, la angustia, la misantropía derivada de una sociedad consumista, la religión..., o los motivos que tiene un hombre para matar a otro.
Una contribución interesante al entendimiento de una transición histórica de un modo de producción a otro, de la que nadie sabe cómo vamos a salir, aunque de momento sí es observable quién está pagando las consecuencias de la revolución tecnológica. Los dueños del dinero ya han hecho caja.
La angustia de Parker, narrada con un estilo de ciencia-ficción introspectiva y estática (Quim Casas), pero falta de lirismo y vitalidad (Aurelien LeGenissel), exige un respuesta rápida, en un momento en que el dinero ha perdido su 'cualidad narrativa' y se está olvidando el arte de ganarlo, Chrismatistikós para los griegos. De vueltas, una vez más, en torno al concepto de dinero, que en definitiva son recibos expedidos por el tesoro de cada país, basados en una confianza que se ha perdido, mientras los desarraigados de antes predican la llegada de un nuevo 'mesías', un fantasma que recorre el mundo,e intuyen que ahora ya no es el comunismo, sino el imperio de las ratas (¿no es esto poesía?); diversos personajes van pasando por la limusina de este joven adinerado, construyendo con él un nuevo discurso para hacer frente a la debacle que se se les viene encima, en la nueva era del cibercapitalismo, radiante y seductor, en el que vamos adentrándonos. que dejará a la mayoría en el arroyo, y en el que el tiempo crea futuro, se mide de otra manera y es un activo empresarial que cotiza en bolsa cada segundo.
Pero la clave de lo que nos está ocurriendo la da el personaje que interpreta Samantha Morton, la Jefa de Teoría del empresario, algo en lo que inciden mucho, aunque de forma dispersa y transversal el cine americano y que nosotros intentamos captar: "El presente cuesta más de encontrar (que el futuro); es absorbido para dejar sitio al futuro de mercados incontrolados y gran potencial de inversión. El futuro se vuelve insistente y por eso pronto ocurrirá algo, para corregir la aceleración del tiempo y volver a la normalidad" (En la calle, unos manifestantes portan una inmensa rata de cartón, a modo de pancarta), o se deslizan por encima del lujoso automóvil con una enorme cola y una enorme máscara con la forma del roedor, que cubre su cabeza. Lo que está gestando el odio y el rencor es que el capital finge no ver el horror y la muerte al final de lo que planifica; las masas se revuelven por el control del futuro, para retrasarlo y normalizarlo, evitando que arrolle el presente. Pero tanto los empresarios como los trabajadores fían la revolución en una destrucción necesaria del viejo sistema, sobre la que construir un nuevo mundo, sustentado por la tecnología. Mas Cronenberg no es muy positivo en su profecía: "Un fantasma recorre el mundo, el fantasma del capitalismo." ¿Alguien se da cuenta de ésto? La era de los ordenadores también está llegando a su fin.
El capital que se desmorona en el tránsito, ha creado una nueva necesidad (recordemos 'El lobo de Wall Street' de Martin Scorsese, 2013) , una droga revolucionaria, 'novo', que consumen masas de jóvenes de todas las clases sociales, que los vuelve muy vulnerables y fácilmente manipulables, discurso que repiten el propio Cronenberg en su última película, que muestra la decadencia de Hollywood (Maps To The Stars, 2015), o Paul Thomas Anderson ( Puro Vicio, 2015). Sus propios creadores se hacen la misma pregunta que nos hacemos los demás: ¿qué dolor sentirán para necesitar esa pastilla? ¿La música? apunta el Jefe de Seguridad a Parker, que asiste al espectáculo de las masas alienadas desde un palco junto a su jefe. Ahora hay suficiente dolor para todos, contesta el exótico millonario, que realiza salidas esporádicas de su limusina, su extralarga, a la que acuden los personajes más variopintos que le informan de asuntos relacionados con la vida y la muerte, la suya, la de cantantes de éxito y otros aspectos de la vida que le interesan.
Benno Levin/Richard Sheets, (Paul Giamatti), un oscuro personaje, quiere matar al empresario para dar sentido a su vida, utiliza como excusa la ambición desmedida, la desgana, el desconocimiento de como asesina y fagocita el empresario las ideas de otros; curiosa confesión, que evoca visualmente la del sacerdote en su garita. Parker hace un análisis correcto, por más que nos pese: nadie odia a los ricos, todos están a diez minutos de serlo, o al menos eso creen; el presunto criminal no siente una fuerza social opresiva,. Cronenberg culmina su film enredando a víctima y asesino en un debate filosófico sobre la vida, la muerte, la próstata, la angustia, la misantropía derivada de una sociedad consumista, la religión..., o los motivos que tiene un hombre para matar a otro.
Una contribución interesante al entendimiento de una transición histórica de un modo de producción a otro, de la que nadie sabe cómo vamos a salir, aunque de momento sí es observable quién está pagando las consecuencias de la revolución tecnológica. Los dueños del dinero ya han hecho caja.
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