Los productores. Mel Brooks.
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Ficha técnica:
Título original: The Producers.
País: Inglaterra.
Año: 1967
Duración: 88 minutos.
Dirección: Mel Brooks.
Director de Fotografía: Joseph Coffey.
Casting: Alfa-Betti Olsen
Música, compuesta y dirigida por: John Morris; canciones originales, "Love Power": música de Norman Blagman; letras de Herb Hartig. Supervisor: Felix Giglio.
Edición: Ralph Rosenblum, a.c.e.
Director artístico: Shelly Bartolini
Decorador del set: James Dalton.
Diseño de títulos: Elinor Bunin.
Diseño de Vestuario: Gene Coffin.
Maquillaje: Irving Buchman.
Productor: Sidney Glazier, Joseph E.Levine.
Supervisor de producción: Robert Porter.
Compañías. Embassy Pictures Release.
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Intérpretes:
Lee Meredith: Secretaria sueca
Dick Shawn: Actor: L.S.D.
Gene Wilder: Leo Bloom, contable cómplice de Max.
Zero Mostel: Max Bialystock, productor teatral.
Kenneth Mars: Autor nazi de la obra 'Primavera para Hitler'.Estelle Winwood: "Hold Me Touch Me"
Renee Taylor: Eva Braun,
David Patch: Goebbels,
Bill Hickey : el borracho,
Barney Martin: Göring,
Shimen Ruskin: el propietario,
Frank Campanell: el barman,
Josip Elic: Violinista.
Madlyn Cates: Conserje,
John Zoller: crítico teatral
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Sinopsis:
Max Bialystock, otrora "rey de Broadway", ahora vive de los caprichos y del dinero de señoras maduras y conoce a Leo Bloom, , un neurótico contable. Juntos deciden producir el musical de más sonado fracaso, "Springtime for Hitler", intencionadamente, y así quedarse con el dinero.
El esquema incluye una hilarante combinación de un estrafalario ex-soldado alemán, el peor director del mundo, y un hippie que toca la guitarra que consigue el papel protagonista de Hitler.
La obra es terrible y parece que el fracaso está garantizado, hasta que se abre el telón y la audiencia enloquece dejando a Max y a Leo en un serio aprieto.
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Premios:
1968: Oscar: Mejor guión original. Nominado Mejor Actor Secundario (Gene Wilder)
1968: 2 Nominaciones Globos de Oro: Mejor Actor musical/comedia (Mostel) y guión.
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Comentario:
Los productores ha sido considerada una de las mejores películas de Mel Brooks, y constituye un análisis relajado y divertido de la industria cinematográfica y del papel no siempre recto y leal de los que controlan la parte crematística y el negocio de los grandes espectáculos teatrales o cinematográficos. El protagonista de 'Balas sobre Broadway', film dirigido por Woody Allen (1991), un escritor novel, se queja ante los productores que patrocinan la obra dramática que va a estrenar, convertidos por el director neoyoquino directamente en unos gánsters sin excusas, de que no le dejen realizar una obra de las que tienen como objetivo transformar el mundo por medio de su mirada crítica y reflexiva.
Mel Brooks, en ese análisis desde el cine de los espectáculos de Broadway, dirige esa misma mirada irónica a los productores, que ahora son unos pobres diablos, aprendices de brujo, que descubren que la mejor forma de estafar al estado, a los actores y al público en general, es realizando una obra tan desastrosa que a nadie le interese escudriñar en sus cuentas. Los encargados de llevar a cabo este fiasco son Leo Bloom, encarnado por Gene Wilder (El jovencito Frankenstein), y Max Bialystock, interpretado por Zero Mostel (Golfus de Roma), cuyo talento nos proporciona las imágenes más bizarras y desmadradas de la historia del cine.
Entre ambos personajes combinan todos los ingredientes del fracaso: la obra de un autor nazi, un fascista chiflado, grillado y destarifado, escondido entre la multitud vencedora en la guerra, un director gay y unos decorados del tercer reich, que provocan el rechazo inicial del público. Pero cuando aparece en el escenario un hippie fascista todo cambia y la obra se convierte en un tremendo éxito que desmantela los proyectos de los productores corruptos.
Una magnífica comedia en la que los representantes del dinero en la industria del espectáculo no salen demasiado bien parados, y en la que la parte artística de la obra salva un proyecto condenado al fracaso desde el inicio; una historia contada con soltura, buen humor y unos actores que fueron recompensados por realizar uno de los mejores trabajos cómicos que nos ha ofrecido el cine de todos los tiempos, labor que ayuda al espectador a pasar por alto el sexismo imperante a lo largo de toda la cinta.
Los productores ha sido considerada una de las mejores películas de Mel Brooks, y constituye un análisis relajado y divertido de la industria cinematográfica y del papel no siempre recto y leal de los que controlan la parte crematística y el negocio de los grandes espectáculos teatrales o cinematográficos. El protagonista de 'Balas sobre Broadway', film dirigido por Woody Allen (1991), un escritor novel, se queja ante los productores que patrocinan la obra dramática que va a estrenar, convertidos por el director neoyoquino directamente en unos gánsters sin excusas, de que no le dejen realizar una obra de las que tienen como objetivo transformar el mundo por medio de su mirada crítica y reflexiva.
Mel Brooks, en ese análisis desde el cine de los espectáculos de Broadway, dirige esa misma mirada irónica a los productores, que ahora son unos pobres diablos, aprendices de brujo, que descubren que la mejor forma de estafar al estado, a los actores y al público en general, es realizando una obra tan desastrosa que a nadie le interese escudriñar en sus cuentas. Los encargados de llevar a cabo este fiasco son Leo Bloom, encarnado por Gene Wilder (El jovencito Frankenstein), y Max Bialystock, interpretado por Zero Mostel (Golfus de Roma), cuyo talento nos proporciona las imágenes más bizarras y desmadradas de la historia del cine.
Entre ambos personajes combinan todos los ingredientes del fracaso: la obra de un autor nazi, un fascista chiflado, grillado y destarifado, escondido entre la multitud vencedora en la guerra, un director gay y unos decorados del tercer reich, que provocan el rechazo inicial del público. Pero cuando aparece en el escenario un hippie fascista todo cambia y la obra se convierte en un tremendo éxito que desmantela los proyectos de los productores corruptos.
Una magnífica comedia en la que los representantes del dinero en la industria del espectáculo no salen demasiado bien parados, y en la que la parte artística de la obra salva un proyecto condenado al fracaso desde el inicio; una historia contada con soltura, buen humor y unos actores que fueron recompensados por realizar uno de los mejores trabajos cómicos que nos ha ofrecido el cine de todos los tiempos, labor que ayuda al espectador a pasar por alto el sexismo imperante a lo largo de toda la cinta.
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