Milagro en Milán. Ficha técnica ampliada.






Ficha técnica:

Título original: Miracolo a Milano.
País: Italia.
Año: 1951. Edición restaurada digital
Duración: 92 minutos
Género: drama 
Plataforma: Prime Video

Dirección: Vittorio De Sica
Guión: Cesare Zavattini, basado en la novela de Zavattini 'Toto el Bueno', editada por Bompiani.
Puesta en escena de Cesare Zavatini y Vitorio De Sica, con la colaboración de Suso Cecchi D'Amico.Mario Chiari y Adolfo Franci.
Dirección de Fotografía: G.R.Aldo.
Música:Alessandro Cicognini.
Efectos especiales:Ned Mann.
Dirección artística, escenografía: Guido Fiorini.
Montaje: Eraldo Da Roma. Asistente de montaje: Marcella Benvenuti.

Diseño de Vestuario: Mario Chiari


Productores: L'Associazione Amici Di Vittorio De Sica. Aeroporti Di Milano-
Organización general; Umberto Scarpelli y Carmine Bologna.
Director de producción:Nino Misiano.
Compañías:Ente Nazionale Industrie CINEMATIC; Soc. Produzioni De Sica, en asociación con l'E.N.I.C,


Intérpretes:

Emma Gramatica
Francesco Golisano,
Paolo Stoppa,
Guglielmo Barnabó,
Brunella Bovo,
Anna Carena,
Alba Arnova,
Flora Cambi
Virgilio Riento
...


Premios:

  • 1951: Grand Prize of The Festival de Cannes, para Vittorio De Sica.
  • 1951:Premio a la mejor escenografía del Italian National Sindicate of Film Journalists para Guido Fiorini.
  • 1951:Premio a la mejor película europea del New York Critics Circle.
  • 1953 : Nominada a los premios BAFTA en las categorías  de mejor película y mejor actor.



Sinopsis:

Toto es un muchacho huérfano que vive, junto a muchos otros desharrapados, en un mísero barrio de chabolas en las afueras de Milán. Cuando en los terrenos donde viven se descubre petróleo, Toto, tan simple como bienintencionado, decide enfrentarse al poderoso señor Mobbi, dueño del suelo. Aunque contiene elementos fantásticos, conforma, junto a 'Ladrón de bicicletas' y 'Umberto D', la gran trilogía neorrealista de De Sica.


Crítica:

Hacia un reino donde los buenos días quieren decir realmente ¡buenos días! y un rayo de sol tiene un significado muy diferente al que muchos le atribuyen



La Caza de Brujas del senador McCarthy que denunció Arthur Miller, tuvo una consecuencia de gran trascendencia para el cine europeo a causa de la huida de cineastas y actores de primera línea que llegaban a Europa y favorecieron el nacimiento de movimientos importantes como el Free Cinema  británico, la Nouvelle Vague francesa o el neorrealismo italiano. 'Milagro en Milán' es una joya italiana, obra de Vittorio de Sica, que comentamos por primera vez en 2011, poco después de inaugurar este blog. Ahora, cuando los tiempos parecen asimilarse a los de aquellos que retrataron los cineastas de las década de los 50 del siglo XX, (este film fue estrenado en 1951), creo que ha llegado el momento de desempolvarlo y disfrutar de la sensibilidad del equipo que le dio forma. 

Vittorio de Sica realizó esta película en 1951, una cinta que ha sido considerada por la crítica cinematográfica de todos los tiempos como una de las obras memorables del neorrealismo italiano. Los protagonistas son un grupo de marginados, desempoderados y víctimas de la violencia estructural, que Galtung analizó en su 'triángulo de la violencia', a los que no sólo se les niega lo necesario para  mantenerse con dignidad, como un empleo para procurarse el sustento o una vivienda digna donde acogerse y realizar sus funciones más íntimas en la privacidad, sino que la cultura dominante los mira con indiferencia y acepta con naturalidad esta injusticia. Estos desfavorecidos de la fortuna malviven en un descampado, aprovechando todos los residuos de la sociedad urbana para cobijarse, hasta que llega un joven, Toto, cuya madre abandonó siendo un bebé en un campo de coles y fue acogido por una amable anciana, que murió cuando aún era un niño, tras salir del orfanato al llegar ala mayoría de edad. Dotado de cierto espíritu emprendedor monta un poblado de chabolas, rotula las calles e intenta enseñar a los niños las cuatro reglas fundamentales, que él había aprendido de su 'madre' adoptiva.

