Algo sobre las máquinas.
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Ficha técnica:
Título original: A Thing About Machines.
País: Estados Unidos.
Año: 1960.
Director: Orrick McDearmon.
Guión: Rod Serling.
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Intérpretes:
Richard Haydn: Bartlett Finchley,
Barbara Stuart: Señorita Rogers,
Barney Phillips: reparador de televisores,
Henry Beckman: policía,
Margarita Cordova: chica en la televisión.
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Sinopsis:
Bertlett Finchley es un prestigioso crítico culinario que se caracteriza por profesar un irracional odio a todos los objetos mecánicos que pueblan su hogar. No obstante, éstos se tomarán pronto la revancha contra los continuos maltratos de Finchley.
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Comentario:
Orrick y Serling narran con particular gracia y encanto la incomprensión hacia el desarrollo científico-tecnológico, la inadaptación de ciertos individuos al progreso, bien por haber llegado al mundo demasiado pronto o demasiado tarde. Bartlett Finchley la emprende con sus aparatos mecánicos de todo tipo en una época en la que nadie imaginaba y seguimos sin ni siquiera comprender a dónde nos va a llevar la nueva era tecnológica. Su odio se dirige contra un simple teléfono, una antigua máquina de escribir, un reloj que marca las horas o una maquinilla de afeitar. Además es un hombre de mal carácter, un misántropo que no es agradable ni cuando desea quedar bien o intenta impedir que su secretaria lo abandone definitivamente.
Hay quien piensa que el film ha envejecido por estas razones, y si atendemos a los elementos mecánicos que rodean al protagonista podría sacarse esa conclusión, sin embargo la actitud de incomprensión ante lo nuevo sigue siendo casi la misma y se observa en amplios sectores de población y no precisamente ignorantes. Para Lluís Vilanova "tal y como están expuestas (las reacciones de Finchley) parecen más consecuencia de una actitud neciamente caprichosa que no el resultado de una auténtica reflexión o de una postura personal madurada. Pueden tener la seguridad de que Bartlett Finchley hoy en día no escribiría en ninguna revista sin el soporte de un PC de última generación y tampoco dejaría hecho trizas su televisor, sino más bien no le haría ascos a una aparición como invitado especial en algún programa de variedades de sobremesa."
Tiene razón Vilanova, siempre que se trate de un hombre o mujer que, como el protagonista del capítulo, viva de escribir en un medio cualquiera, pero no rige el argumento para cientos de personas que no viven de ello y que, con suerte, incluso ni trabajan. Me refiero, claro está, no a parados sino a ociosos rentistas y otras gentes que no tienen la necesidad de salir de casa cada día para desempeñar una penosa tarea.
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