En la flor de la vida. Nick Quinn.
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Ficha técnica:
Título original: La fleur de l'age.
País: Francia.
Año: 2012.
Duración: 79 minutos.
Dirección: Nick Quinn.
Guión: Andreia Barbosa, con la colaboración de Santiago Amigorena.
Casting: Maya Serrula, a.r.d.a.
Dirección de Fotografía: David Quesemand.
Música: Éric Neveux, We Were Evergreen.
Montaje: Scott Stevensson y Stephan Couturier.
Decorados: Nicolas de Boiscuillé. a.d.c.
Regidor general: Bertrand Girard.
Directora de Post-producción: Diane Thin.
Diseño de Vestuario: Anu Gould, Anaïs Romand.
Jefe de maquillaje: Isabelle Kindinis Abriol.
Jefe de peluquería:Margo Blache.
Productor: Laurent Lavolé,
Productores asociados: Stéphane Célérier, Val´çerie García, Véronique Cuilhé.
Director de producción: Pascal Bonnet.
Compañías. Productoras: Gloria Films Production en coproducción con Mars Films, Les Productions du Trésor, Hérodiade Films, Canal +, Cine +, asociados con Soficinéma 8 y Palatine Etoile 9.
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Intérpretes:
Pierre Arditi: Gaspar Dassonville,
Jean-Pierre Marielle: Hubert Dassonville,
Julie Ferrier: Zana Kolnik,
Audrey Fleurot: Marion Capellano,.
Artus de Penguern: Joseph Tellier.
Rasha Bukvic: Stephan Kolnik,
Pierre Vernier: Maurice Renouard,
Tibahult Vinçon: Fabrice Poulain,
Elizabeth Vitali: Doctora Moser.
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Sinopsis:
Gaspar, un veterano productor de 63 años aficionado a coleccionar novias treintañeras, ve cómo le cambia la vida cuando su padre se va a vivir con él.
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Críticas:
El film ha recibido muy buenas críticas de la prensa especializada, entre las que elegimos las más orientadoras para el espectador. Estos días podéis ver esta feel good movie un tanto particular en el video club de ONO-Wodafone.
A pesar de valorar muy positivamente este film Jordi Costa: "Primer largometraje de ficción de Nick Quinn, director comprometido hasta el momento con el documental, luce todos los signos externos de esa comedia francesa, inocua y "buenista", que tan a menudo suele colarse en los circuitos de versión original subtitulada como rentable sucedáneo del cine de autor: ese mainstream subtitulado tras el que con frecuencia se parapetan mensajes mucho más mansos, conservadores y previsibles que en el territorio blockbuster. La película de Quinn no contiene hallazgos de lenguaje, ni parece aspirar a ningún tipo de inmortalidad, pero sería injusto no subrayar su poder para brillar y destacarse por encima del grueso del modelo de producto en el que se inscribe sin la ambición de romper sus costuras. (Y entonces llegó ella. Diario 'El País', 3 de enero de 2014).
Lluís Bonet mantiene el mismo tono de complacencia con el film, destacando el trabajo de los dos actores principales: "Primer largometraje de Nick Quinn, autor de cortos y documentales, su mejor baza es el fantástico duelo actoral entre Pierre Arditi (El húsar en el tejado, On connaît la chanson, Smoking/No smoking) y Jean-Pierre Marielle (El perfume de Ivonne, El código Da Vinci), dos monstruos del cine francés. Ambos reflejan la difícil relación paternofilial, agravada por el paso del tiempo." ('En la flor de la vida': ironías crepusculares. Diario 'La Vanguardia')
El film ha recibido muy buenas críticas de la prensa especializada, entre las que elegimos las más orientadoras para el espectador. Estos días podéis ver esta feel good movie un tanto particular en el video club de ONO-Wodafone.
A pesar de valorar muy positivamente este film Jordi Costa: "Primer largometraje de ficción de Nick Quinn, director comprometido hasta el momento con el documental, luce todos los signos externos de esa comedia francesa, inocua y "buenista", que tan a menudo suele colarse en los circuitos de versión original subtitulada como rentable sucedáneo del cine de autor: ese mainstream subtitulado tras el que con frecuencia se parapetan mensajes mucho más mansos, conservadores y previsibles que en el territorio blockbuster. La película de Quinn no contiene hallazgos de lenguaje, ni parece aspirar a ningún tipo de inmortalidad, pero sería injusto no subrayar su poder para brillar y destacarse por encima del grueso del modelo de producto en el que se inscribe sin la ambición de romper sus costuras. (Y entonces llegó ella. Diario 'El País', 3 de enero de 2014).
