Demonlover. Olivier Assayes



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Ficha técnica:

Título original: Demonlover.
País: Francia.
Año: 2002.
Duración: 129 minutos.

Dirección: Olivier Assayas.
Guión: Olivier Assayas.
Casting. Francia: Antoinette Boulat; Estados Unidos: Kerry Barden.
Director de Fotografía: Denis Lenoir, a.f.c., a.s.c.
Música: Jim O'Rourke & Sonic Youth.
Sonido: Philippe Richard, Olivier Goinard, Dominique Gaborieau.
Decorados: Francois-Renaud Labarthe.
Puesta en escena. Asistente: Marie-Jeanne Pascal.
Montaje: Luc Barnier.

Diseño de Vestuario: Anais Romand.
Maquillaje: Thi Thanh Tu Nguyen.
Peluquería: Franck-Pascai Alquinet.

Productores: Edouard Weil y Xavier Giannoli.
Productor delegado: Edouard Weil.
Productores asociados: Jean Coulon-Claude Davy.
Productora ejecutiva: Sylvie Barthet.
Productores asociados: Citizen Films, Andrés Martín y Florensic Films, con el apoyo del grupo Datacine.asociado con Cofimage 13 y Cimages 5.
Compañías: Groupe M6, Elizabeth Films, TPS Cinema; co-producción: M6 Films, con el apoyo de La Procirep.

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Intérpretes:

Connie Nielsen: Diane,
Charles Berling: Hervé,
Chloe Sevigny: Elise,
Gina Gershon: Elaine,
Jean-Baptiste Malartre: Volf,
Dominique Reymond: Karen,

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Sinopsis:

Diane de Monx, una joven ejecutiva, que trabaja para el Volf Group, una multinacional que está a punto de comprar una firma japonesa (Tokyo Anime), que está revolucionando el mercado con sus dibujos animados porno en 3-D, es contratada como espía industrial para conseguir que la lucha entre dos empresas por un sitio web caiga del lado de la compañía para la que ella trabaja. La otra compañía está involucrada en varias websites ilegales dedicadas a la pornografía y la ultraviolencia, por lo que la joven se verá sumergida en una trama de amenazas e intereses enrevesados.

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Premios: 

2002: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película)
2002: Festival de Cine Fantástico de Sitges: Mejor banda sonora.


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Comentario.

Hijo de un guionista y director de cine, Jacques Remy, el parisino Olivier Assayas, comenzó en la industria del cine como ayudante de su padre en una serie de programas para televisión. Colaboró, como crítico con la revista Cahiers du cinéma, algo que al parecer creen algunos que deja impronta y convierte a los realizadores en autores. Tras realizar una serie de cortometrajes debutó en la gran pantalla con 'El lugar del crimen', película protagonizada por Catherine Deneuve, (1986). Su primer reconocimiento le llegó en Cannes con Agua fría (1994), que se proyectó en la sección Un Certain Regard. Dirigió y co-escribió la aclamada miniserie para la televisión francesa, Carlos (2010), basada en la vida del terrorista Ilich Ramirez Sánchez. Demonlover (2002) es estéticamente una de sus películas más norteamericana, muy contenida en la forma, con un modo de representación muy convencional  en su primera parte y una edición relativamente rápida, que no duda en fragmentar radicalmente los cuerpos de los personajes, dando prioridad a la política de autor de montaje, como sujeto de la enunciación, sobre la riqueza del encuadre, muy limitado informativa y significativamente. Un aspecto que se consolida con la abundancia de primeros y medios planos y el tradicional plano/contraplano mediante el corte directo.

Olivier Assayas se introduce pues en el terreno, muy americano, del cine de acción, ma non tropo, y las escenas de violencia, el cuerpo a cuerpo, queda reducido al  combate entre mujeres, que desempeñan un papel fundamental en el enfrentamiento entre compañías por obtener el monopolio de cierto material pornográfico relacionado con la animación y el manga, tras el que se oculta incluso la snuff movie orientada al género de torture porno. El carácter de estas producciones se explicita en la pantalla con la mezcla de texturas que incluyen el film de animación en transición al 3D y la captura de movimiento; el uso del color tiene, en ciertas ocasiones, una función semántica de despiste con el objetivo de devaluar las imágenes más crudas que se producen en un primerísimo primer plano. Del mismo modo que, en otros tiempos, los desnudos injustificados se escudaban en exigencias del guión, ahora las cámaras de Assayas se tornan aberrantes, se incrementan los barridos y se acelera la edición con el objetivo de captar el alto grado de evolución tecnológica de los países asiáticos, y el objetivo acecha a los personajes de los que, en ocasiones nos muestran tan solo fragmentos en estancias que intuimos minimalistas, sugiriendo ciertas acciones reconocibles con muy pocos datos.

Disiento de quien afirma que el film descansa en un buen guión y un diseño perfecto de los personajes. Resulta difícil, incluso en una segundo visionado, decodificar el papel que desempeñan las diferentes mujeres que protagonizan la trama, especialmente Chloe Sevigny, (¿Una femme fatale actualizada que engaña a su propia familia?), dejando que sea el público quien extraiga sus conclusiones, un ejercicio que se vuelve cada vez más difícil a medida que se va enredando la historia con una serie de atentados que no se entienden muy bien, por muy retorcido que imaginemos el negocio de la pornografía en forma de cómic, que llega a los hogares y atrapa a los más jóvenes que utilizan la visa de sus padres y que son incapaces de entender la mirada suplicante de alguna de estas mujeres en la pantalla.

Olivier Assayas es un realizador mimado por la prensa, probablemente por sus orígenes personales y profesionales y su trabajo en Cahiers, que ha hecho escribir más de una tontería a críticos como Javier Ocaña, del diario 'El País' que afirmó que :""Lo mejor del filme es el retrato de un mundo donde parece que no hay nada más que el trabajo, pero se ahoga por una parte final más digna de una barata intriga de espionaje que de un filme de autor." Francisco Marinero, del diario 'El Mundo' habla de diseño pretencioso y empacho publicitario que no se sabe bien qué vende. Y esto es lo que en realidad sucede, ya que si bien queda clara la lucha por el control de un producto asiático muy atractivo para los consumidores de animación porno, no queda claro por qué se sitúa en ciertos lugares a mujeres atractivas, fechitizadas  con tacones de aguja que las objetiva como juguetes sexuales y que serán las principales víctimas y verdugos de esta trama comercial, en la que no faltan asesinos a sueldo, que juegan un papel muy secundario como esbirros de los magnates y que tienen la apariencia de hombres humildes procedentes de países del tercer mundo.




 

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