Crítica de Juan Roures de Marte (The Martian) para Cinelodeon.com.










Crítica de Juan Roures para Cinelodeon.




En un mundo cada vez más globalizado, la fascinación por el espacio es cada vez mayor. Los medios de comunicación han deshecho el aura antaño mística de muchos rincones de la Tierra, con lo que las películas ambientadas en sabanas, junglas y océanos ya no sorprenden como antes. Por eso, los cineastas ávidos de impacto han dirigido la vista al más allá. El mexicano Alfonso Cuarón dio el pistoletazo de salida con la impresionante Gravity (2013) y se llevó siete premios Óscar como recompensa (incluyendo dos para su propio bolsillo: dirección y montaje); al año siguiente, Christopher Nolan hizo lo propio con Interstellar (2014) y, aunque no todos alabaron su pretencioso tratamiento, volvió a conquistar la taquilla. Y, ahora, es el turno de uno de los realizadores más épicos de la historia del cine: Ridley Scott, quien ha lanzado su espectacular Marte (2015) en las mismas fechas que sus predecesoras. A partir del best-seller de Andy Weir, Drew Goddard —productor/guionista de la serie Perdidos y director/guionista de la reveladora La cabaña en el bosque (2012)— ha ofrecido al realizador británico un libreto perfecto para alcanzar una cima que se le resiste desde el inicio del siglo XXI. Así es como Scott ha vuelto a conquistar Hollywood.


Marte es una de esas películas mágicas que permiten al espectador vivir una experiencia que, con gran seguridad, nunca tendrá de otro modo. La impresionante historia ficticia del astronauta Mark Watney abandonado por error en el planeta rojo atrapa al espectador desde el comienzo gracias a su fascinante realismo y su poderosa puesta en escena. Y, durante sus más de dos horas de duración, nos introduce en la mente de su protagonista, con quien nos identificamos con sorprendente rapidez pese a la escasa profundización psicológica que se hace del mismo. Esto último constituye la principal lastra de un film que presenta innumerables personajes y no tiene tiempo de desarrollar la personalidad de ninguno, echándose de menos más escenas que expliquen cómo afronta el protagonista la eterna soledad a la que se enfrenta (¿a qué dedica todas esas horas durante las que no lucha por la supervivencia?). Empero, esa sería otra película, y esta prefiere dedicar el tiempo a mostrar con sorprendente verosimilitud científica las acciones del protagonista en Marte, así como las de todos aquellos preocupados por su regreso. Aunque sólo los expertos en el tema podrán apreciar sus complejos giros de guion, no hace falta tener base científica alguna para disfrutarlos.


Tan divertida como emocionante, Marte no sería nada sin su fascinante diseño de producción (impulsado, claro está, por unos enérgicos efectos visuales y sonoros cuya presencia en los Oscars es clara), pero el principal impulsor de su éxito no es otro que el carismático Matt Damon, quien ofrece una de las mejores interpretaciones de su carrera pese a la relativa linealidad de su personaje. El resto del reparto, que incluye a Kate Mara, Chiwetel Ejiofor, Kristen Wiig y Jeff Daniels, no se queda atrás, mereciendo una mención especial una pletórica Jessica Chastain que se come la pantalla con cada aparición. Curiosamente, tanto ella como Damon cuentan con unos papeles muy similares a los encarnados en Interstellar, pero ambos ofrecen interpretaciones mucho más matizadas, ayudados por un realizador que sabe que el cine de acción cala mucho más hondo cuando los actores y actrices se funden con sus papeles. No por casualidad, Alien (1979), Blade Runner (1982), Thelma & Louise (1991) y Gladiator (2000), las cuatro indiscutibles obras maestras del realizador, comparten el poderío de las interpretaciones principales. Con la espectacular Marte, Ridley Scott por fin ha sumado un quinto título a su lista de imperdibles. 




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