Lluís Bonet mantiene el mismo tono de complacencia con el film, destacando el trabajo de los dos actores principales: "Primer largometraje de Nick Quinn, autor de cortos y documentales, su mejor baza es el fantástico duelo actoral entre Pierre Arditi (El húsar en el tejado, On connaît la chanson, Smoking/No smoking) y Jean-Pierre Marielle (El perfume de Ivonne, El código Da Vinci), dos monstruos del cine francés. Ambos reflejan la difícil relación paternofilial, agravada por el paso del tiempo." ('En la flor de la vida': ironías crepusculares. Diario 'La Vanguardia')
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Comentario:
La opera prima de Nick Quinn, a pesar de sus pretensiones, tanto en la forma como en el discurso, de realizar un producto de 'cinema verité', con algún toque de 'realismo mágico' a la francesa, (cuidadora fascinante que se presenta haciendo pompas de jabón y mantiene relaciones amorosas con tres hombres a la vez, haciéndoles creer que los melones tienen magia), no sólo no tiene nada que ver con lo que se suele etiquetar como producto mainstream, sino que ni tan siquiera reúne los mínimos requisitos para convertir la ficción en una historia verosímil; resulta muy difícil encontrar un actor activo que pueda hacer de padre del sexagenario Pierre Arditi (actor fetiche de Alain Resnais); Jean-Pierre Marielle es tan sólo 12 años mayor que su supuesto hijo, Pierre Arditi y casi se conserva mejor que él; la joven cuidadora, procedente de un país del este, que vende magia y está casada con un joven de su edad, hace un papel difícil de asimilar, por mucha voluntad que se ponga por parte del espectador, en el trío amoroso que establece con estos ancianos, que se interrumpe cuando el marido de la cuidadora tiene que escapar por vender zapatillas de marca falsas, llevando detrás de sí a toda su familia.
El único mérito que tiene el film es el de presentar una historia increíble, pero sin falsear: los dos hombres son mayores y no pretenden ser el Richard Gere francés; sin embargo se quiere hacer tragar al público que pueden conquistar a jóvenes, no por su posición económica, sino por su atractivo personal, del que carecen ambos. La historia no cuela, ni satisface a los jubilados que acuden al cine a ver cosas bonitas, lujo, buenas comidas y mejores hoteles y no viejos-verdes que refocilan con mujeres mucho más jóvenes que ellos y que llevan magia a su hogares. Magia sin magia, mal asunto.Y la relación paterno-filial agravada por el paso del tiempo, no sólo no constituye el eje central de la película, sino que se trata de forma muy transversal.
La opera prima de Nick Quinn, a pesar de sus pretensiones, tanto en la forma como en el discurso, de realizar un producto de 'cinema verité', con algún toque de 'realismo mágico' a la francesa, (cuidadora fascinante que se presenta haciendo pompas de jabón y mantiene relaciones amorosas con tres hombres a la vez, haciéndoles creer que los melones tienen magia), no sólo no tiene nada que ver con lo que se suele etiquetar como producto mainstream, sino que ni tan siquiera reúne los mínimos requisitos para convertir la ficción en una historia verosímil; resulta muy difícil encontrar un actor activo que pueda hacer de padre del sexagenario Pierre Arditi (actor fetiche de Alain Resnais); Jean-Pierre Marielle es tan sólo 12 años mayor que su supuesto hijo, Pierre Arditi y casi se conserva mejor que él; la joven cuidadora, procedente de un país del este, que vende magia y está casada con un joven de su edad, hace un papel difícil de asimilar, por mucha voluntad que se ponga por parte del espectador, en el trío amoroso que establece con estos ancianos, que se interrumpe cuando el marido de la cuidadora tiene que escapar por vender zapatillas de marca falsas, llevando detrás de sí a toda su familia.
El único mérito que tiene el film es el de presentar una historia increíble, pero sin falsear: los dos hombres son mayores y no pretenden ser el Richard Gere francés; sin embargo se quiere hacer tragar al público que pueden conquistar a jóvenes, no por su posición económica, sino por su atractivo personal, del que carecen ambos. La historia no cuela, ni satisface a los jubilados que acuden al cine a ver cosas bonitas, lujo, buenas comidas y mejores hoteles y no viejos-verdes que refocilan con mujeres mucho más jóvenes que ellos y que llevan magia a su hogares. Magia sin magia, mal asunto.Y la relación paterno-filial agravada por el paso del tiempo, no sólo no constituye el eje central de la película, sino que se trata de forma muy transversal.
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