Pero parafraseando a Capra en Caballero sin espada, no hay ni un trocito de esta Tierra que no tenga propietario. La especulación inmobiliaria llega al poblado y con ella los buitres y los cuervos, ataviados con abrigos provistos de cuello de piel, que van a utilizar todos los aparatos de represión e ideológicos del estado para imponerse a estos miserables y desahuciarlos de sus humildes 'viviendas' . Lo acabarán haciendo, pero el pueblo italiano, siguiendo la tradición de sus ancestros, la secessio plebis (494 a.C.), que se produjo cuando los plebeyos romanos se retiraron al Mons Sacer, dejando a los patricios sin mano de obra buscarán un lugar en el que decir buenos días signifique ni más ni menos que eso: buenos días, sin tener que soportar la explotación de los poderosos. A lo largo del film diversas imágenes oníricas, realizadas con unos trucos muy primitivos, que apenas se pueden denominar efectos especiales,  nos muestran a la madre y dos ángeles que la siguen, porque viola las reglas del más allá, al venir a socorrer a su hijo, aunque en la secuencia final son algo más espectaculares, cuando todos los personajes huyen de la represión de la policía sobrevolando, montados en escobas, la catedral de Milán.

El protagonista es más entrañable que emblemático,  muy inocente y casi bobalicón, pero nada es tan sencillo como puede parecer a simple vista. La tragedia y la comedia se mezclan como en un film de Charlot, pues desde el momento en que se crea el poblado comienza un paradigma de la historia del hombre: racismo, picaresca, abuso del prójimo, e incluso gente que llega a la chabola con pretensiones y ¡criada!; los más taimados cobran a los incautos por engañarlos con falsas predicciones, se estafan entre ellos, e incluso la más déspota y dominante del grupo les hace pagar para ver la puesta de sol. La Arcadia feliz con la que termina el film, no existe, y de ello ha dado prueba la convivencia en el poblado; ésta es la naturaleza humana, y por esta razón muchos filósofos, entre ellos Marx, depositaron sus esperanzas en los que carecen de todo, porque son los únicos que pueden transformar el mundo.

Hay escenas de una plasticidad incomparable, que se introducen en la memoria del espectador con facilidad, como la de todos los mendigos agrupados para gozar del calor de un rayo de sol, o la del protagonista, todavía niño, acompañando en solitario el féretro de su protectora por toda la ciudad, mientras la circulación, los tranvías, las obras...continúan su rutina diaria. La vida sigue y el carromato negro con la muerta es como un elemento más del paisaje. Tras su estancia en el orfanato, nada parece haber hecho mella en el optimismo de Totó. Tragedia humana y salvación a la romana, con toques sobrenaturales, que dotan de gran ternura e ingenuidad el film. Es muy aconsejable, no sólo para los jóvenes, que pueden entender que las cosas no han sido siempre como ellos las han vivido, sino para muchos de nosotros, habitantes del primer mundo, que tampoco hemos pasado por esa vida miserable. La hazaña de salir corriendo y dejar solos a los especuladores y clientes, aunque parece utópica, se ha realizado en tiempos remotos, y esta acción aumentó extraordinariamente el poder de los más desfavorecidos en la República romana, sin contar a los esclavos, claro. La mezcla de realismo mágico y denuncia social, propia del neorrealismo,  hacen de esta película un film inolvidable.



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