La sombra del actor. Comentario.






Ficha técnica, sinopsis y crítica (Pinchad aquí).

Comentario:


Desde que la película comienza su andadura con un discurso formal ecléctico, entre moderno y clásico, uno no deja de evocar la trayectoria de su director, Barry Levinson, un cineasta que ha subido a los cielos, ha bajado a los infiernos y ha recorrido en el camino la más absoluta mediocridad; con The Humbling decide poner un broche de lujo a su carrera, haciendo un homenaje, una elegía a un leyenda viva, Al Pacino, incomparable en una de sus postreras interpretaciones, en las que la comedia y la tragedia disputan por ganar la partida. Los primerísimos primeros planos muestran los surcos que ha ido arando el tiempo en su rostro, la torpeza que sustituye a la gracilidad que el desgaste de la vida ha ido arrancando de sus movimientos, el deterioro de sus cabellos, ahuecados artificialmente, que magnifican la imagen de desolación y ponen de relieve el declive, el ocaso de una gran actor. Los temores que acompañan durante toda su vida al hombre ahora lo atormentan; una terrible pesadilla funciona como el telón que se levanta y muestra el escenario en el que se va a representar la tragedia, el  proscenio, -unas veces el escenario y otras la casa de Simon Axler : el viejo comediante se dirige a la escena desde su camerinos y encuentra todas las puertas cerradas; tras aporrearlas descubre horrorizado que el personal del teatro no lo reconoce, lo confunde con un mendigo y lo arroja a la calle. Ya despierto, comienza un soliloquio sobre la muerte de las dotes que acompañan al artista, ya sea actor o músico, una trágica pérdida que los dejan exangües, como muertos vivientes, desequilibrados mentales encarcelados en geriátricos o centros de reposo.




La duda sobre sus cualidades interpretativas, el retiro de la escena, empuja al viejo histrión a aceptar una relación 'humillante' con una joven lesbiana, hija de una pareja amiga,-la mujer compañera de profesión-,  que se ha sentido atraída por el actor desde niña, y que cree que ha llegado su momento para dar satisfacción a sus fantasías, aprovechando la debilidad del hombre para obtener la respuesta deseada. La tentación en forma de mujer que satisfaga sus instintos sexuales masculinos es la última oportunidad de este hombre de sentirse vivo. Algunos críticos confiesan que se han divertido en un film en el que "Levinson" somete a su personaje a una humillación manifestada desde diferentes aspectos, pero lo hace con un sentido de la tragedia en el que el director desnuda de severidad a la narración y la conduce al sbsurdo de la comicidad. Tragicomedia, podríamos decir, porque en The Humbling apuesta por reírse de las desgracias, por rebajar la tensión de lo trágico hacía su mínima condición para, paradójicamente, entregar un relato que en el fondo es una tragedía." (Israel Paredes Badía. El teatro de la vida. Dirigido por..., abril 2015).




El texto adaptado para la película por Buck Henry y Michael Cebede, 'La Humillación' de Phil Roth, forma parte de una tetralogía constituida por cuatro novelas cortas, "Elegía" (2006), "Indignación" (2008), "La humillación, (2009) y "Némesis" (2010). El texto ha sufrido un cambio significativo en la adaptación,  ha cambiado el punto de vista, que pasa de dar la versión de la historia por un narrador omnisciente a expresar la subjetividad de su protagonista, utilizando para ello los medios tecnológicos más actuales: el programa skype, instalado en su ordenador o su ipod, al tiempo que se han diluido las fronteras entre los  tres actos en que el autor dividió su tragedia. La fina y delgada línea que separa el genio de la locura, la realidad de la ficción, lo soñado  de lo vivido, rebajan la intensidad de una tragedia, ya que el curso de los acontecimientos, tal como están presentados, no permite al espectador disociar estos contrarios con claridad. Sólo al final,  Simon entiende de forma irrebatible que no va a poder seguir definiéndose por lo que hace, como actor y como hombre, sino por lo que ahora es, un hombre viejo que ha perdido todo aquello por lo que se esforzó a lo largo de su vida  y que ya no puede satisfacer sus deseos más primarios. Es sólo entonces cuando  está preparado para representar su papel definitivo, el más brillante de su carrera, el que pondrá a sus espectadores en la tesitura decisiva en la que ya no es posible seguir engañándose a uno mismo.

Levinson abandona su forma ortodoxa de hacer, aunque huye de todo histrionismo visual, y opta por le uso de una cámara nerviosa, por planos aberrantes, con frecuencia primeras y primerísimas tomas para captar muy de cerca la degradación del viejo actor, combinadas con algunas otras en las que se puede seguir su torpe caminar por la ciudad, en los escasos exteriores de que  consta el film, logrando captar con sus cámaras las alucinaciones y lapsus de un hombre que se aferra a su última pasión amorosa y necesita trabajar para costear los gastos de su joven amante. Su última y gran interpretación será la del Rey Lear



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